Capitulo cincuenta y tres.

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Después de esa pequeña fingida pelea, nos sentamos a comer. Como pasaba siempre que nos juntábamos, el ambiente fue tan agradable que todos acabamos riendo o, incluso, en alguna ocasión, tirándonos trozos de pan a la cara. Connor me miró mal cuando uno de esos trozos cayó justamente en su boca, a lo que Tristan soltó una carcajada.

- ¡Muy gracioso, Simpson! - Gritó James, levantándose para chocarme la mano.

Connor hizo como que se reía y me dio una patada por debajo de la mesa. Solté un gruñido y fruncí el ceño. Por suerte, Tristan estaba allí y supo que era el momento de pararnos antes de que las cosas se pusieran todavía más feas y pasara algo peor. Tristan arrastró la silla hacía detrás, cogiendo nuestros platos.

- Voy a por el postre.

Le lancé una rápida mirada y Tristan solo asintió con la cabeza mientras lo cogía todo y se dirigía hacía la cocina, tratando de que no se le cayera nada. Sonreí un poco y miré a mis amigos. James me estaba mirando directamente con una sonrisa similar a la que podía tener yo en los labios.

- Se os ve felices.

- Es lo mejor que me ha pasado nunca, James. - Contesté. 

- No sabes cuanto me alegro.

Escuchamos pasos por el pasillo y al cabo de unos segundos, Tristan apareció con dos platos de postre. Dejó uno delante de Connor, y el otro, en su sitio. Guiñándome un ojo, volvió a ir hasta la cocina, volviendo entonces con los otros dos restantes. Colocó el que tenía una pequeña cajita en blanco delante de James, y el otro, delante de mi.

Mi mirada se dirigió rápidamente hacía mis amigos, que se miraron entre si antes de mirar hacía la caja. Ninguno de los dos sabía que era o por qué la habíamos dejado allí y era, desde luego, lo más divertido de todo eso. Finalmente, James la levantó, para dejarla sobre la mesa, pero no la abrió.

- ¿Qué es esto? - Preguntó.

- Ábrela.

James vaciló, pero después de un segundo, decidió abrirla. El rostro de nuestros amigos cambió de sorpresa a confusión, y después de un momento, a felicidad. Tristan se colocó detrás de mi, con sus manos sobre mis hombros y yo entrelacé nuestros dedos, con una sonrisa y mirando en dirección a mis amigos. Connor parecía no saber muy bien qué decir.

- ¿Es un...?

- Ajá. 

- ¿Vais a tener un bebé? - Preguntó James, que si se había dado cuenta a la primera.

De repente, dentro de nuestro apartamento estalló el caos. Connor empezó a gritar y James, a su vez, a hablar. Escuché la risa de Tristan y de repente, Connor estaba a mi lado. Sin previo aviso, tiró de mi, para abrazarme y después levantarme apenas unos centímetros del suelo. Intenté sujetarme a sus hombros para evitar que me hiciera daño.

- ¡Un bebé! ¡Un bebé!

Eché un vistazo para mirar a James, que se había acercado hasta Tristan y lo estaba abrazando. El rubio tenía los ojos cerrados y abrazaba a James, aunque hubo algo que llamó mi atención. Me fijé un poco más y creí ver que Tristan lloraba, pero cuando los dos se apartaron, el rubio tenía una sonrisa en los labios y no había rastro alguno de lágrimas.

Connor me dejó por fin en el suelo y lo agradecí. James se acercó para abrazarme y me susurró algo al oído que no llegué a escuchar pero que parecía ser alegría. Vi que Connor también abrazaba a Tristan y supe entonces que la felicidad había llegado a nuestra casa por fin y que a partir de ahora, solo podían pasarnos cosas buenas.

Volvimos a tomar asiento y Connor alcanzó la caja, que seguía en el mismo lugar que antes. De su interior sacó el chupete que habíamos comprado y lo observó con atención. Era la mejor noticia que podíamos haberles dado, y eso quedaba claro con las sonrisas que seguían teniendo en los labios.

- ¿Como os decidisteis a ir a por el bebé? - Preguntó James.

Tristan y yo nos miramos. No sabíamos si ellos sabían que el hermano de Tristan, James, había tenido un bebé y que eso había sido lo que, casi desde el primer momento, nos había llevado a pensar en lo mucho que queríamos aumentar nuestra familia con un nuevo miembro. Decidí ser yo quién hablara, aunque la "idea" había sido de Tris.

- El hermano de Tris vino a vernos hace unos días y nos presentó a nuestra sobrina.

Después de decir eso, me quedé callado. Todavía se me hacía raro eso de llamar a Daisy, "mi sobrina" pero lo era por que aunque Tristan y yo no nos habíamos casado (de momento) ya nos sentíamos así, una pareja. Tristan vio mi vacilación y me cogió la mano por debajo de la mesa, dando un ligero apretón para ser él entonces quién hablara.

- Fue al irse James cuando me di cuenta de que, después de todo lo que nos había pasado, quería a Brad. Lo quiero más que a nadie.

« Aunque al principio todo fuera mal, me quedo con estos últimos meses. Sé de sobra que quiero pasar el resto de mi vida con él, que es el amor de mi vida y mi media mitad. Pero sentía que nos faltaba algo y James me lo hizo ver. Creo que es el mejor momento para ir a por el bebé y, de ese modo, poder cerrar todo lo malo y centrarnos en lo bueno. »

Me mordisqueé el labio inferior tratando de contener las lágrimas que querían escapar de mis ojos. No podía creerme de verdad lo que Tristan acababa de decir. James y Connor estaban en una situación similar a la mía. Vi como James se frotaba los ojos, pero no pudo evitar que las lágrimas salieran de sus ojos.

- Dios mío, que bonito.. - susurró James.

- Vais a ser unos padres tan geniales... - Lloriqueó Connor.

Tristan se apartó de mi (no lo había visto) y se acercó hasta Connor para darle un buen abrazo que el más pequeño correspondió con una sonrisa y un apretón en su brazo. Tristan le dio un beso en el pelo y yo sonreí. Todos nos considerábamos hermanos, así que esos gesto tan tan bonitos eran los mejores. 

Stolen moments ∆ TradleyNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