No te quiero perder.

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Recomendación musical, espero que sepan cuando pero en el .*. Pueden empezar a oirla: Sweet Night-V.

Joaquín y Emilio decidieron bajar al comedor después de que Daniela entró. Estaban preocupados por ellas, pero no querían escuchar cualquier otra cosa.

—La parte buena es que las paredes son anchas y no se escuchan mucho ruido —dijo Joaquín cuando se sentaron en el comedor. 

Emilio suspiró.

—Aleluya —ironizó—. No me gustaría escuchar a mi sobrina en esa situación. Suficiente tuve con irle a comprar los condones.

Ambos se rieron y se fueron quedando en un silencio cómodo, hasta que el ambiente cambió.

Los Omegas en Celo no son consciente de sus feromonas ni su hormonas, solo son conscientes del calor en su cuerpo y necesidad.

Pero la gente a su alrededor lo notaba. Oh, por supuesto que lo notaban.

Más cuando eran dos jóvenes con las hormonas alteradas, una de ellas demasiado alteradas, en su primera vez de verse después de semanas de no hacerlo.

— ¿Quieres ir a dar un paseo? —preguntó Emilio muy incómodo. 

Joaquín lo agarró de la mano y lo jaló hacia la puerta antes de contestar en un tono apurado:

—Por favor.

.

La lluvia había parado un poco y aunque era ya un poco tarde, todavía había gente alrededor de las calles, saliendo de trabajar o yendo por comida rápida. 

Las luces artificiales de las calles mostraban el rocío entre los coches y la calle mojada, con una que otra gota cayendo lentamente.

Pasaron en silencio las calles hasta la florería y de ahí al parque donde Emilio vio perderse a Joaquín la primera vez que se vieron.

Pensó en todo lo que había pasado desde entonces. En cómo creció su amistad, cómo mejoró su vida y sus ganas de crecer aún más. En cómo le hizo sentir menos solos y más seguro de sí mismo, en que podía llegar a ser alguien igual que los demás, que podía llegar a ser importante para alguien más allá de ser un buen amigo.

Y también recordó en cómo se sintió abandonado cuando Joaquín se alejó sin ninguna explicación, en cómo el Omega se refugió en sí mismo y lo dejó confundido en un bucle.

Había decidido no acercarse a él hasta que Joaquín lo llamara. No pensaba imponer sus necesidades sobre él, como mucha gente había hecho. Le había dicho a Talia que esperaría por Joaquín, así fueran años o meses. Se lo hizo saber con el ramo que le envió y rezó para que Joaquín entendiera el mensaje de sus flores.

Pero cuando la Omega le llamó para decirle que era necesario que fuera con Joaquín, entendió que si no era ahora, sería nunca.

Así que dejó a Eric solo, diciéndole que tenía una emergencia, corrió a su casa a cambiarse, ya que en su salida se echó encima su café de su camisa, y corrió a la facultad del Omega. Llegó justo para ayudar a Joaquín en su ataque de ansiedad y a verlo triunfar como merecía.

El Celo de Ren y todo lo demás eran cosas extras que no había pensado que podían suceder.

Habían estado hablando y riendo, más nerviosos que nada, pero ambos sabían que habían pláticas pendientes y una pequeña incomodidad entre ambos que los molestaba.

—Recuerdo que siempre pasaba por aquí al ir a la universidad —empezó a decir suavemente Joaquín mientras caminaban con lentitud hacia el parque. Emilio lo miró—. Siempre había visto la florería y me parecía muy bonita. Quería entrar pero ¿a quién tenía para regalar flores?

El Secreto de las FloresWhere stories live. Discover now