Capitulo cincuenta y cinco.

109 11 0
                                    

Muy lentamente, levanté los brazos, tirando de la única prenda de ropa que le quedaba hasta abajo. Tristan volvió a tomar aire y a exhalarlo con fuerza y sonreí. Estaba ocasionando en él justamente lo que yo quería. Cuando por fin le quité la prenda, la lancé al aire, y me mordisqueé el labio.

El miembro de Tristan estaban semierecto sobre su estómago. Me relamí los labios lentamente y volví a agacharme. Al principio, lo único que hice fue darle algún beso, sobre todo por las piernas, tratando de retrasar tanto como pudiera el momento y lo que iba a pasar. Tristan jadeó, y yo sonreí.

Mi mano rodeó su miembro y muy lentamente comencé un movimiento ascendente y descendente, para masturbarle. Tristan volvió a jadear y yo sonreí. Me gustaba poder escucharle cada vez que hacíamos el amor. Sus ruidos eran mis sonidos favoritos en el mundo. Desplacé mi brazo hacía una de sus manos y entrelacé nuestros dedos.

Al mirarle, descubrí que tenía los ojos cerrados, así que me incliné y besé muy lentamente todo su miembro, de arriba hacía abajo, un par de veces. Tristan seguía teniendo los ojos cerrados, así que me volví a incorporar y le miré a través del pelo que caía sobre mi rostro. Aumenté muy lentamente los movimientos, haciéndolo más deprisa, y el rubio volvió a jadear.

- Abre los ojos, mi amor... - Susurré.

Mi mirada se cruzó de pronto con esos ojos azules que yo tanto amaba. Me lamí lentamente los labios, tratando sobre todo de provocar al rubio para que supiera que estaba dispuesto a todo en ese momento. Y vaya si lo estaba. Me volví a inclinar y esa vez aparté la mano de su miembro. Escuché como se quejaba y sonreí.

Mi boca pronto ocupó el lugar en el que anteriormente estaba mi mano. Ascendí y descendí suavemente, sin dejar de mirar a Tristan en ningún momento. El rubio levantó la cadera, buscando más contacto de mi boca con su miembro y yo jadeé sin querer. Mis manos recorrieron su pecho, muy lentamente, presionando la piel de tanto en tanto hasta que encontré sus manos una vez más.

- B-Brad...

Su voz consiguió que perdiera por un instante la concentración que tenía.Me lo saqué de la boca, volviendo a cogerla con la mano para masturbarlo deprisa, para hacerle un poco sufrir. Sentí como movía la cadera en busca de más de mi contacto y yo volví a agacharme, metiéndome su miembro en la boca para seguir masturbandole.

Durante los siguientes minutos lo único que se oían era los jadeos de Tristan y mis movimientos. Empezaba a presionarme el pantalón de lo excitado que estaba. Yo también necesitaba que alguien me tocara, pero no quería dejar lo que estaba haciendo. Mi objetivo era que Tristan se corriera.

- Mierda, Brad...

Gimió Tristan y yo sonreí. Mi boca volvió a moverse y esa vez descubrí mis dientes, pasándolos por todo su miembro. Tristan soltó un gemido mucho más alto que los anteriores y en ese momento sentí que estaba a punto de explotar. Sin perder tiempo, mi mano se dirigió directamente hasta mi ropa interior, pasando por dentro del elástico de los boxers y rodeé mi miembro con mis dedos. 

Tiré hacía abajo de los boxers para liberar mi miembro de ellos y comencé a masturbarme mientras seguía succionando del miembro de Tristan. Pasaron algunos minutos antes de que los gemidos del rubio fueran aún más fuertes, lo que me indicó que estaba a punto de llegar al clímax. Comencé a mover mi mano a la misma velocidad que mi boca y Tristan me apartó.

- Eres un niño muy malo. - Comentó, jadeando.

Podía sentir su respiración agitada contra mi cuello cuando comenzó a besarlo y a lamerlo y estaba seguro de que al día siguiente habría una marca en ese lugar, pero no me importó. Mi mano seguía sobre mi miembro, mientras me masturbaba y jadeé contra el hombro del rubio.

- Titty.. - Jadeé.

Tristan se apartó de mi cuello. Aún podía sentir su respiración agitada pero lo que me podía aún más eran sus ojos. Se veían más grises que azules. Tenía las mejillas ruborizadas y no dejaba de mordisquearse los labios de manera muy muy sensual. Solté un jadeo al verle, y mi mano se quedó muy quieta sobre mi miembro.

- ¿Qué pasa, bebé? - Me preguntó.

- Te necesito, papi.. - Jadeé.

Tristan no aguantó más y de un golpe me apartó la mano. Sus largos dedos rodearon mi miembro y comenzó a masturbarme de manera rápida. Mi mirada se clavó en la suya y me mordí la lengua para evitar soltar los gemidos que querían escapar de mis labios. Tristan se inclinó para besarme y en ese momento decidí ahogar todos mis gemidos contra su boca.

Cuando nos separamos, Tristan dirigió dos de sus dedos hacía mis labios, golpeando éstos muy lentamente. Abrí la boca, adivinando su intención. Comencé a succionar sus dedos de manera sensual y los movimientos de su mano contra mi miembro se incrementaron. Gemí con fuerza, con urgencia e intenté avisar a Tristan de que estaba a punto de correrme.

- Titty...

Pero Tristan solo aumentó el ritmo. El orgasmo me golpeó con fuerza. Mi cuerpo se estremeció. Levanté la cadera, buscando más de ese contacto mientras me estremecía. Sin querer, apreté los dientes, mordiendo los dedos que Tristan tenía dentro de mi boca. Lo escuché quejarse, y abrí la boca, volviendo a chupar de sus labios.

Me dejé caer sobre la cama, dejando que poco a poco el efecto del orgasmo me abandonara. No me di cuenta de que Tristan se había movido hasta que no sentí como me penetraba con uno de sus dedos. Dirigí mi mirada hacía allí y descubrí que Tristan se había colado entre mis piernas. Volví a jadear y Tristan movió el dedo, fingiendo penetrarme.

- Brad...

- S-Sigue...

Tristan me penetró con un segundo dedo, tratando de prepararme con cariño y mimo. Me mordisqueé los labios, aguantando los gemidos que querían escapar. Pasaron unos minutos, o una eternidad, según se viera hasta que dejé de sentir los dedos de Tristan en mi interior.

Tristan se inclinó, aunque no entendí por qué. Cuando volvió a estar entre mis piernas lo descubrí; había cogido un preservativo que abrió con los dientes. Podía ver el deseo de nuevo en su mirada, incluso en la forma en la que se movía y se inclinaba sobre mí de nuevo. Poco a poco, con cuidado y mimo comenzó a penetrarme.

Aguanté la respiración durante unos segundos, agarrándome a sus brazos. Tristan aguantó un poco, hasta que mi cuerpo se acostumbrara a su tamaño. El rubio se inclinó para besarme con cariño. Lo agradecí, devolviéndole el beso con el mismo cariño y con la misma lentitud.

Tristan empezó a moverse pasado un rato. Lo hizo despacio, con lentitud. Podía sentir sus besos en el cuello y mi cuerpo se estremeció. Sentí un beso en la frente que me hizo sonreír, aunque no olvidar por un instante. Sentí un nuevo beso en el cuello y solté un jadeo.

- Abre los ojos, mi amor. 

Gemí ante su tono y su forma de llamarme "amor". Abrí los ojos, y clave mi mirada en Tristan. Sentí como aumentaba el ritmo y la intensidad de las embestidas y comencé a gemir con fuerza. Me dejé llevar, agarrándome de nuevo a sus brazos. En cuestión de unos segundos, nuestros gemidos podían ya escucharse por toda la habitación con libertad.

Me dejé llevar por completo, gemiendo y retorciendome conforme las estocadas de Tristan se volvían más rápidas. Escuché como la respiración de Tristan aumentaba supe que estaba a punto de llegar. El rubio cogió mi miembro, y empezó a masturbarme con lentitud, adaptando sus movimientos a sus embestidas.

Ahogué un gemido, arañando su espalda al echar las manos sobre ésta. Me mordí el labio y Tristan aumentó la rapidez de sus movimientos, llevándome de nuevo a un orgasmo que me hizo gritar. Ni siquiera me corté, simplemente dejé salir el deseo que tenía en mi interior y volví a correrme. Tristan me acompañó pocos segundos después, corriéndose en mi interior. El rubio cayó suavemente encima de mi, ocultando su rostro sobre mi cuello. 

Stolen moments ∆ TradleyWhere stories live. Discover now