Cena con amigos.

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Emilio pensó que sería divertido celebrar su aniversario por la florería con sus amigos y Joaquín. 

Pero no pensó que conocería también a la mejor amiga de Joaquín ni que su mejor amigo quedaría enganchado a ella nada más verla.

Pero Emilio debió haberlo supuesto. No sabía por qué, pero se sentía mejor si lo pensaba así.

Más o menos.

A decir verdad, fue bastante confuso ver a Roy quedarse parado en la puerta cuando vio a la amiga de Joaquín y cómo empezó a farfullar palabras sin sentido. 

— ¿Tomaste, te atropellaron o vienes drogado, wey? —le preguntó burlón Eric cuando Roy caminó dos pasos y se tropezó, agarrándose con fuerza del respaldo de la silla de Daniela, quien hizo una cara graciosa al ver al Alfa. 

—Tío Roy, disimula más —le dijo en un susurro cuando el Alfa le pidió perdón. Roy se sonrojó pero asintió.

—Perdón, perdón, es que... se me desató el zapato —se agachó durante unos segundos y se levantó más calmado, sonriendo a todos y yendo hacia el asiento vacío junto a Talia, quien estaba completamente roja y Emilio se preguntó si se sentiría mal.

— ¿Talia está bien? —murmuró muy cerca del oído de Joaquín, haciéndolo estremecer. 

—S-sí, claro —graznó el Omega, muy tieso. 

— ¿P-puedo sentarme aquí? —por su parte, Roy le preguntó a Talia tartamudeando un poco. 

—Claro —contestó la mujer en un tono de voz alto y agudo, señalando el asiento con un movimiento mecánico de mano.

Roy se sentó de golpe y hasta se pudo ver una pequeña nube de aire levantar su servilleta de la mesa antes de ponerla en su regazo. 

Eric, Alex, Daniela y Renata los miraban incrédulos y soltaron un suspiro hastiado al mismo tiempo.

—Y es por eso que siguen solteros —se quejó Daniela en voz lo suficientemente alta para que solo los 4 la escucharan.

—Sí —fue la respuesta conjunta de ellos. 

Joaquín, Emilio, Talia y Roy los miraron confundidos.

Iba a ser una interesante cena.

.

La mesera regresó poco después a tomarles el pedido, explicando un poco qué eran ciertos platillos mientras servía el vino perfectamente sin perder concentración. 

Emilio estaba asombrado. Él sólo podía tener esa concentración hablando de flores, así que suponía que a ella debía gustarle bastante su trabajo.

—Oh, señor Marcos, el chef Antonio dice que saldrá en un rato a traerle la comida para saludarlo —le dijo la mesera cuando terminó de tomar el pedido de todos.

Emilio se sorprendió, pero le sonrió educado.

—Dígale que no es necesario, no quiero que se atrase en su trabajo.

—Créame, está tranquilo el lugar. Él vendrá ahorita.

La mesera se retiró con una sonrisa traviesa y Joaquín frunció el ceño un poco. Emilio miró hacia afuera, a las mesas llenas y la gente pululando sobre el lugar. ¿En serio estaba tranquilo? Wow.

— ¿Eres amigo del chef? —la pregunta del Omega lo trajo de vuelta a él. 

—Ah, bueno, sí, podría decirse que sí. 

Eric y Roy se rieron ante la incomodidad del Alfa.

—Salió con Antonio dos o cuatro veces pero ambos quedaron como amigos —explicó burlón el Alfa, Eric rió más.

El Secreto de las FloresOnde as histórias ganham vida. Descobre agora