Safe and sound

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Desde la noticia de mi embarazo, las cosas no habían cambiado mucho, Robert pasaba una gran cantidad de tiempo conmigo, al igual que Sansa me acompañaba cuando este se ocupaba con asuntos del reino, mi vientre se abultaba rapidamente, y podía llegar a sentir a mi pequeño moviendose, sin embargo una parte de mi se sentía marchita, era parcialmente feliz pero extrañaba mi hogar, no hacía más que pensar en cuanta felicidad me traería vivir este momento tan importante de mi vida a lado de mi familia.
-Tengo una sorpresa para la luz de mi vida-. Dijo Robert sonriendo de oreja a oreja.
-¿Que ocurre Rob?, sabes que no puedo con la duda-.
-Aparentemente, cierta reina a estado muy triste, hace mucho no sales de este castillo, no veo esa luz en tus ojos desde hace tiempo, este período debería de ser perfecto para tí, así que tomé una decisión, mañana al amanecer partiremos a Altojardín, nos quedaremos allí hasta que des a luz-.
-Oh por los siete Robert, ¿estas seguro de que quieres eso? Todos tus hijos han nacido aquí-.
-No quiero que nuestro pequeño nazca en este nido de serpientes, quiero que su llegada llene de amor los corazones de aquellos que nos aprecian, estarán mejor en Altojardín, ya eh envíado un cuervo a tu padre, nos recibirán con gusto-. Lo abrace fuertemente, sin darme cuenta comencé a llorar de la felicidad.
-No llores amor, mejor comienza a pensar en lo que gustes llevar contigo,  me tengo que ir a terminar de arreglar todo para nuestra partida, me reuniré con ustedes al anochecer-. Dijo dandome un beso y arrodillandose con dificultad para besar mi vientre.
Ordene mis cosas, al anochecer ya estaba todo listo, estaba más que emocionada, Robert llegó algo tarde y rápidamente se quedó dormido, por mí parte no podía dormir de la emoción que impregnaba mi cuerpo.

A la mañana siguiente nos dirigirnos a el carruaje, yo me iría en el acompañado de dos de mis damas y Robert cabalgaría la mayor parte del camino, Ned, Sansa y Aria fueron los elegidos por Robert para despedirnos, Sans y Aria me desearon sus mejores deseos para mi pequeño así mismo deseando que les escribiera en cuanto llegaramos, al subir al carruaje no pude evitar voltear hacía arriba al sentir una mirada pesada sobre mí, era Cersei, la cual sostenía una copa de vino mientras me observaba desde lo alto de una de las torres, me adentre en el carruaje sin poder olvidar esa penetrante mirada de mi cabeza.
El viaje fue aún más largo de lo que esperaba, estando embarazada las cosas no eran más faciles, me mareaba con facilidad y los vomitos eran el pan de cada día, me sentía enferma, pero nada me iba a detener.
Pasaron dos largos meses que se llegaron a sentir como cientos de ellos para mí, sin embargo cualquier pizca de malestar abandono mi cuerpo tan pronto vislumbré las altas torres blancas que proyectaban la luz del sol a los jardines de rosas doradas que resplandecían cada vez más conforme nos acercabamos, al llegar mi familia ya nos esperaba a las afueras del castillo, Robert desmontó su caballo para ayudarme a mi a bajar del carruaje, tan pronto vi a mi padre camine rápidamente a abrazarlo.
-Padre, los eh extrañado tanto-. Dije llorando en su hombro.
-Mi pequeña florecilla es una reina ahora-. Dijo el abrazandome.
Me separé de el para abrazar a mi abuela, la cual tocó mi vientre el cual ya era bastante notorío, mi bebé pateo ante el contacto.
-Tan fuerte como su padre-. Dijo ella sonriendo.
-Lord Tyrell, agradezco su cálido recibimiento-. Dijo Robert a mi padre.
-Le agradezco a usted su majestad lo que a hecho por mi hija, le agradezco que cuide de ella de una manera tan devota-.
-¿Donde están mis hermanos?-. Dije extrañada.
-Ellos están jugando en el mander, ya los conoces, no pudimos avisarles de su llegada, pero enviaré a alguien a avisarles-. Dijo mi padre.
-No, quiero ir yo misma, si a su majestad no le molesta perderse de mi compañia por unos momentos, claro esta-. Dije sonriendo tomando su mano.
-¿Segura que puedes caminar hasta el mander sola? No quisiera que te pusieras mal-.
-Estaré bien, este es mi hogar, el aire fresco de aquí me a curado de cualquier mal-.  El asintió y besó mi frente, me fui del lugar a paso lo más acelerado que podía, al llegar vi a Margaery lanzandole agua a Willas, mientras Garlan reía y Loras al unísono.
-Hey, ¿no invitarán a su hermanita?-.
-¡DRAC!-. Dijeron todos, corrieron a abrazarme sonriendo.
-Cuidado, no lastimen a mi sobrino-. Dijo Garlan impidiendo que los demás me abrazaran poniendose delante de mí.
-Hey, ese es mi sobrino tambien-
Dijo Willas.
-Y mío también-. Dijo Loras.
-Bola de tontos, es nuestro sobrino, ahora retirate de allí Garlan o tendré que derribarte, mi hermano solamente levantó los brazos en señal de paz, Marg me abrazó sin lastimar a mi bebé.
-Mi hermanita ahora es toda una mujer-. Dijo sonriendo.
-Los extrañe tanto-. Dije llorando de felicidad, hicimos un abrazo grupal y me ayudaron a recostar en el pasto para sumergir mis pies en el mander, conversamos toda la tarde, nunca pude quitar la sonrisa de mi rostro, estaba realmente feliz, estaba en mi hogar.

La princesa de dragonesWhere stories live. Discover now