Sorpresa.

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Emilio entró corriendo junto a Diego a la sala del hospital Los Ángeles, que era el hospital donde Diego trabajaba y a donde llevaron a Joaquín desde hace rato.

El Alfa no podía ni hablar bien así que fue Diego el que se encargó de preguntar.

— ¿Está Joaquín Bondoni registrado en el hospital?

—Sí, doctor —respondió la Beta mayor, de lentes y cabello rubio platinado, sonriendo ligeramente a Diego—. La ambulancia lo dejó hace 20 minutos en urgencias pero lo pasaron a primera planta. 

—Gracias.

Jaló a Emilio para alejarlo de ahí, entrando más al hospital y a la sala principal de espera.

— ¡Emilio! —escuchó que le gritaron. Vio a Renata, Regina y su sobrina Lisa correr a él y las abrazó tembloroso, sobre todo a Ren.

— ¿Qué pasó? —preguntó asustado.

—Estábamos haciendo algunas cosas que Joaco y Ren me acompañaron, esperábamos el elevador y de repente Joaco se puso súper mal, perdió el conocimiento y no pudieron despertarlo en la ambulancia. Pero ya nos dijeron que no parece ser nada grave y solo está dormido.

Regina era la que hablaba con más calma, ya que Ren no podía ni dejar de temblar. Emilio la siguió abrazando hasta que la Omega suspiró y cerró sus ojos, más tranquila al fin.

Diego se acercó otra vez a ellos y Emilio se dio cuenta que el Beta lo había dejado solo un momento hasta ahora.

—Joaco está en el primer piso, habitación 108, puedes entrar a verlo, Emilio —le dijo con calma. Emilio asintió y Ren se alejó de él, pero Regina la abrazó rápidamente.

— ¿Estarás bien? —le preguntó a la pequeña Omega, quien asintió con sus ojos rojos y aún acuosos.

—Ve a verlo —le pidió. Emilio le dio otro beso en la frente.

—Cuídala, por favor —le dijo a su hermana. Regina asintió.

Caminó a los elevadores y después Diego lo acompañó, entrando justo cuando Roy y Eric entraban a la sala, e iban directo a las Omegas. Emilio se sintió ligeramente más tranquilo, pero aún estaba asustado. Desde el momento en que Eric le dijo que Joaco estaba camino al hospital, no supo ni qué sentir excepto miedo y ansiedad. 

—Por aquí —le dijo a Emilio cuando salieron del elevador y lo llevó por el pasillo. Había varias puertas abiertas y con camas ocupadas, con gente en recuperación y sus familiares a sus lados.

— ¿Qué significa este piso? —preguntó a su amigo.

—Estancia corta. Es solamente cuando no es una urgencia pero no necesita de más de 3 días de estar internado. Es solo por precaución, Emilio. Joaquín estará bien.

Llegaron a la habitación dicha pero un doctor iba saliendo junto con una enferma y los detuvo.

—Perdón, solo familiares pueden pasar.

—Soy su Compañero —dijo Emilio con voz tensa. El doctor asintió y abrió la puerta, Emilio apenas le regaló una mirada de soslayo, pero Diego se quedó hablando con el doctor y la enfermera, mientras el Alfa corría a la cama donde su novio estaba recostado.

La habitación era grande, blanca y con algunos detalles de madera café. Al ser un hospital privado, Joaquín tenía una habitación propia, con una cama individual de hospital, un sillón cama en la esquina, frente a la cama, una silla reclinable en la esquina frente al ventanal, y una vista bastante hermosa a Puebla. Pero nada de eso importaba, ya que lo único que estaba en su mente era tocar a Joaquín, conectado a un suero aunque tenía su ropa de calle normal, y solo iba descalzo.

El Secreto de las FloresWhere stories live. Discover now