Capítulo 60. Volveré, siempre lo hago.

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Natalia Lacunza hace volar al Wizink Center con su magia. 

Lacunza y su versión de Callaita dan la vuelta al mundo. 

¿Qué se esconde tras la cover acústica del temazo del momento? 


Y así cientos de titulares. 

Natalia, tumbada desnuda en la cama, con una ligera resaca de alcohol, sexo y emoción, hacía un repaso en sus redes a lo acontecido la noche anterior. No se le quitaba la sonrisa de la cara. Todo eran palabras hermosas hacia su espectáculo y su originalidad. Nadie se esperaba que Natalia Lacunza tuviera una salida como aquella, cantando como si fuera la canción más desgarradora un tema que no dejaba de sonar en los bares y discotecas de medio mundo. La gente parecía encantada, por lo que su idea principal de hacer una cover en cada concierto tomó más impulso. 

La rubia que dormía a su lado ronroneó y se enroscó, más si cabía, a su cuerpo. Era tibia y suave, por lo que su sonrisa, ya pintada con rotulador permanente, se ensanchó a todo lo que daba. Levantó el móvil por encima de su cabeza para no molestar su sueño y siguió leyendo artículos y opiniones aquí y allá. Muchas de sus fans habían grabado el momento, por lo que compartió en su Instagram alguno de esos vídeos en los que la mencionaban a ella y a Bad Bunny. 

Vio varios vídeos de su discursito post-lesión, y casi se ahoga de la risa al ver que alguna de esas personas estaban enfocando al palco. Vio la mano de la rubia tapando su cara cuando dijo lo de igual un poco sí y se sintió extremadamente orgullosa de lo extra que había sido. 


Unas horas antes... 


- Así que igual un poco sí, ¿eh? -le dijo Alba al oído mientras le metía mano en el taxi que habían tomado de vuelta a casa tras la fiesta que había organizado la Mari. 

- Igual un poco que te cagas de mucho -el alcohol haciendo estragos en su mente, que bastante tenía con contener los ataques de esa rubia minúscula a la que parecían salirle brazos por todas partes. 

- Te voy a matar, qué vergüenza -le mordió el lóbulo de la oreja con más fuerza que maña. Joder

- Una declaración de amor frente a miles de personas y no se ha enterado ni Peter. Sutil, elegante -intentó defenderse, cosa imposible si tienes la lengua de Alba Reche recorriendo tu pabellón auditivo. 

- Casi exploto de amor, Nat -gimió. Señor taxista, por favor, acelere que yo no le puedo poner diques al mar

- Alba -le susurró en el oído-, o paras o lo que me va a explotar es la vagina. 

- Te jodes por ponerme así desde el escenario -lamió su mandíbula en línea descendente. 

- ¡Si yo no he hecho nada! -se quejó, tirando del cinturón para pegar a la rubia contra el asiento. 

- Nat -se puso seria de repente-, has tocado nuestra canción, has dicho nuestra frase y has conseguido que el jodido Wizink Center coreara mi nombre para darme las gracias en un concierto tuyo. Tuyo, Nat. No sabes... -paró para tragar saliva-. No sabes lo que significa todo esto para mí. 

- Eh, baby, no te pongas blandita que lloro yo -hizo un puchero. 

- Es que eres tan genial... -imitó su gesto. 

- Cariño, yo solo soy genial porque tú me haces ser genial -le dijo al oído, y dejó un leve beso en su mejilla. 

- Qué genial todo, Nat... 

La sala de los menesteresWhere stories live. Discover now