Capitulo diecisiete.

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Después de que James se fuera volví a la cocina para preparar algo de cenar. No tenía demasiadas ganas de cocinar, y supuse que Tristan tampoco. Finalmente tiré de algo fácil e hice un par de sándwiches de jamón y queso. Saqué una cerveza de la nevera y dos vasos de uno de los muebles, dejando todo bien colocado en una bandeja.

Cuando terminé de preparar la cena, cogí la bandeja, dejando el botellin de cerveza allí y empujé la puerta de la cocina con la cadera, abriendo ésta para poder salir. Lentamente y con cuidado, caminé hasta el salón, viendo como Tristan despertaba en ese momento. Me pareció terriblemente adorable cuando, al verme llegar, Tristan se ruborizó y se cubrió un poco el rostro con la manta.

Sonreí y coloqué la bandeja en el centro de la mesa, apartando todos los papeles y mi ordenador. Eché a correr hacía la cocina, cogiendo la cerveza que antes me había dejado allí y saqué también un poco de zumo. Volví al salón cuando lo tuve todo, dejándolo sobre la mesa para que ambos pudiéramos alcanzarlo cuando nos viniera bien. Tomé asiento en el sofá, viendo como Tristan se sentaba, preparado para comer algo.

- No estaba muy seguro de si querías que cocinara algo para cenar...

- Está bien así. Gracias. - Contestó, devolviendo me la sonrisa.

Vi como Tristan se inclinaba y cogía uno de los sándwiches, dándole un gran bocado. Me alegraba de que no hubiera perdido el apetito después de todo. Yo también comencé a cenar, despacio. Ninguno de los dos hablaba, estábamos totalmente perdidos en nuestros pensamientos y aunque eso empezaba a ponerme un poco nervioso, tenía que admitir que me venía muy bien para pensar.

Al terminar de cenar, Tristan fue el primero en levantarse de la mesa, dejando los vasos sobre la bandeja. Al descubrir sus intenciones, negué con la cabeza y lo sujeté con cuidado de uno de los brazos, obligando le a volver a dejar la bandeja sobre la mesa de cristal.

- Eres el invitado, tu no vas a fregar. - Contesté, y me reí al ver su ceño fruncido.

- Entonces... ¿Puedo darme una ducha? - Preguntó y asentí.

Le pedí que me diera un segundo y eché a correr hacía mi habitación, buscando un pijama que le estuviera bien. Al ser más alto que yo, o bien le quedaban cortos o no le venían. Finalmente decidí darle un pantalón de pijama que a mi me estaba muy grande y una de mis camisetas. Salí de mi cuarto con la ropa en las manos y volví al salón, tendiéndole entonces todo al rubio. 

- ¿Ya sabes dónde está el baño, verdad? - Pregunté y el asintió.

Tristan asintió y se dirigió hacía el pasillo del otro extremo de la casa. Lo observé irse y después de que desapareciera, cogí la bandeja de encima de la mesa y me dirigió hacía la cocina para poder fregar. Volví al salón tras quince minutos y justo cuando estaba por sentarme para poder seguir trabajando, Tristan apareció por allí, con una toalla en la cintura y sin camiseta.

Tragué saliva, y intenté evitar mirarle. Tristan se pasó la toalla por el pelo mojado, tirando de este hacía atrás para apartarlo de su cara. Sentí como el calor volvía a aparecer en mi rostro y eché un vistazo rápido a su pecho. Suspiré y levanté la cabeza poco después, esperando que el rubio no se diera cuenta de lo rojo que estaba.

Tristan pareció darse cuenta y con una sonrisa volvió a desaparecer por el pasillo para volver al baño y poder vestirse. Me quedé embobado mirando como se iba y reaccioné varios segundos después, aún con el rubor en las mejillas y una sonrisa bobalicona en los labios. Después de unos segundos, ladeé la cabeza, y me centré en lo que iba a hacer; trabajar.

[...]

Sentí un toque en la mejilla y me removí, pasándome la mano por la mejilla. El gesto volvió a repetirse y solté un gruñido de fastidio, abriendo los ojos esa vez. Parpadeé varias veces, pero no conseguía ver nada a través de la oscuridad de mi habitación. Resoplando, me giré en la cama, pero al sentir un toquecito en la espalda volví a girarme, fastidiado. 

- ¿Brad?

La voz de Tristan llegó a mis oídos en forma de susurró y mantuve mis ojos abiertos esperando poder ver a Tristan. Mis ojos conectaron en ese momento con los del rubio, que estaba parado frente a mi, mordisqueándose el labio inferior.

- ¿Tris? - Pregunté, frotándome los ojos con los puños. - ¿Qué pasa?

- No puedo dormir... ¿Crees que podría dormir contigo..?

La pregunta de Tristan me hizo sonreír y recordar una de esas veces en las que habían salido de Tour y Tristan había tenido una pesadilla. Ni siquiera me lo pensé demasiado. Levanté las sábanas del lado izquierdo y me moví lentamente, dejando el lado derecho para él. Escuché movimiento al otro lado y enseguida un suspiro escapó de los labios de Tristan. Volví a sonreír y cerré los ojos.

Tristan se removió un poco, buscando quizás una buena posición para dormir. Yo me mantuve muy quieto, esperando antes de volver a dormir. El rubio soltó un suspiro y lo escuché volver a moverse. Rodé los ojos y esperé.

- ¿Brad?

- ¿Si, Tris?

- ¿Te... molestaría si dormimos espalda contra espalda?

Esa pregunta me hizo sonreí y asentí con la cabeza aunque sabía que Tristan no podía verme. Me coloqué de espaldas, sintiendo pocos segundos después como la espalda del rubio se pegaba a la mía. Volví a cerrar los ojos, sin borrar la sonrisa de mis labios. 

- Buenas noches, Braddy. - Susurró Tristan.

- Buenas noches, Titty. - Susurré, cerrando los ojos. 

Se que los capítulos son cortos, y lo siento, pero me salió escribirlos así y cada vez que intento añadir algo nuevo, no me gusta como queda :( Espero que podáis perdonarme y intentaré que los próximos capítulos sean mucho más extensos. ¡Disfrutad! 

Stolen moments ∆ TradleyWhere stories live. Discover now