The ashes.

1.3K 125 6
                                    

Aviso: Capitulo editado, espero les guste 💗
A la mañana siguiente avance con un pequeño ejército y Rhaegal para intersectar al ejército Lannister y recuperar a mi familia.
No tardamos mucho en encontrarlos, los observé a la distancia, al escuchar el avance de los jinetes Dothraki los hombres de los Lannister se agruparon en formación para impedir nuestro paso, sin embargo no contaban conmigo, avance a lomos de Rhaegal y estando frente a ellos rompí aquella formación aparentemente fuerte convirtiendo aquellos hombres en ceniza, los Dothraki hicieron el resto, matando a cuánto hombre en traje de hierro se les cruzará, la lluvia de flechas comenzó, todas dirigidas a Rhaegal, a lomos de mi dragón todos se veían tan pequeños, pequeños seres insignificantes comparados con mi poder, pequeños peones en una batalla que no era la suya muriendo por alguien que no moriría por ellos.

Repentinamente sentí un dolor en mi brazo, al tocarlo un líquido espeso o rojo salió de él, me di cuenta que lo mismo pasaba con Rhaegal, aquel lazo que habíamos establecido había Sido más fuerte de lo que yo misma había llegado a pensar.
El ver a mi dragón herido me hizo estallar en una furia impresionante.
Desde lo lejos pude distinguir a el hombre que se había atrevido a hacernos esto, Rhaegal voló hacía el evadiendo cada una de las flechas hasta estar frente a él.
Lo miré, el me miró, sus ojos se abrieron y pude distinguir el miedo en su mirada.
-Dracarys-. Dije firme, ni siquiera me detuve a ver si aquel hombre había muerto o no, mi dragón necesitaba descansar, necesitaba sacarle aquella flecha de su ala.
Decendimos lentamente, el extendió su ala sana para dejarme bajar y seguidamente le quite la flecha, el grito de dolor, al mismo tiempo que yo, pero al menos nuestras heridas dejaron de sangrar. Inmediatamente los Dothraki me rodearon.
-Princesa, los hombres en traje de hierro han sido derrotados,¿Cuáles son sus órdenes?-.
-Busquen a mi hermano y a mis hijos, no serán muy difíciles de distinguir, ellos tienen que estar aquí-.
-Mama-. Escuché una vocesita llamándome.
Me abrí paso entre los Dothraki para encontrarme a mis hijos y a Willas pero en la compañía menos afortunada... Jaime Lannister, Jaime Lannister el hermano de la mujer que me había arruinado la vida y quitado todo lo que yo quería estaba ahora frente a mí, pareciera que yo tenía todo para ganar pero no, el tenía mi vida en sus manos, el tenía a mis hijos, a mi hermano... No podría soportar perderlos, no podía.
Jaime tenía a Willas con él, este último entre sus brazos  sostenía mi pequeña Daenys, Lannister lo tenía amenazado con la espada en su espalda, mientras otro hombre a su lado tenía a Allysane y a Arthur tomados de la mano.
-Jaime Lannister-. Dije mirándolo.
-Dracarys Tyrell... O debería de decir Targaryen-.
-Dame a mi familia y te dejaré partir con vida-.
-¿Por qué lo haría? Yo no tengo nada que perder, puedo acabar con ellos en un abrir y cerrar de ojos. Tú por el contrario lo tienes todo que perder, si le ordenas a tú bestia  matarnos matarías a tus propios hijos y hermano-.
-Se que no lo harías, se que no matarías a unos inocentes-.
-Tu no me conoces, tú no sabes absolutamente nada de mí-.
-Por el contrario Jaime... Yo lo sé todo-.

