Capitulo setenta y siete.

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El policía que antes nos había escuchado hablar ahora me estaba tomando declaración. Pero estaba tan nervioso que me costaba muchísimo ser capaz de hablar así que James había ido a la cocina para preparar un poco de té que ahora se estaba enfriando frente a mi. Tristan no había abierto la boca desde que le había dicho que mi madre había entrado en casa y secuestrado a nuestro hijo.

- Muy bien, Señor Simpson. Cuando se sienta con fuerzas...

Tragué saliva otra vez y miré a Tristan. Sabía lo doloroso que podía llegar a ser esto, y más tratándose de nuestro bebé. Me removí incómodo y agaché la cabeza. No se me iba de la cabeza la imagen de mi madre, y la nana que le estaba cantando a Daniel. Me estremecí y sentí un apretón en la mano. Al levantar la cabeza, me encontré con la mirada de Tristan, dándome ánimos.

- Yo había salido a hacer unos recados... - Tristan comenzó a hablar, y yo levanté la cabeza.

Sabía que debía hablar, contar lo que sabía, pero me daba tanto pánico pensar en lo que mi madre podría estar haciéndole al niño que de mis labios escapó un quejido. Sentí los brazos de Tristan rodearme y escondí el rostro en su pecho, dejando que fuera él quién me tranquilizara a mi. Pasaron varios minutos antes de que me apartara de su pecho, siendo capaz por primera vez de hablar.

- Cuando Tristan se fue, yo seguí trabajando. Pero echaba miradas a la cámara de vez en cuando, y entonces escuché esa canción, esa nana que mi madre me cantaba cuando era pequeño. La reconocí enseguida, pero no podía creerme que ella estuviera aquí. Entonces, empecé a tener una sensación extraña y me levanté para ver si ella realmente estaba aquí... - Mi voz se rompió al llegar a esta parte y tuve que esforzarme por no romper a llorar.

El policía se inclinó hacía delante, dando un apretón a mi brazo, que yo agradecí y lo vi conversar en voz baja con uno de sus compañeros, el que había estado registrando la habitación del bebé. Por la mirada que se estaban dedicando, algo no iban bien y me daba mucho miedo preguntar qué podía ser. Cuando el policía volvió a mirarme, descubrí que tenía en las manos la nota que mi madre me había dejado.

- Señor Simpson.. ¿Reconoce la letra? - Me preguntó.

- Si, por supuesto, es su letra. Es la letra de mi madre.

El policía lo apuntó en la libreta que tenía entre las manos y después volvió a mirarme. Quería que siguiera contándole que era lo que había pasado así que me esforcé de nuevo por no echarme a llorar y miré a Tristan. El rubio estaba pálido, y tenía los ojos enrojecidos de tanto llorar. Me estaba matando verlo así. Mi mirada se dirigió hacía la izquierda, donde estaban mis amigos.

Connor también tenía los ojos enrojecidos y se estaba abrazando a James. Aunque no era su hijo, mis amigos eran como hermanos para nosotros y podía entender el dolor que suponía todo lo que estaba pasando. Me esforcé por respirar hondo, aguantando las lágrimas que pinchaban en mis ojos y agaché la cabeza. Entrelacé mis dedos con los de Tristan y me mordí el labio.

- Cuando salí de mi despacho... ella aún estaba cantando la nana para Daniel así que corrí hasta su habitación y entonces... entonces encontré esa nota... - Un quejido escapó de mis labios. - Se... Se lo ha llevado...

Solté la mano de Tristan y me cubrí el rostro con las manos, llorando. No podía creerme que de verdad hubiera sido tan tonto como para dejar a mi hijo sin vigilancia. Si solo hubiera estado un poco más atento, o incluso hubiera dejado de trabajar, ahora mi hijo estaría aquí y no con ella. No podía dejar de imaginar que podría estar haciéndole solo para hacernos daño a Tristan a mi.

- Ella solo trata de hacernos daño. Ya secuestró a Brad una vez, hace unos meses. - La voz de Tristan me llegó distorsionada y baja, como si estuviera hablando en susurros.

Stolen moments ∆ TradleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora