Torneo de la Mano

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La llega a Desembarco había llegado y las noticias sobre nuestra llegada se había extendido como pólvora, la gente se amontonaba e intentaba ser capaces de vernos, lo sabia por todo el ruido que se alcanzaba a escuchar desde la carroza.

-Están aquí por ti-. Me dijo Garlan sonriendo.

-No entiendo tus palabras hermano,¿por que estarían aquí por mi?-.

-Es bien sabido que Cersei no es merecedora de la simpatía de las personas comunes, por los siete, ni siquiera tiene la simpatía de los nobles o siquiera del propio rey, su egolatría y complejo de superioridad le impiden ser una buena reina consorte, en cambio tu, seras buena en ello, muchas personas también piensan que Robert no es un buen rey y están en lo correcto pero tu... tu mi querida hermana puedes hacer uso de las habilidades que la abuela les inculco, muéstrate bondadosa ante las personas, asegúrate que te vean haciendo actos de caridad, se amable y te amaran, el amor es un arma mas poderosa que el miedo y si ellos empiezan a sentir lealtad y devoción por ti, nos seria de probable gran utilidad en un futuro-.

-¿Por que seria de gran utilidad? 

-Convertirse en la reina es una cosa, sin embargo desde el momento en el que des a luz a tu primer hijo, la verdadera lucha comenzara, un rey sin un pueblo al cual gobernar no es mas que un idiota con una corona en la cabeza, sin el apoyo para el pequeño bastardo de Joffrey, su proclamo no tiene poder, en cambio el pequeño que llegues a cargar en tu vientre sera proclamado el rey, lo apoyaran en su causa en caso de que tengamos que entrar en guerra-. Dijo el mirando hacia la ventana.-Sonríe y saluda a las personas, que vean que su nueva reina los ama, que vean el rostro del futuro-. Dijo el sonriendo a las personas, imite su acción inmediatamente, bajamos del carruaje debido a que el viaje a caballo había acabado, para adentrarnos a la Fortaleza teníamos que subir a otro tipo de conducto, uno en el cual eramos cargados por sirvientes, debido a lo estrecho de los caminos que conectaban a la fortaleza, nos escoltaron guardias para mantenernos a salvo, decidí hacer caso al consejo de mi hermano, pero no por ahora, aun no era momento de que los leones se encontraran con las espinas, primero tenia que observar el entorno nuevo y aprender de el. Desde mi llegada Robert había tomado precauciones en cuanto a mi persona, el sabia los extremos a los cuales podía llegar la familia Lannister para eliminar a sus enemigos y desde el momento en el que Robert me vio en Invernalia, para no hacerme sentir agobiada por la sobreproteccion, Robert limito mis cuidados a que mis alimentos fueran probados antes por un trobador, el cual detectaría si alguien había osado poner algo en ellos, sin embargo estaba segura de no correr ningún riesgo por ahora, los Lannister no son estúpidos, no actúan por impulso, o al menos la cabeza de la familia, Tywin no era así, un soldado calculador, un ingenioso estratega, no, el no lo haría, ni dejaría que alguno de sus hijos lo hiciera poniendo en riesgo la posición de su familia, todos habían observado el encaprichamiento que el rey tenia por mi, todos habían visto su furia colérica una vez, y si bien el ya no era el mismo joven guerrero, seguía conservando un gran poder que se intensificaría con el apoyo del resto de las casas de Poniente, sin embargo tomaba mis precauciones pero intentaba mantenerme fría ante estos asuntos,   el Torneo que Robert había organizado para su nueva mano del Rey,  iniciaba aquella mañana Loras participaría al igual que Garlan, los torneos durarían varios días y al termino de estos, esperaba reunirme con el resto de mi familia.