Avance hasta el tocando su pecho con la palma de mi mano.
-Se lo que pasó en la torre en Invernalia, se cuanto te dolió la tradición de Tyrion, la muerte de Joffrey, Myrcella, Tommen... Se cuanto amas a Cersei, se tus dudas, de tus deseos, de tus verdaderos deseos, sé que en el fondo de tu corazón sigues siendo aquel joven cuyo más ferviente deseo era defender a la reina del rey ¿Cierto? ¿Lo recuerdas? Recuerdas tú rabia el escuchar sus gritos de dolor cuando el la tomaba, pensaste en eso cuando clavaste aquella espada en su espalda. Pensaste en eso al escucharme gritar aquel día en el que tú padre me tomó, ese día te diste cuenta de que él era un mounstro, tal como Aerys y aunque no lo quieras admitir, todo cambio para tí ese día, sigues siendo aquel hombre bueno, la tentación de Cersei es aquella que te corrompe. No quieres matar a mis hijos, después de todo ellos son tus hermanos, son tan Lannister como tú, tú amor por Cersei ha opacado tú alma, corrompido tú ser. Pero un Lannister es un Lannister, yo sé todo acerca de tí Jaime, no hay nada que puedas ocultar de mí-. El rostro de Jaime había cambiado, me miraba confundido, asustado.
-¿Que eres?-.
-Soy muchas cosas... Menos lo que Cersei te ha hecho creer, yo no escogí este camino al igual que tú no lo escogiste Jaime, pero a tu diferencia yo decidí dejar de ser un peón de los juegos de los demás... Esta es tu oportunidad para dejar de ser el peón de Cersei, sabes que si le llevas a mis hijos ella los matará sin tener piedad, para ella no es un problema, ya lo a hecho antes... ¿Lo recuerdas? Los bastardos de Robert, mi hijo Jon mientras estaba en mi vientre, incluso su primogénito... Pero tú Jaime, tú viste nacer a mis hijos, tú puedes ser más que esto, tú puedes ser más que la marioneta de Cersei-.
Jaime me miro sin decir nada por unos momentos, estaba confundido, aturdido
-Bronn... Liberalos ahora -.
-Pero...-.
-Ahora dije-.
El hombre los soltó y ellos corrieron hacia mi temblando, Willas camino rápidamente hacia mi abrazándome con cuidado de no aplastar a Danerys y diciéndome al oído
-Sabia que no nos abandonarías-.
-La familia nunca se abandona-. le respondí con una sonrisa y lo abraze más fuerte.
Mis hijos me abrazaban por las piernas fuertemente, aún asustados.
-Y... Dracarys-. Dijo Jaime antes de que me fuera de allí con mi ejército.
-¿Sí?-.
-Si te vuelvo a ver... Tendré que matarte-.
-Cuento con ello Jaime Lannister, después de todo un Lannister siempre paga sus deudas, ¿No?-.

Dicho esto subí a lomos de mi dragón, preferí que mis hijos se fueran a caballo por miedo a que se cayeran, ellos aún no tenían la edad para ser jinetes de dragón.

Volé hasta Rocadragón junto a mis hombres, sin embargo me sorprendí a no ver ni a Drogon ni a Viserion sobrevolando el castillo.
Al bajar de él lomo de  Rhaegal fui recibida por Missandei.
-Su alteza-. Me dijo ella haciendo una pequeña reverencia.
-Missandei, ¿Podrías escoltar a mi familia a sus habitaciones porfavor?-.
-Por supuesto alteza, es bueno que halla regresado con bien-.
-Missandei antes de que te vayas... ¿Donde esta Dany?-.
-Recibimos un cuervo Princesa, de más allá del muro, la reina acudió al rescate del rey en el norte y sus acompañantes-.
-¿Un cuervo... Más allá del muro... Jon?-.
-Se que es confuso Princesa, pero se que la reina le explicará todo cuando regrese-.
-Tengo que ir a buscarla-.
-No mami, no te vayas por favor, no nos dejes-. Pidieron mis hijos tomándome de mi vestido.
-Yo. . . No sé preocupen pequeños, mamá no se irá, es una promesa, ahora sigan a Missandei, ella cuidará de ustedes mientras arreglo algunos asuntos-.
-Dracarys tenemos que hablar-. Dijo Willas.
-Ahora no Willas, tengo asuntos pendientes-.
-Perdimos a nuestra abuela Drarys... Perdimos a nuestro padre, a nuestros hermanos, no sé dónde está mi madre y no tengo noticias de Garlan, hemos perdido a la mayor parte de nuestra familia, hemos perdido nuestro hogar y no tienes tiempo para hablar de ello... Ni siquiera parece dolerte, ¿En que te haz convertido?-.
-Sigo siendo la misma Willas... Solamente que entendí que una guerra no se gana con lágrimas, créeme que eh sufrido tanto como tú, ellos también eran mi familia, cada vez que cierro los ojos veo a Margaery pidiendo que me quedé con ella, la partida de todos ellos ha dejado un hueco en mi corazón que nunca será llenado, pero no me puedo quedar aquí llorando por todo lo que eh perdido, si me eh convertido en otra persona, en la persona necesaria para recuperar todo lo que nos han arrebatado, para vengar las muertes de mis seres queridos, me eh convertido en un mounstro tal vez... Pero ha sido para ser lo suficientemente fuerte para protegerlos, son mi familia Willas... Somos todo lo que queda, y si tengo que seguir siendo un mounstro para protegerlos... Que así sea-. Dije firme, Camine lejos de él con los ojos llorosos, por supuesto que había sufrido la muerte de mi familia, pero no podía mantener mi luto por siempre. Ya había llorado lo que tenía que llorar y ahora era la hora de luchar.
Busque a Tyrion dentro del castillo, hasta que lo encontré tomando vino frente a una chimenea.
-Bienvenida Princesa-.
-No me tienes que decir asi, Dracarys está bien-.
-¿Tuvo éxito?-.
-Lo tuve, mis hijos están devuelta, junto a mi hermano Willas,estaba dispuesta a llevarlos a Bastión pero ahora es peligroso, no puedo estar trasladandome con una horda Dothraki sin provocar temor entre la gente-.
-Las personas le temen a lo desconocido princesa, y me temo que ahora a usted y a su hermana las ven como unas desconocidas, unas foráneas que solamente generan destrucción a su paso-.
-Si ese es el camino para tomar lo que nos pertenece que así sea Tyrion, en algún momento entenderán que todo lo que hemos hecho será para su bien-.
-Me preocupa que ellos no lo vislumbren de la misma forma que usted-.
-Eso ya lo veremos en su momento-.
-Bien, entonces usted... ¿Confrontó a Jaime?-.
-Si, el era el comandante de ese ejercito, los derrotamos en campo abierto, pero él está vivo, entrego a mis hijos bajo voluntad propia así que no hubo necesidad del uso de fuerza con él; por ahora-.
-¿Él?-.
-Me alegro-. Dijo dándole un sorbo a su copa.
-El te aprecia mucho, pude ver cada rincón de su ser, el es bueno, su amor por Cersei es aquella fuerza que lo corrompe, pero esta será destruida el día en el que Jaime vea su verdadero ser-.
Tyrion se quedó callado mirándome confundido.
-Si lo deseas puedes ir a ver a mis hijos, les haría bien ver a un rostro familiar, les caerá bien, después de todo son medios hermanos-.
Y me fui del salón hasta llegar a mi habitación, dormí plácidamente hasta que sentí un fuego consumiendome por completo, uno similar a aquel que había sentido cuando murió Margaery.
Y de repente todo lo que mire fue nieve, montañas cubiertas de nieve, era hermoso, sin embargo sentí un dolor enorme en mí, sentí como el fuego me consumía de nuevo, desde mi corazón lo consumía todo, me quemababa viva hasta que llegó el frío del agua... Aquel frío que sentí mientras me arrastraba hasta las profundidades.
Desperté.
No por la sensación, si no por el alarido de Rhaegal, un alarido lleno de dolor.
Y en cuanto abrí los ojos la única palabra que salió de mi boca fue
                          -Viserion-.
Salí de la recámara a paso rápido hasta llegar a las afueras del castillo donde Rhaegal seguía emitiendo alaridos.
-Mi pequeño... Yo también se lo que se siente perder un hermano, pero te prometo que ese corazón tuyo que ahora está vuelto cenizas solamente arderá más fuerte con una sola causa... La venganza-. Dije tomándolo de su osico mientras el me miraba.

La princesa de dragonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora