Embarazo.

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El secreto de su compromiso duró 3 minutos exactamente.

Habían decidido no decirle a la familia nada porque apenas podían controlarlos con la llegada del bebé, así que intentaron mostrarse tranquilos y seremos.

Pero todo se arruinó.

Y por culpa de Joaquín. 

Apenas entraron al comedor, les hicieron pulla.

— ¿Qué tanto hacían para tardarse tanto, tortolitos? —se burló Cristina, alzando y bajando sus cejas.

—No pueden darle un hermanito tan pronto a su bebé si ni siquiera ha nacido el primero —le siguió la tía Florencia. 

Emilio se rió aunque tenía las mejillas rojas y quiso hablar pero Joaquín alzó su mano izquierda y chilló:

— ¡Emilio me pidió matrimonio!

El caos volvió a desatarse y Renata casi se desmaya de la emoción.

Emilio solo sonrió divertido a su prometido mientras aceptaba las felicitaciones de su familia y escuchaba cómo iniciaban los planes de boda también, pero entonces reaccionó a su pensamiento.

Prometido. Joaquín es mi prometido.

Él también se dejó ir en la emoción después.

.

Aunque Diego le había pedido no trabajar tanto y mantener un estado semipermanente de relajación, Joaquín no dejó que su jefe lo mandara a hacer trabajo de oficina en lugar de ser el encargado de montar las diferentes exposiciones y verificar que todo estuviera en orden en la restauración de los cuadros más dañados que les llegaban.

El único punto que no discutió fue la restauración completa de los cuadros. Restaurar un cuadro era un trabajo difícil, no solo en que llevaba muchísimo tiempo de a veces días o semanas enteras, según la complejidad del cuadro, sino que también usaban ciertos productos tóxicos que la mascarilla no alejaba por completo. Y el olor podía provocar consecuencias terribles a su bebé, así que aceptó no ser el restaurador de los cuadros pero sí verificar los avances y dar consejos de vez en cuando al restaurador secundario.

Lo cual el pobre chico Beta que lo había empezado a ayudar unos meses antes de conocer a Emilio, agradeció. Aún le faltaban muchos años para ser un experto y Joaquín era por excelencia el mejor restaurador. 

—Te acepto no ir a ver los cuadros cuando está usando el producto pero no dejaré a Luis solo cuando sigue aprendiendo y puede ocasionar un desastre en la pintura —se quejó el Omega cuando su jefe quiso alejarlo de la restauración.

El Alfa lo pensó durante muchos días pero terminó aceptando, diciendo que solo podía verlos de 5 a 6 de la tarde, que era cuando Luis terminaba de utilizar todo y lo sanitizaba apropiadamente. 

Así que Joaquín se mantenía alejado de los cuadros pero sin dejar de verificar todo y ayudarle al chico que se veía asustado cada que terminaba el día. 

—Yo también tenía miedo de haberme equivocado en algo o haber jodido el cuadro, pero con el tiempo le vas encontrando el ritmo y la confianza —le dijo al Beta cuando terminó de checar el avance de ese día, viendo como temblaba el pobre hombre cuando le dijo que todo estaba bien.

— ¿De verdad? —preguntó sonando como un niño pequeño—. ¿Como cuándo tienes confianza de no cagarla?

Joaco se rió. 

—Cuando acabas tu primer cuadro, arruinas un poco la pintura, lo acomodas y nadie se da cuenta.

Luis lo miró sorprendido y también se rió. 

El Secreto de las FloresWhere stories live. Discover now