Cuando llegó al palco y no vio a la rubia sintió una ligera decepción, pero tampoco se dejó dominar por el desaliento, pues no esperaba que asistiera y lo había hecho, y eso iba a tenerla contenta para una semana.
- ¡MENUDA SACADA DE COÑO, COLEGA! -se lanzó la Mari sobre ella.
- Esto ha sido lo más espectacular que han visto mis ojos, estos ojos, Natalia -dijo Marta, señalándoselos.
- Muchas gracias, tías, me alegro de que os haya gustado.
- ¡Ha sido espectacular! -Sabela seguía sin creérselo.
- Has vendido a treinta cochinos euros un concierto que vale, sin correr, ochenta. Eres una pringada -se burló Afri.
- Pero os lo habéis pasado chachi, y eso es lo que importa -dijo con cierta timidez.
- Pasárnoslo chachi, dice. Primero hace eso -Julia señaló al escenario-, y luego dice chachi. Es que hay que comerte esa cara que tienes -le dio mil besos.
- Ay, ya vale, que me da vergüenza -agachó la cabeza frunciendo el ceño y poniendo voz de niña pequeña-. Me voy con mi mamá.
- Ven aquí -la cogió la Mari, pasando el brazo a duras penas por su cuello para tener su oreja a su altura y alejarla del resto-. Has dejado a la rubia con la misma cara que el meme de Pikachu.
- ¿De verdad? -la miró con ilusión.
- Le tienen que estar doliendo los mofletes de tanto sonreír. Al principio se resistió un poco, no voy a mentirte, negaba con la cabeza y murmuraba "la madre que la parió, la voy a matar", pero cuando la gente ha empezado a silbar y a encender los móviles...
- ¿Bien? -no se lo terminaba de creer.
- Debe haber hecho un cráter en el suelo con sus bragas. He temido por la estabilidad de este nuestro palco, sinceramente.
- Anda ya -rodó los ojos-. No veas la que tuvimos el jueves en la sesión.
- Eso da igual. La casa puede estar un poco despintada, los muebles con carcoma y las puertas llenas de humedad, pero eso, ¿qué son? Detalles sin importancia -juntó los dedos indicando algo muy pequeño-. Las paredes siguen ahí, Lacunza, fuertes como un jodido roble. Con eso te tienes que quedar.
- Ni se te ocurra llamarme Lacunza -gruñó.
- Es tu apellido.
- Ya, pero Alba no deja de llamarme así y estoy empezando a cogerle manía.
- ¿No te llama por tu nombre?
- No.
- Maldita Reche, es que es la mejor -soltó una carcajada que intentó disimular con una tos cuando vio la cara de su amiga-. Perdón, Natalia, sé que es una putada, pero no me negarás que es una maestra de lo pasivo agresivo.
- No es gracioso, María -dijo muy seria.
- Te pone de los nervios. Es lo que quiere y lo consigue. Intenta devolvérsela.
- No estoy en tesitura de devolverle nada si lo que quiero es que se relaje conmigo.
- Lo que une la peleita no lo une nada, cariño, pero eres tan pequeña que no lo sabes -le dio un beso en la mejilla.
- Pensaré en algo -dijo al fin.
- Maravilloso. Y ahora ve a saludar a Noe y a su hijo, que el chaval está a punto de saltar por encima de las mesas.
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La sala de los menesteres
FanfictionAlba Reche es propietaria de una prestigiosa clínica de fisioterapia en Madrid. Natalia Lacunza es una famosa cantante. La primera es pura luz, en el más amplio sentido de la palabra. La pena y la tristeza alimentan el alma de la segunda, sacando...