El Reino

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Al despertar Robert ya no se encontraba a mi lado, solamente una rosa a mi lado, con una pequeña nota disculpándose por tener que retirarse, un asunto de "extrema importancia" había acontecido, pero trataría de unirse conmigo en el almuerzo, un toquido en la puerta me distrajo.

-Adelante-. Dije en voz alta poniéndome de pie.

-Su majestad-. Dijeron las sirvientas haciendo una reverencia.

-De pie porfavor, ayúdenme a alistarme, quisiera tomar una pequeña caminata por los jardines antes del almuerzo-.

Ellas inmediatamente prepararon mi baño, mientras yo cepillaba mi cabello y lo sostenía en una coleta alta, para evitar que se mojase, toque el agua para saber si era apropiado introducirme en ella, lo toque con mi dedo anular, la sensación era caliente pero soportable, sin embargo las sirvientas inmediatamente me retiraron asustadas.

-Majestad, cuidado porfavor, el agua está hirviendo aun-. Ella tomo mi mano buscando algún tipo de herida, sin embargo al ver que estaba intacta soltó un suspiro de alivio y una expresión de asombro.

-No hay necesidad de que nadie sepa esto, será un secreto entre nosotras, ¿está claro?-.

-Como ordene su majestad-. Terminaron su labor, templando el agua para mi comodidad, me lavaron y secaron, después de ello ordene que se retiraran, me arregle apropiadamente y Sali de la recamara en rumbo a los jardines, camine por ellos durante minutos que parecían interminables, los pensamientos iban y venían sin parar, recuerdos, deseos, esperanzas, todo concentrado en un solo punto.

Tocaron mi hombro, por lo cual al girar me encontré de frente con un guardia.

-Su majestad-. Dijo el haciendo una reverencia, me tendría que acostumbrar a ello.

-¿Qué ocurre?-.

-Su majestad, el Rey Robert solicita su presencia en la sala del trono para despedir a la familia Stark-.

-¿Qué? ¿Los Stark se iran hoy?-.

-Es asi su majestad, el rey quiere que otorgue sus mejores deseos para su regreso a casa-.

-Oh, en ese caso vamos-.

El me escolto hasta la sala del trono, ¿Cómo afrontaria a Jon? ¿Cómo? Mi cabeza daba mil vueltas, no quería verlo, el solo verlo destruía mi corazón y destruía mi deseo de construir una vida con Robert, cuando lo veía mi corazón latía fuerte deseando estar con él.

Al llegar a la sala, los Stark ya estaban reunidos, Robert se encontraba frente a ellos, sentado en el trono de hierro, Ned a su lado y Cersei un escalon abajo, al verme se puso de pie.

-Mi reina-. Dijo el feliz, tomo mis manos y me guio a su lado. –Tengo un regalo para ti, espero te guste-. El dio la orden y guardias se adentraron trayendo consigo un trono de madera tallada espléndidamente, lo ubicaron justo al lado del trono de hierro.

-Un trono para una reina-. Dijo el guiándome hacia dicho, tome asiento y al hacerlo el beso mi cabeza.

Mire a los Stark en fila, listos para irse.

-Les deseo un viaje seguro y corto, ha sido un placer y un honor contar con su asistencia en un día tan importante para ambos, Robert me tendió su mano, y la tome entrelazando nuestras manos-.

-Agradecemos su hospitalidad majestad, que los dioses les brinden una vida larga y prospera-. Dijo Lady Stark, Jon me miraba fijamente, podía sentirlo.

-Cat, tengan cuidado al regresar, los mejores hombres los acompañaran en su camino-.

-Realmente espero que ella sea digna de usted majestad-. Dijo ella abrazándolo.

-Lo es, lo supe desde el momento en el que la vi-.

Los stark se retiraron ante nuestros ojos, Ned fue con ellos para despedirlos, yo solamente mire irse mi mayor ilusión, mi primer y mas grande amor, todo eso se iba ante mis ojos.

-Vamos a almorzar, debes de estar hambrienta-. Dijo Robert llamando mi atención, acepte la invitación y acudimos a los jardines.

-Te veías un poco ida durante la despedida de los Stark-.

-Oh sí, es solo que fue inesperado, pensé que se quedarían por más tiempo, aun no puedo procesar todo esto-. Dije algo sonrojada.

-Es difícil acostumbrarse a todo esto, a donde quiera que vayas alguien se arrodillara y podrían alabarte a la cara pero burlarse a tus espaldas, nada de eso importa, estaré aquí para protegerte-.

-Lo agradezco Robert, me preguntaba ¿qué haremos en estos días, nos quedaremos aquí?

-Tengo un par de sorpresas planeadas de hecho, esta tarde iremos al pueblo las personas deben de ver a su reina-.

Sonreí, comimos animadamente, Robert me hacía olvidar los problemas temporalmente, al caer la tarde fuimos escoltados atreves de la ciudad, acudimos a orfanatos, hospicios y puestos del pueblo llano, las personas nos sonreían y vitoreaban nuestros nombres.

-Los siete nos han escuchado, al fin tenemos una reina buena, larga vida a la reina Dracarys-.

-Larga vida a la reina Dracarys-. Todos dijeron.

-Ellos te aman, pero nadie te ama tanto como yo te amo a ti-. Dijo Robert besando mi cachete.

Sonreí y tome de la mano, la vida parecía prospera.  







La princesa de dragonesWhere stories live. Discover now