Tour.

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A la mañana siguiente, terminaron despertándose más temprano que cuando Joaquín estaba trabajando pero por una mejor causa.

Su recorrido por Viena los llevaría hasta los viñedos de Kahlenberg, pasando por Nussdorf y hasta visitando la torre mirador de Stefaniewarte, donde también podrían pasar a la iglesia San José. 

Pusieron lo básico en sus bolsos de viaje y a las 5 de la mañana ya estaban en el lobby del hotel esperando por su transporte que los movería a los viñedos. 

Apenas habían dormido más de 4 horas pero no les importaba, seguían con ese brillo del after sex y querían relajarse y disfrutar de la compañía del otro abiertamente. Ya no había motivo para poner barreras entre ambos, de todas formas.

El Uber llegó a tiempo y se despidieron del portero, que era el mismo que los recibió cuando llegaron a Viena. Él les deseó buen viaje y la pareja le agradeció, diciéndole que volvían en unos días.

—Se siente extraño —dijo Joaquín cuando el Uber los empezó a sacar del centro y de lo remotamente conocido de Viena que llevaban.

— ¿Qué cosa, amor? —Emilio lo acomodó más en su pecho para que pudiera descansar a gusto en lo que llegaban al punto de encuentro donde también más turistas se irían con ellos a los viñedos.

—No se siente extraño cuando salimos del hotel y caminamos por las calles del centro. Se siente casi como si fuera algo...

—Que ya hemos hecho —completó el Alfa. Joaquín asintió en silencio.

Emilio lo pensó un momento mientras registraba sus emociones cuando caminaba al lado de Joaquín tanto en México como en Viena, pero es que todo al lado de él lo hacía sentir como si lo hubieran hecho todo el tiempo.

Había una comodidad con Joaquín que no tenía con nadie más. Y amaba eso de su relación, porque podía ser por fin él mismo sin el miedo de no encajar.

—Tal vez es un dejavu por vidas pasadas —terminó comentando el Alfa. Joaquín hizo un ruidito de indecisión pero asintió.

—Probablemente sea eso —se quedó callado unos segundos antes de reírse en voz baja.

— ¿Pasa algo?

—Solo... pensé una cursilería.

—Dime —le pidió amablemente. Joaquín negó pero Emilio insistió más besándole el cuello y mordiéndole en su vena apenas superficialmente. Joaquín ahogó un gemido y apretó sus muslos, sintiéndose aún sensible por anoche.

Se removió entre risas nerviosas por la mirada curiosa del chófer.

—Okay, de acuerdo, de acuerdo —cedió. Emilio se detuvo y esperó, el Omega apenas se movió ligeramente para mirarlo a los ojos con su rostro rojo y algo avergonzado—. Es que... pensé que una vida no me fue suficiente para amarte y por eso te volví a encontrar.

Emilio se puso rojo también y sonrió de una manera tan tierna y adorable que Joaquín se lanzó a besarlo con suavidad. Se separaron minutos después recordando dónde estaban cuando el chófer carraspeó sutilmente.

—También te amo más allá de mil vidas —dijo con sinceridad Emilio.

Joaquín solo pudo esconder su cara en el cuello del Alfa para que no viera su sonrojo, pero no dejó de sonreír jamás.

.

Veinte minutos después llegaron al punto de encuentro de su tour que era en una tipo estación de autobuses, aunque más elegantes que las de su país.

Encontraron pronto a su tour y se acercaron para subir. Una Omega de cabello largo y negro, y piel bronceada los esperaba con una sonrisa amable y un acento muy marcado en su inglés, que solo la hacía más adorable.

El Secreto de las FloresWhere stories live. Discover now