Capitulo cuarenta y cuatro.

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Habían pasado dos días desde que la policía y mis amigos me habían encontrado en aquella casa rural donde mi madre me había tenido retenido durante quince días. Volvía a estar en el hospital, pero me sentía el doble de cansado que la última vez. Podía escuchar la voz de Tristan frente a mi, en susurros, mientras hablaba con Connor y James. El rubio no se había separado de mi desde que subimos a la ambulancia.

Di un ligero apretón a su mano, que estaba entrelazada con la mía y Tristan se quedó callado, esperando que abriera los ojos. Pero no lo hice por que estaba muy cansado y no quería tener que enfrentarme a la realidad de lo que había pasado. No todavía. Me removí en la cama, intentando volver a coger el sueño que los medicamentos solían darme, cosa que, para mi suerte, no sucedió.

Aún así, me negué a abrir los ojos. Podía escuchar a mis amigos hablar y sabía que había recibido la visita de Joe, Dean y todo el equipo, pero Tristan y los demás siempre habían contestado por mi cuando preguntaban si estaba dormido. "Está descansado" salió de nuevo de la boca del rubio, pero mi ceño se frunció al no reconocer la otra voz. ¿Quién podría ser?

- Señor Evans, soy el inspector Hook, necesito de verdad hablar con Bradley.

- ¿No me ha oído? Brad está durmiendo. Necesita descansar.

- El médico ha dicho que está en condiciones para hablar...

- Hablará cuando se sienta mejor.. No está preparado.

Que Tristan dijera eso me hizo sonreír, pero fingí seguir dormido a pesar de que podía escucharles hablar. El inspector volvió a insistir, pero James habló esa vez, volviendo a cubrirme una vez más. No merecía amigos tan buenos como ellos, que me protegían de cosas como estás. Escuché pasos en dirección a la puerta y segundos después, sentí cómo ésta se cerraba. Poco a poco, abrí los ojos, observando a mis amigos.

- Chicos...

- Brad. - Susurró Connor.

El escocés rodeó la cama hasta llegar a donde yo estaba y me sujetó la mano con cuidado y cariño, algo que hizo que tuviera ganas de echarme a llorar. James también se había acercado hasta quedar cerca de Tristan, que seguía sosteniendo mi mano entre las suyas. Ninguno de los cuatro habló, y lo agradecí por que pasaban tantas cosas por mi cabeza en ese momento que si abría la boca me echaría a llorar.

Levanté la cabeza para mirar al policía, que se había quedado callado y parado frente a nosotros, por que no había salido de la habitación como yo pensaba que había hecho. Una parte de mi quería decirle que había sido un error, pero solo para poder evitar tener que hablar del tema. Aún me sentía vulnerable solo de pensar que mi madre podría haberme echo todavía más daño, incluso podría haberme dejado morir.

- Señor Simpson si pudiera concederme...

- Brad, si no te sientes con fuerza... - Dijo Tristan, mirando en mi dirección.

- Estoy bien. P-Puedo.. puedo hacerlo.

Las palabras salieron de mi boca antes incluso de poder detenerlas. Pero ya estaba dicho, no había vuelta atrás. No iba a poder evitarlo. Tragué saliva, mirando a mis amigos uno a uno antes de volver a mirarle. Se apartaran de mi y cogieran sus cosas. Aunque quería que estuvieran aquí conmigo, prefería hacer eso totalmente solo. Mi mirada se dirigió entonces hacía Tristan, que negó con la cabeza.

- No voy a dejarte solo.

Conociendo a Tristan tanto como lo hacía, sabía que no iba a conseguir convencerle de que saliera, así que simplemente lo dejé estar. El inspector tomó asiento en la silla que había frente a mi cama y yo volví a tomar aire, esta vez de forma más lenta, tratando de decirme a mi mismo que todo iba a estar bien. Sentí el apretón en la mano por parte de Tristan y sonreí un poco.

- Señor Simpson cuando quiera...

- Todo ocurrió el día que salí del hospital. Mi.. amigo James acababa de salir para ir a buscar el coche así que aproveché para vestirme y entonces tocaron a la puerta. Pensé que sería James así que simplemente le abrí...

« Entonces ella entró y me dijo no le había hecho caso y que nos lo iba a hacer pagar. Me hizo salir de mi cuarto y bajar las escaleras hasta el parking. Quería escapar, correr, pero me amenazó con hacer daño a mis amigos si yo huía. Tuve que... acompañarla... »

Me estremecí solo de recordarlo y Tristan me rodeó con sus brazos, apretándome contra su pecho. Podía notar su mano sobre mi espalda, en pequeñas caricias, dándome ánimos. Lo agradecí con un apretón en las manos que teníamos entrelazadas y después miré en dirección al policía que en ese momento estaba apuntando lo que acababa de contarle. Empezaba a sentir ansiedad, pero conseguí recomponerme antes de que el policía volviera a hacerme una pregunta.

[...]

Durante los siguientes cuarenta minutos, relaté al policía todo lo que había pasado. Podía sentir cómo Tristan se tensaba cuando llegué a la parte en la que mi madre me había encadenado a la cama, así que le apreté de nuevo las manos para dejarle ver que no pasaba nada, que era algo que quería olvidar. El inspector Hook apuntó lo último que le había contado y después se levantó.

- Muchas gracias por su tiempo, Señor Simpson. Siento muchísimo que haya tenido que pasar por una situación así, nadie debería hacerlo.

Al terminar de hablar, me estrechó la mano y yo, en respuesta, le sonreí. Tristan imitó mi gesto y después nos despedimos del inspector. En cuanto la puerta se cerró detrás de él, Tristan se levantó, comenzando a colocar las sábanas a mi alrededor y a taparme. En dos ocasiones intenté detenerlo, pero Tristan rechazó mis manos y siguió con su tarea de arroparme como si fuera un niño.

- Tristan, para.

Pero el rubio hizo caso omiso de mis palabras. Levanté los brazos, sintiendo una punzada en la mano donde tenía la vía del suero y por fin pude coger las manos de mi novio para poder detenerle. Se las acaricié muy lentamente. Tristan se negó a levantar la cabeza, pero no dejaba de morderse los labios y sabía que estaba aguantando las ganas de llorar.

- Mi amor...

- Lo siento... Yo debía protegerte y dejé que ella te cogiera y...

No dejé que terminara de hablar. Tiré de él para acercarlo hasta mi y lo rodeé con mis brazos. No lo escuchaba llorar, pero podía sentir como su cuerpo se movía entre mis brazos. Pasé lentamente las manos por su espalda, para poder tranquilizarle. Me rompía el corazón verlo así, saber que lo que había pasado le había afectado tanto.

- Todo está bien, mi amor...

Stolen moments ∆ TradleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora