Terminaron la copa y se dirigieron al famoso karaoke.
Por el camino, Natalia se acercó dando saltitos hacia Alba y, como ya era costumbre, le pasó el brazo por los hombros.
- Me has dejado terriblemente abandonada en la cena, Alba -puso su famosa cara de decepción chasqueando la lengua.
- ¿Me has echado de menitos? -insinuó, muy acertadamente, la rubia.
- Igual un poco sí.
- Un poco -juntó el pulgar y el índice dejándolos muy cerca.
- Igual sí, ¿eh? -sonrió en grande achinando sus ojos y provocando una igual en la otra.
- Yo también -de repente una humareda roja inundó el rostro de Alba. Qué mona.
- ¿Qué tal con la Mari? ¿Te ha dado mucho por saco?
- Qué va, solo me ha dado las gracias por sacarte el palo del culo -se mofó.
- Últimamente parece que todas las conversaciones giran en torno a mi culo. Qué está sucediendo, Alba -estaba de un humor efervescente y la rubia se la quiso comer.
- Es que tienes un culo muy bonito, Natalia, y todo poder conlleva una gran responsabilidad -se encogió de hombros como diciendo 'aguanta el golpe'.
- Reche, no eres la más indicada para hablar de culos. El tuyo es más bonito que, que, que la Alhambra -la rubia soltó una carcajada enorme. Suena como morder una manzana.
- ¿Le miras el culo a tu fisio? -abrió la boca y se llevó una mano al pecho.
- Constantemente. Me hipnotiza, Alba, ¿qué puedo hacer al respecto con esta situación? Nada, solo mirar el espectáculo y dar gracias a dios nuestro señor por los regalos que nos otorga -juntó sus manos delante de la cara de Alba y lanzó un beso al cielo.
Se notaban en su forma de hablar las cervezas ingeridas, pues usaba más palabras y más rimbombantes que de costumbre y se trababa un poco. Me haces calderilla el corazón, Nat.
- Eso es lo que me pasa a mí con tus abdominales -se puso un poco roja al reconocer esto, y a la morena le dio un ataque de timidez que, aunque fulminante, le duró poco.
- ¿Los quieres tocar? -dijo con ilusión y los ojos muy abiertos.
- No -la mirada tan seria que le echó hizo reír a Natalia.
- ¿Por qué? Solo es una tripa.
- Porque no. ¿Quieres tocarme el culo? -atacó de vuelta para darle una pequeña lección.
- Ni de coña -ahora fue el turno de la cantante de ponerse seria.
- Pues ya está. Mira, hemos llegado.
Efectivamente, estaban frente al local. Sin darse cuenta se habían adelantado al grupo, que iba unos metros por detrás, algunas cantando, otras riendo a voz en grito y Sabela intentando poner cordura. Esa noche parecía que iba a ser misión imposible.
- ¿Con qué nos vas a deleitar esta noche, Alba Reche?
- No pienso cantar delante de ti, Natalia Lacunza.
- No puede ser tan horrible, Alba, jope. Dame ese placer -la miró con su intensidad habitual a los ojos y Alba no pudo resistirse a leerle en los labios su última frase. Pff.
YOU ARE READING
La sala de los menesteres
FanfictionAlba Reche es propietaria de una prestigiosa clínica de fisioterapia en Madrid. Natalia Lacunza es una famosa cantante. La primera es pura luz, en el más amplio sentido de la palabra. La pena y la tristeza alimentan el alma de la segunda, sacando...