Blood of my blood

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Mi pequeño hijo yacía entre mis brazos, placidamente dormido, era tan majestuoso observarlo.

Mi pequeño hijo yacía entre mis brazos, placidamente dormido, era tan majestuoso observarlo

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-¿Como esta el pequeño ciervo?-. Dijo Robert entrando a la habitación, lo silencie con una señal con mi dedo, no quería que despertará a mi pequeño.
-Esta dormido, es muy tranquilo-. Dije sonriendo.
-Es hermoso, será fuerte como su padre e inteligente como su madre, gracias amor mío por darme esta felicidad tan inmensa-. Dijo el para después besar mi frente y pedirme cargar al bebé lo cual hice gustosa, Robert cargó al pequeño, el cual desperto al instante ante el cambio, pensé que lloraría pero en vez de eso sonrío al ver a su padre y tomó su dedo gordo con su manita.
-Tiene un toque fuerte, tranquilo guerrero podrías arrancarme el dedo con tanta fuerza-. Robert estaba sonriendo mientras yo reía y el bebé sonreía.
Quería llevar a mi bebé a las afueras del castillo, a que conociera los jardínes y observará por primera vez el mander pero mi abuela me pidió que esperará un poco más, dentro de poco volveríamos a la capital, habíamos pasado 5 meses en el Dominio, un reino no podía permanecer tanto tiempo sin su rey, mi sueño había acabado y dentro de poco tendría que volver a ese lugar.
Quería quedarme con mi familia aquí pero no había opción.
-Drac, como le llamaremos al pequeño-. Dijo el mientras le hacía gestos al bebé para que este sonríera.
-No lo sé, nunca pensé en ello para ser honesta, creo que deberías decidir tú, eres su rey y su padre-.
-Y tú su madre, tu lo trajiste a este mundo, me parece que esta decisión debe ser tomada por tí-.
-Bien... entonces lo pensaré muy bien para que el nombre quedé acorde a mi pequeño-. Dije dandole un beso en la mejilla a el bebé.
-Drac hay un asunto que por más que odie decirlo es de extrema importancia, en unos días tenemos que regresar a Desembarco, los asuntos se están tornando algo fuera de mis manos, tenemos que regresar a la brevedad-.
-¿Cuando?-. Dije algo triste.
-Dentro de 7 días-.
-Que sean 4, nos iremos en 4 días si es de tan extrema importancia, además de madre soy reina, debería de estar inmersa en estoa asuntos, que le corona que yacé en mi cabeza me otorgue una verdadera autoridad e inmersión en la sociedad y no solo sirva como adorno-.
-Dracarys, eres una gran reina, apenas llegue los leones temblaran y dejaran de lado los planes que hayan sido orquestados en mi ausencia.
-Eso espero Robert, eso espero-. Sin embargo sabía que eso no pasaría, los Lannister estuvieron involucrados en el atentado en contra de la mi vida y la de mi hijo, me aseguraría de que pagaran muy caro por ello, no le había dicho nada a Robert acerca de mis sospechas por el peso político que esto tendría, mandar matar a los Lannister no era una solución, sino el modo más simple de iniciar una guerra, cada casa protectora era uno de los hilos sobre los que pendé Poniente, en total equilibrio, si una se extingue, el balance se rompé, las guerras, la desolación y la muerte la reemplazan.
Para justificar mi ataque ante Robert esto no fue más que una simple caída en la obscuridad, mi familia no habló, yo no hablé y el destino estaba sellado.
Los pensamientos acerca de mi origen detonaban en mi cabeza llenandola de pensamientos que me conflictuaban, yo una Targaryen, mis padres muertos... toda mi vida una farsa, el único momento donde dichos pensamientos dejaban mi cabeza era cuando estaba con Robert y mi bebé.

La princesa de dragonesWhere stories live. Discover now