La princesa de dragones

La rosa Azul

Ya habían pasado varios días desde el incidente con el Rey, procuraba no salir de la habitacion tanto como me fuera posible, puesto que cada vez que salia las miradas se clavaban en mi persona como si fueran cuchillos llenos de veneno, no había hablado con Jon durante estos días, mis únicos compañeros eran mis hermanos, sin embargo durante esa mañana se habían ido solos al pueblo, a comprar lo necesario para nuestro retorno a Altojardin,  en mi habitación moría de aburrimiento, y sobretodo de hambre, no quería salir pero me era necesario hacerlo. Salí de la habitación con dirección a la cocina, en la cual pude ser atendida de la manera apropiada, al termino de los alimentos decidí dar un recorrido por el bosque de los Dioses, era un lugar tranquilo según había escuchado, por lo cual seria relajante poder caminar sin escuchar los murmullos, poder estar tranquila por unos momentos. Caminaba tranquilamente por el bosque, hasta que una voz interrumpio mi caminata.

-Lady Dracarys-. Dijo en voz alta el rey, tras verme.

-Su majestad-. Dije girándome, haciendo una reverencia a la distancia.

-Lamento la terrible situación por la que la hice pasar, me fue informado aquella noche su desmayo después de mi recibimiento, y solamente me puedo imaginar el terrible escándalo por el que la hice pasar tras mi comportamiento durante el banquete-. Menciono apenado, me acerque a el.

-No tiene porque disculparse su majestad, fue un honor compartir mesa con usted, y comprendo los efectos que puede llegar a tener el alcohol en un hombre-.

-No es el comportamiento apropiado para un gran hombre, el hombre que tu mereces-. Dijo el mirando el piso.

-Su majestad...-. 

-Permitame terminar, escucha... antes de ser el rey, era un hombre diferente, era fuerte, musculoso, valeroso, un gran guerrero capaz de hacer temblar ejércitos completos ante el, pero no era eso, no era el matar lo que me motivo a través de la rebelión en contra de los Targaryen, era ella, era el deseo de volver a verla con vida, de compartir mi vida con ella, ni siquiera los siete reinos pudieron llenar el vació que ella dejo en mi vida, ni siquiera todo el vino, todo el alcohol, todo el poder, nada pudo hacerlo, deje de vivir desde que ella se fue, y volví a vivir desde el momento en el que te vi, fue hace un día apenas, y me siento un hombre nuevo, un hombre completamente nuevo, te veo y veo la oportunidad de una nueva vida, con una buena mujer-.

-Su majestad no estoy entendiendo el punto de esto-.

-Lady Dracarys de la Casa Tyrell, quiero que te conviertas en mi amante en titulo-. Dijo el, la indignacion lleno mi rostro, no podía creer las palabras que estaba escuchando.

-Su majestad, no entiendo por cual clase de mujer me toma, considero esto una indignación-.

-¿Por que lo seria? Seras adorada como una reina por mi, tendrás todo lo que desees cuando lo desees, nunca mas volveré a compartir el lecho con otra mujer, solamente quiero estar contigo, quiero que seas mi mujer en cuerpo y alma-.

-Su majestad, yo no soy ese tipo de mujer y eh jurado compartir el lecho solamente con aquel hombre que goce el honor de llamar mi esposo-.

-Dracarys, escúchame, no es lo que estas entendiendo-. Dijo el tratando de calmarme.

-Lo eh entendido perfectamente, ahora me disculpo su majestad pero tengo mejores asuntos que atender que no implican tal grado de insulto-. Dije haciendo una reverencia, para después ponerme de pie y retirarme rápidamente del lugar.

Aunque fuera el rey no tenia el derecho de tratarme de tal manera, ¿su amante? acaso pensaba que era una zorra, era increíble.

 Sin embargo a mi entrada contemple el hecho mas horrible, la figura pequeña cayo desde las alturas de una torre, la caída rápidamente fue acompañada del estruendo cuando el cuerpo toco el piso, me acerque corriendo, tomando la cabeza de aquel niño, cuyo nombre era  Bran Stark, el penúltimo hijo de Ned, su cabeza sangraba, el estaba inconsciente, comencé a gritar en busca de ayuda, a lo cual los sirvientes no se hicieron esperar, junto a los miembros de la corte y de la familia Stark, Lady Catelyn corrió junto a mi haciéndome a un lado para poder ella sostener el cuerpo de su hijo entre sus brazos,  Jon me ayudó a levantarme, algunas lagrimas rodaban por su rostro, sabia que el era muy unido a su hermano, por lo cual no podía siquiera imaginar el dolor por el cual estaba pasando, aunque ya una vez había sentido tal... cuando mi hermano Willas fue aplastado por aquel caballo en la justa contra Oberyn, sentí aquel temor de perder a aquella persona que me vio crecer, aquella persona que formaba una parte importante de mi, abrace a Jon fuertemente, mientras se llevaban el cuerpo de Bran hacia su habitación para ser atendido por el maestre. Todos los miembros de la familia Stark lo acompañaron, incluyendo a Jon, el cual soltó de mi abrazo para seguirlos.

Mis hermanos se acercaron a mi, para abrazarme después de aquel evento tan impactante por si solo.

 Sin embargo no eran los únicos en aquel patio, Robert también los acompañaba, desde la distancia, el había presenciado toda la escena, después de haber seguido a Dracarys para suplicar su perdón, la ira lo llenaba en aquel momento, tras haber visto a la mujer que el deseaba para si mismo abrazando al bastardo de su mejor amigo, Robert tenia en claro que Dracarys no era Lyanna, pero poco le importaba, aun así aquel sentimiento que nació y murió con Lyanna había renacido tan pronto había posado sus ojos en la mas pequeña de los Tyrell, si bien Lord Stark habia compartido sus deseos de unirla a su heredero, Robert ya tenia decidido el destino de la joven y este no seria obstaculizado por ningún bastardo, el rey ya tenia decidido, el seria capaz de destruir los siete reinos por tenerla, la convertiría en su reina.