Dedicatoria

1.5K 152 18
                                    


Esta historia no fue creada para Claudio Artese, pero ahora, después de lo que pasó, le pertenece más a él que a mí.

 A diferencia de nosotros el pasado no muere, según un científico seguimos riéndonos en el ayer. Como el pasado queda estancado y los que nos movemos somos nosotros, en algún punto, seguimos quejándonos del frío en la puerta de un restaurante, me empujas a una piscina, elegís la mejor música, me alcanzas los vasos del estante más alto, nos cruzamos en la universidad, nos damos un abrazo y hablamos de historia al momento que somos adolescentes de secundaria, esperando que el colegio abra porque fuimos muy temprano. Y todo pasa en simultaneo, se superpone con los chistes de fútbol que haces y después tenés que explicar porque no los entendemos, al mismo instante caminas más de dos jodidos kilómetros para que mi hermana y yo no tomemos solas el colectivo (y lo haces por años enteros), jugas al FIFA mientras me pongo en el medio de la pantalla para molestar, catamos en un recital, perdes en el juego HDP porque nadie comparte tu humor negro, hacemos mate y me das permiso para subir fotos tuyas a un blog de fotografía (no lo hice al final, no encontré el temple, pero sigo pensando que la luz dorada te sienta bien); en definitiva, allá, seguimos siendo amigos.

Y aunque no te gustaba mucho leer historias, te regalo esta, que escribí cuando creía que la juventud era invencible. Me hubiese gustado que disfrutaras más de tu juventud, así como me hubiese gustado disfrutarte un poco más.

Los colores del chico invisibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora