Capitulo ochenta y cuatro.

65 6 5
                                    

Al día siguiente James seguía en la habitación conmigo y aunque sabía que lo hacía para poder vigilarme, no me molestaba del todo. Una enfermera entró a eso de las nueve, despertándome para hacer una cura de las muñecas. James seguía durmiendo así que le pedí que hablase en voz baja para no despertar a mi amigo. Ella asintió y comenzó a curarme.

Antes no me había dado cuenta, pero de repente empecé a sentirme un poco incómodo. De manera disimulada miré en dirección a la enfermera, que había retirado la venda para curar la piel de debajo. Al mirar en su dirección, vi que de tanto en tanto me lanzaba pequeñas miradas. Me ruboricé al entender que era lo que estaba haciendo. ¡Estaba ligando conmigo! En ese momento deseé que James se despertara.

Aunque eso no pasó, la chica siguió mirándome de esa manera que tanto me incomodaba y yo, para dejarlo claro, me removí varias veces en la cama, no intentando alejarla, pero si para dejarle claro lo que estaba pasando. Escuché que alguien carraspeaba a mi izquierda y velozmente cambié la dirección de mi mirada para clavarla en James, que por fin se había despertado.

- Brad. - Dijo, y vi como sus ojos, normalmente de un verde vivido, se oscurecían.

- Di-Dime.. - Tartamudeé, clavando la mirada en él.

James, en lugar de contestar, se puso en pie, acercándose hasta la cama. Yo, que no sabía de sus intenciones, me sorprendí un poco cuando, sin apartar los ojos de la enfermera que terminaba de curarme, mi mejor amigo me besó. Durante una fracción de segundo no supe que hacer, pero después de eso, le devolví el beso que duró apenas unos segundos.

- ¿Que tal has dormido?

Yo no sabía que contestar. Notaba mis mejillas arder, y miré a mi amigo sin entender nada, pero una mirada bastó para saber en qué estaba pensando. Sonreí un poco, siguiéndole el juego que el mismo había empezado y que, aunque tarde, conseguí entender. Con la única mano que tenía libre, entrelacé mis dedos con los de James, dando un ligera apretón.

No llegué a contestarle. Sentí un tirón en la mano y girarme descubrí que la enfermera me había apretado muy fuerte la venda. Hice una mueca rápida y aparté la mano, lanzandole una mirada rápida. Ella sonrió, recogió con rapidez sus cosas y salió de mi habitación dando un portazo. Después de unos segundos, James se echó a reír, y pasados unos minutos, yo le acompañé.

- ¿Que demonios acaba de pasar? - Pregunté, sin dejar de reír.

- ¡Esa chica estaba tratando de ligar contigo! - Contestó James, entre risas.

Ambos tardamos unos minutos de más en dejar de reír y cuando por fin lo dejamos hacer, recordé que James había conseguido que dejara de intentar ligar conmigo dándome un beso. Me mordisqueé el labio y miré a James. El silencio volvió a caer en el lugar, y cuando la puerta se abrió, dejé escapar un suspiro y miré a Connor que entraba en ese momento en la habitación.

- ¡Buenos días! - Gritó, señalando con la cabeza la pequeña bandeja de cartón que llevaba. - He traído café.

- Oh, muchas gracias. - Contesté, y estiré la mano para poder coger uno de los vasos de plástico. Pero entonces Connor apartó la mano.

- Para ti no hay.

- Pero yo quiero.... - Contesté, poniendo un puchero.

Connor pasó por delante de mí y se dirigió haca donde estaba James para darle el café que le correspondía. Lo intenté de nuevo, peor no funcionó así que decidí cambiar de tema, y ya intentaría hacerme con el café en otro momento (si es que realmente lo conseguía). Connor se dejó caer en el sofá, al lado de James y me sonrió con suficiencia. Estaba claro que iba a tener que comerme el asqueroso desayuno que daban en el hospital. Volví a mirar a mis amigos, con una leve y fingida sonrisa.

- ¿Donde está Daniel? - Pregunté, no lo había visto desde que entramos al hospital.

- Está con Joe. - Contestó James, dando un trago al café. - No te preocupes, está en buenas manos. Lo llamo casi cada hora como si fuera un padre preocupado.

Intenté no rodar los ojos ni parecer molesto por la comparación de James. No lo conseguí y los escuché reír a lo que respondí sacandoles el dedo, pero eso solo ocasionó que volvieran a reírse de mi. Al menos me alegraba saber que mi hijo estaba bien, y por supuesto, confiaba plenamente en Joe para cuidar de él ya que él había cuidado (y seguía) cuidando de nosotros. Entonces recordé otra cosa y me volví a girar en su dirección.

- ¿Por qué no estás con Tristan? - Pregunté esa vez, en tono acusador.

- Tristan seguía durmiendo cuando fui a por los cafés. Pensé que debía descansar... - Contestó Connor, mirándome.

Quise decirle que no quería que lo hubiera dejado solo, pero en parte mi amigo tenía razón así que apreté los labios y entrecerré los ojos. Saber que estaba solo me inquietaba un poco, pero al menos ahora sabía que nadie podría hacernos daño por que la persona que lo había intentado ahora estaba muerta. Connor se había levantado del sofá y se había acercado a la cama sin que me diera cuenta, hasta sentarse muy cerca de mi.

- Eh, Brad. No tienes de qué preocuparte. Tristan está bien, Daniel también. - Comentó mi amigo.

Los dedos de Connor se colocaron sobre mi barbilla, consiguiendo que levantara de nuevo la cabeza. Mi amigo sabía lo mal que lo habíamos pasado y lo enfadado que me sentía por no haber sabido proteger a mis amigos. A duras penas, conseguí sonreírle y Connor me acompañó poco después, antes de que James también se levantara del sofá, cogiera su café y se acercara hasta la cama dónde estaba Connor.

- ¿Por que no vamos a dar un paseo? - Le preguntó a Connor, y mi amigo vaciló. - Brad necesita descansar..

- Pero no estoy cansado.. - Protesté.

Pero mi protesta infantil no funciono. James rodeó el cuello de Connor con cuidado y tiró de éste para que se apartara de mi. Connor se inclinó, me dio un rápido abrazo, seguido de un beso en la mejilla y después dejó que James se lo llevara de allí, no sin antes coger las chaquetas. Al llegar a la puerta, James me guiñó el ojo y, después, la puerta se cerró detrás de mis amigos.

- No salgas de la habitación, Brad. Recuerda, me lo prometiste.

Formé un puchero con los labios y después me tumbé. No tenía sueño, ni estaba cansado. De hecho, estaba nervioso, y quería ir a ver a Tristan pese a que había prometido a James que no lo haría. Lo echaba de menos, necesitaba un beso suyo, o un abrazo, me da igual. Necesitaba sentir al rubio cerca de mi. Solté un gruñido y finalmente me tumbé de espaldas a la puerta, con los ojos cerrados. Haciendo caso a James e intentando dormir y no pensar demasiado en Tristan y en lo que había pasado. 

Stolen moments ∆ TradleyWhere stories live. Discover now