Capítulo siete.

156 17 10
                                    

No me dio tiempo a cerrar y guardar la caja, el sonido del timbre me avisó de que Connor había llegado. Me incorporé del suelo y caminé hasta el cuarto de baño. Tenía un aspecto horrible; a parte de haber estado llorando, tenía ojeras y estaba pálido. Abrí el grifo del agua y cuando salió fría, me agaché y me la eché por toda la cara. Ahogué un gemido y salí del cuarto de baño en dirección a la puerta.

Cuando llegué, Connor volvía a pulsar el timbre así que me armé de valor y abrí la puerta. Connor entró en mi apartamento como una exhalación, tirando las cartas que había sobre una mesa pequeña al lado de la puerta. Solté un suspiro y cerré la puerta detrás de mi, preparado para lo que fuera que Connor quisiera saber. Aunque no todo.

Sentí las manos de mi mejor amigo sobre mis mejillas y entrecerré los ojos. Ni siquiera lo había escuchado acercarse, pero tenía que admitir que ese tipo de gestos me hacían falta en ese momento. Volví a suspirar y abrí los ojos, mirando fijamente a mi mejor amigo, que estaba realmente preocupado por mi. Recé para que mi voz se escuchara bien y no volviera a echarme a llorar.

- ¿Que ha pasado? - Me preguntó, y yo me encogí de hombros. 

Connor dejó caer las manos de mi rostro y sentí como entrelazaba nuestros dedos y por un instante me sentí mejor. Poco a poco, mi mejor amigo me llevó hasta el salón y yo simplemente me dejé caer en el sofá y Connor ocupó un lugar a mi lado poco después. Me mordisqueé el labio inferior nervioso. ¿Como podía explicarle a Connor lo que me estaba pasando?

El silencio cayó en la estancia y empecé a sentirme muy incómodo. Miles de sentimientos empezaban a florecer en mi interior y no entendía cual podía ser ese motivo. O quizás si lo entendía pero no quería darme cuenta. ¿Es que aún me gustaba Tristan? ¿Después de todo? Me estremecí solo de pensarlo y dejé que las mariposas de mi estómago hicieran todo el trabajo.

- Anoche, cuando estábamos en casa de Joe y fui a la cocina a por una copa de vino, estaba Tristan. No sé cómo pasó pero cuando fui a coger una copa, Tristan hizo lo mismo y nuestras manos se rozaron. Sentí una... descarga eléctrica. - Lo solté todo el golpe, con urgencia y necesidad. - Después, cuando nos fuimos, Tristan me acompañó hasta la puerta y cuando estaba aquí dentro, imaginé que me estaba acariciando los brazos...

Hubo un minuto de silencio después de que yo hablara. No me atreví a abrir los ojos por miedo al reproche o por que creía que Connor podría decirme algo o incluso reírse de mi. Ni siquiera yo estaba seguro de que era lo que me estaba pasando.

- ¿Sigues sintiendo algo por él? - La pregunta de Connor rompió el silencio. 

Vacilé antes de contestar por que ni yo mismo sabía la respuesta. La noche anterior habían pasado muchas cosas y todavía tenía los sentimientos a flor de piel así que no sabía muy bien qué debía responder. ¿Me seguía gustando Tristan? Estaba hecho un completo lío.

- No lo sé... Ha pasado demasiado tiempo.

Connor se giró para mirarme. No había pena en su mirada, si no curiosidad. No sabía que era exactamente lo que pasaba, pero una parte de mi necesitaba respuestas, así que decidí preguntar. Levanté uno de los pies, golpeando con suavidad el costado de Connor.

- ¿Conn?

- ¿Hm?

- ¿Puedes contarme que fue de Tristan después de, que ya sabes, me marchara?

- ¿Estás seguro?

- Por supuesto. 

Me acomodé mejor, mirando hacía mi mejor amigo que parecía confundido con mi petición. Hasta yo lo estaba. Pero necesitaba saber que había sido de él después de que rompiéramos y decidiera mancharme. Una parte de mi sabía que al escuchar eso seguramente sufriría más de lo que ya estaba sufriendo. Pero no me importaba, necesitaba saberlo.

- Después de que te fueras, Tristan se encerró por completo aquí. No salía, no cogía nuestras llamadas. Nos preocupamos. Un día, al llamar a su madre, ella nos dio una llave así que entramos aquí para saber cómo estaba nuestro amigo.

Me incorporé al escucharle. ¿Tan mal lo había pasado Tristan? Tuve que tragar saliva, esperando que Connor me siguiera contando que había sido de Tristan después de todo. Recordé lo que Tristan contó en la cena de Joe y por un momento me temí que nos hubiera mentido. 

- Cuando entramos aquí, estaba en el sofá, tapado hasta arriba. James se acercó, y descubrió que no se movía. Nos asustamos y llamamos a una ambulancia...

- ¿Qué? - Pregunté, alarmado.

- Había estado enfermo. Se había desmayado. - Siguió Connor, haciendo caso omiso de mis palabras. - Cuando le dieron el alta, simplemente desapareció. Se fue.

« No supimos nada de él durante un año entero. Pensamos que estaba bien, que necesitaba tiempo para él y se lo dimos. Un día, recibí una llamada y me sorprendí de que fuera él. Había vuelto a Londres y quería que nos viéramos. Acepté sin dudar. Echaba de menos a mi mejor amigo. Me asombré al verlo. Estaba cambiado, más contento. Me dijo que había estado en Nueva York, pero había vuelto por que nos echaba de menos... »

Connor volvió a quedarse callado. Sorbí por la nariz, aguantando las ganas de llorar y me pasé una de las manos por los ojos, para apartar las lágrimas que querían salir. Tristan lo había pasado fatal después de nuestra ruptura. En ese momento entendí que las cartas las había escrito durante ese pequeño periodo de tiempo antes de irse. Comprendí que Tristan también había escapado por que no podía seguir aquí, con sus demonios y con todo lo que había pasado. Tragué saliva despacio, mirando a Connor. 

- Me siento tan mal...

- No es culpa tuya. Os hicisteis daño mutuamente. - Connor se encogió de hombros.

En ese momento supe que Connor tenía razón. Nos habíamos lastimado el uno al otro durante ese tiempo. Habíamos echado tierra sobre el otro. Seguía sintiéndome tan culpable de haberle hecho daño a Tristan que cuando sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo, supe que debía hacer algo con Tristan. Tenía que aclarar mis sentimientos. 

Stolen moments ∆ TradleyWhere stories live. Discover now