No dejó de escuchar la canción una y otra vez, sin descanso. Reía, lloraba, cabeceaba y recordaba cómo se habían sentido ambas, pues gracias a la canción sabía que había sido mutuo, en la etapa primera, en la que lo querían todo cuando aún no eran nada.
Pensó en escribirle a Natalia para decirle lo que estaba sintiendo al escucharla, lo contenta que estaba porque hubiera sido capaz de componer ese tema tan precioso siendo feliz, esquivando sus monstruos, pero prefirió decírselo en persona: total, iban a verse en unas horas. La canción era demasiado personal, demasiado ellas como para descuartizarla con tres frases en Whatsapp.
*Alba*
Bueno, nena, a qué hora quieres que vayamos?
Porque espero que no me hayas sido infiel y hayas ido ya 😒
*Natalia*
La duda me ofende
*Alba*
Mejor, quiero verte la carita cuando entres y lo veas todo terminado
*Natalia*
Igual lloro, aviso
*Alba*
Cuento con ello
Te dejo mi hombro para llorar
*Natalia*
Eres muy amable
*Alba*
Lo sé
A qué hora?
*Natalia*
Hemos quedado a las 9 en casa de Marta
Las siete te parece bien?
*Alba*
Perfecto
Manda ubicación, porfi
*Natalia*
No, yo te paso a buscar con la moto y de ahí nos vamos a casa de Marta
*Alba*
Y vas a conducir de vuelta después de beber?
Ni de coña
*Natalia*
Que noooo, no voy a beber
Mañana madrugo para irme a Barcelona con Damion
Vamos a comprar cacharritos para los estudios
*Alba*
Bueno, entonces vale
A las siete entonces
Natalia frunció el ceño. No le había hecho ninguna mención a la canción. A su canción. ¿Aún no la habría escuchado? ¿Después de la tabarra que le había dado con que la sacara? ¿Y si no le había gustado?
Estaba entrando en bucle, por lo que recordó una de las muchas enseñanzas de Noemí: si te falta una parte de la información no te pongas en lo peor, porque la única que vas a sufrir eres tú.
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La sala de los menesteres
FanfictionAlba Reche es propietaria de una prestigiosa clínica de fisioterapia en Madrid. Natalia Lacunza es una famosa cantante. La primera es pura luz, en el más amplio sentido de la palabra. La pena y la tristeza alimentan el alma de la segunda, sacando...