Faltaban unas horas para el inicio del torneo, me estaba alistando alguien tocó la puerta.
-Pase-. Dije viéndome al espejo del tocador, mediante el cual pude contemplar la figura de un
joven con una caja de madera en las manos, el joven era alto, de cabello rubio y ojos verdes, atractivo y sin duda un Lannister, para ser más precisa el primo de Cersei y el ahora Escudero de Robert, me había tomado el tiempo durante mi estadía en la corte de tratar de aprender cada uno de los nombres de las personas de la corte para así aprender de ellas y saber que esperar de ellas, también me tome el tiempo de revisar la historia de las casas a las que pertenecían y cuales alianzas sostenían.
-Mi lady, su majestad el Rey Robert le a enviado  un vestido, con la intención de que lo use durante su presencia en el Torneo, espera que este sea de su total agrado.-
- Dígale a su majestad que agradezco tal gesto desde el fondo de mi corazón,  estaré honrada de usar tan fina pieza durante el evento-.Procedí a tomarlo de entre sus manos y el rozó mis dedos mientras una sonrisa coqueta se asomaba entre sus labios.
-Puedes retirarte.- Dije algo incómoda pero conservando una sonrisa forzada.
El dio la vuelta, retirándose inmediatamente proseguí a cerrar la puerta para abrir aquella caja la cual era muy particular, tenía un grabado de ciervos por toda la caja pero estos no estaban solos, si no que le acompañaban pequeñas rosas con espinas en ellas.
Al abrirla y ver su contenido me encontré con un vestido amarillo con flores tejidas de hilo de oro en el, era simplemente hermoso, un detalle agradable. Peine mi cabello y me puse una tiara pequeña en la cabeza, una capa y salí de la habitación para atender el torneo.

Tome asiento  a lado de Sansa la cual ya estaba allí y bastante emocionada por las justas, estábamos sentadas adelante observando como uno tras otro los caballeros eran descontados, mi emoción era contada, pero al ver a mi hermano Loras montado en su yegua llego al limite, se mostraba orgulloso representando a nuestra casa.

Lord Baelish se acerco a Sansa, le susurro algo al oído y Sansa sonrió.

-Sansa, seria mejor que procuraras alejarte de ese hombre, el no es una buena persona-.

-Sansa, seria mejor que procuraras alejarte de ese hombre, el no es una buena persona-

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Antes de que ella respondiera el  estandarte de la Casa Tyrell fue ondeado a su lado,  sin embargo mi alegría se desvaneció por completo al ver contra quien competiría

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Antes de que ella respondiera el  estandarte de la Casa Tyrell fue ondeado a su lado,  sin embargo mi alegría se desvaneció por completo al ver contra quien competiría... Gregor Clegane "La Montaña" temía por la vida de mi hermano, según lo que había escuchado ese hombre era un monstruo, capaz de cometer las mas terribles infamias, los relatos de como aquella bestia ultrajo el frágil cuerpo de aquella princesa dorniense me asqueaba de la peor manera, el solo verlo hacia que mi estomago se revolviese y mi sangre hirviera, como aquel crimen tan atroz podía haber sido perdonado, miles de vidas la mayoría inocentes debían correr por sus manos.
La justa empezó y después de 3 intentos Loras desmontó a Gregor de su caballo, todos empezaron a aplaudir, era el momento de que el escogiera a la nueva reina del amor y la belleza y la afortunada fue Sansa la cual se sonrojo al instante al recibir la rosa roja por parte de mi hermano, después de eso,Gregor tomo una espada y mató a su caballo de una sola estocada, para después mirar a mi hermano y caminar furiosamente hacia el, Loras no era bueno en los combates, el especialista en eso era Garlan, el cual por el momento no estaba presente puesto que se estaba quitando su armadura,  así que el sólo trataba de evitar ser atravesado por la espada, nadie lo detenía, temía más que nunca por la vida de mi hermano así que decidí hacer algo inesperado, tome camino hacia donde la familia Real se ubicaba que no era tan lejos de mi después de todo y cuando estuve frente a Robert dije algo de lo que jamás pensé podría salir de mis labios...
"Su majestad, le ruego detenga este combate, le ruego salve la vida de mi hermano, de hacerlo estaré en deuda con usted de por vida, sere la esposa mas devota y fiel a su majestad" Dije arrodillándome enfrente de Robert ya con los ojos llorosos.El tomo mi mentón y lo levantó para verme a los ojos sólo para decirme
"Es lo único que quería escuchar"-. Dicho esto dio la orden para que interviniesen en la pelea, 
Sandor Clegane interrumpió la pelea para defender a mi hermano hasta que Robert gritó "Alto en nombre del Rey" sólo en ese momento Gregor paro y se fue furioso a su tienda de campaña. Después Robert giro para tomar mi mano y besarla.

-No me eh equivocado, eres la rosa sin espinas que mi corazón anhelaba para volver a palpitar-. Dijo el sonriendo.

Una rosa sin espinas... no había vuelta atrás. 

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La princesa de dragonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora