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 Estaba ansioso así que cuando Pat corrió la cortina del vestidor comencé a redactarle atropelladamente todo lo que me había sucedido desde que estaba muerto

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 Estaba ansioso así que cuando Pat corrió la cortina del vestidor comencé a redactarle atropelladamente todo lo que me había sucedido desde que estaba muerto.

 Me concentré en mencionarle el manual y fui detalladamente por todas las reglas, pero hice una acentuación en la número nueve, la que implicaba olvidarse de cosas. El carácter taciturno de Pat se oscureció cuando le mencioné que creía que algún día olvidaría todo.

 También supe que lo aterró la idea de permanecer en una zona-cuerpo y aunque le aclaré que podía practicar distanciarme de mi sitio no pareció tranquilizarlo mucho. Preguntó veinte veces lo mismo: el por qué no podía apartarme de mi territorio. Y en cada ocasión le contesté que lo intentaba, pero siempre se apoderaba de mí una desesperación atroz, de esas que te abordan cuando estás a punto de morir.

 Su madre nos interrumpió corriendo la cortina, trayendo camisas nuevas, corbatas y trajes. Pat los lucía con inseguridad y yo miraba la pared porque había insistido en que no hablaría con un muerto y se cambiaría delante de él el mismo tiempo.

Entonces me pregunté desde cuándo tenía ese extraño don. Me volteé para preguntarle.

—¡No mires!

—¡Lo siento, ya! —regresé la vista a mi rincón— Yo estoy en traje de baño y no es la gran cosa... —excusé.

—¿Pasó algo Paty cariño? —la afectuosa voz de su madre se hizo oír del otro lado.

—Ehhh, no —Pat demostró nerviosismo fluctuándole la voz—. Estaba hablando con... ¿Migo?

Silencio.

—Está bien, pero puedes ser más paciente y amable contigo mismo.

—Es cierto Pat —me mofé—. La amabilidad no mata, créeme, lo sé.

—Lo siento —se disculpó en un retraído susurró, pude oír cómo se calzaba unos zapatos—. No soy bueno tratando con la gente, no tengo amigos.

 Si Bianca o Eddie hubiera estado ahí se habrían burlado diciendo: «No es necesario que lo aclares, se nota»

—¿Por tu don?

—No es un don.

Y prosiguió hablando.

Los colores del chico invisibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora