Capitulo once.

161 18 9
                                    

Los rayos de sol que entraban por la ventana me despertaron. Empecé a remolonear en la cama, girando de un lado hacia el otro. Recuerdos de la noche anterior llegaron a mi mente y sonreí. A partir de ahora tendría más cuidado con eso de dejar beber a Connor. Me hice el remolón y tardé varios minutos más en salir de la cama. En cuanto mis pies tocaron el frío suelo de mi cuarto, me estremecí y solté un jadeo involuntario.

Sonreí al recordar lo bebido que Connor había estado la noche anterior y después negué con la cabeza, haciendo una nota mental de que nunca más dejaría a Connor beber vino. Al menos sabía que se habían quedado conmigo cuando había tenido mis dudas, cosa que agradecía muchísimo. Al girarme, descubrí que había una nota encima de mi mesita y fruncí el ceño. ¿Había escrito yo algo antes de irme a dormir? No recordaba haberlo hecho. Me encogí de hombros y alargué el brazo para coger la nota.

La desdoblé con cuidado y al momento reconocí la letra de Connor. Comencé a leer la nota y una sonrisa apareció en mis labios. Al parecer, mi amigo me había preparado el desayuno y también había hecho una lista de cosas que quería que hiciéramos juntos. Aún sonreía cuando aparté la nota y entonces, decidí salir de mi habitación para ver que era eso que Connor me había preparado.

El olor a tortitas inundó la estancia en cuanto salí de mi habitación. Totalmente descalzo, recorrí el pasillo hasta llegar a la cocina. Connor no estaba, lo que me hacía pensar que quizás estaba en el baño. Ni siquiera esperé a comprobarlo. Tomé asiento en uno de los taburetes después de coger un tenedor y ataqué el plato de tortitas sin poder aguantarme. 

Estaba a medias de terminar de desayunar cuando el timbre sonó. A regañadientes, me aparté del plato, dejando el cubierto sobre una servilleta y corrí a abrir la puerta. Sonreí al descubrir que era Connor y lo saludé chocando la mano. Me eché hacía atrás para que pudiera pasar y cerré la puerta. Connor parecía realmente ilusionado ese día, o a lo mejor es que estaba teniendo uno de esos días super felices. 

- ¡Buenos dias, Braddddddddddley! - Gritó, y sonreí. Si, estaba en uno de esos días.

- Hola, Conn. Gracias por el desayuno.

Mi amigo se encogió de hombros y negó con la cabeza. Lo dejé pasar con libertad y mi amigo se dirigió directamente a la cocina. Rodando los ojos, le seguí y justo al entrar vi como se acercaba a mi plato de tortitas. Con pasos rápidos me acerqué para quitarle el plato antes de que se lo comiera y me dejara sin desayunar. Pero Connor, en lugar de calmarse, me empujó, obligándome a darme prisa para desayunar.

- Venga, Brad. ¡Desayuna! ¡Tenemos muchas cosas que hacer hoy!

[...]

La época navideña estaba cerca y eso se notaba. El centro comercial estaba lleno a esas horas. Intenté caminar con cuidado, para no pisar o chocar con alguien mientras un inquieto y hiperactivo Connor tiraba de mi brazo. No había importado la de veces que le había dicho a Connor que no quería ir a comprar, que prefería ir a cualquier otro sitio, pero no había servido de nada.

- ¡Mira que bonito, Brad! ¡A James le encantará! 

Connor había conseguido arrastrarme hasta una tienda de música donde había encontrado una correa nueva para la guitarra. Le eché un rápido vistazo y sonreí, asintiendo con la cabeza. Desvié la mirada un segundo y me quedé parado en mi sitio. No sabía si era cosa de mi imaginación después de lo que había pasado los últimos días o si realmente Tristan estaban allí. Lo único que sabía era que se estaba acercando hasta donde estábamos nosotros.

Intenté tirar de la manga de Connor para echar a andar, pero no tuve tiempo por que mi amigo se giró y entonces vio a Tristan. Recé mentalmente para que Connor no llamara su atención, pero la suerte ese día no estaba de mi lado y cuando Connor empezó a llamarlo, Tristan se acercó hasta nosotros.

- ¡Pequeño Connor!

- ¡Titty! - Contestó Conn, y se abrazó a Tristan.

Yo no sabía muy bien que hacer o qué decir. Empezaba a sentirme incómodo después de lo que había pasado en su apartamento hacía ya dos días. Tragué saliva y me preparé para que Tristan hiciera caso omiso de mi, cosa que me merecía por la forma en la que lo había tratado después de besarnos. Para mi sorpresa, la cosa no fue así, si no qué, después de separarse de Connor, Tristan me abrazó.

- Hola, Brad.

- H-Hola Tristan... 

- ¿Estás mejor...? - Me preguntó y yo me encogí de hombros, recibiendo un codazo por parte de Connor.

- Si, lo estoy. Gracias.

Connor consiguió llamar la atención de Tristan así que me limité a escucharles hablar y a mirar de reojo a Tristan. Las mariposas volvieron a mi estómago, junto con otro tipo de sentimientos y no pude negar que lo que les había dicho a mis amigos la noche anterior era completamente cierto: Seguía estando enamorado de Tristan.

- Deberíamos quedar los cuatro para cenar, como en los viejos tiempos. - Connor habló, sacándome de mis pensamientos y pestañeé, con el ceño fruncido.

Tristan asintió, convencido de que era una buena idea y yo me quedé sin habla. Maldije en silencio a Connor por esas ideas tan descabelladas y recé para que Tristan dijera que no, pero, para mi sorpresa, Tristan parecía encantado con la idea.

- Si, eso sería genial. - Contestó Tristan, y le miré.

- Podríamos hacerla en mi casa... ¡A James le encantará! - Gritó Connor, dando saltitos.

¿QUÉ? Connor no acababa de organizar una cena de grupo.... 

Stolen moments ∆ TradleyTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang