Baby shower.

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El día del baby shower Emilio y Joaquín empezaron a creer que recibir cosas para sus bebés gratis no valía lo suficiente para aguantar a su familia emocionada por tener gemelos pronto en el álbum familiar.

Todo empezó por la mañana. Ellos estaban en una feliz sesión de besuqueo y toqueteo mañanero, mientras reían y sentían a los bebés patear tranquilos, se sentían felices y ni siquiera recordaban que día era.

Hasta que las hermanas mayores de Emilio tocaron a su puerta y empezaron un caos.

— ¡Sabíamos que seguían en la cama sin recordar que el baby shower es en 7 horas, pero llegamos a tiempo! —gritó una de ellas mientras otra obligaba a Joaquín a entrar al baño a tomar una ducha y otra preparaba una maleta de ropa, y la que gritó llevaba a Emilio también a bañarse.

—No se preocupen, hoy todo será perfecto —estaba seguro que quien dijo eso con una expresión aterradora fue Cristina. Pero tanto Mayra como Regina tenían la misma expresión y tono de voz.

Joaquín empezó a pensar si era necesario tener cuñadas en su vida. 

Y como si pudieran leerle la mente, Regina le dijo:

—Sí, porque somos hermanas mayores por añadidura. Así que ahora tienes 3 hermanas más en tu manada. Ahora lávate bien que la fiesta está por comenzar.

Toda ternura que sintió al principio, se desvaneció cuando lo golpeó el agua fría y casi brinca como gato. Regina rió maliciosa.

Malditas hermanas mayores.

.

No desayunaron sino hasta que llegaron a la hacienda y su suegra lo esperaba con los brazos abiertos en la cocina.

—Me bañaron con agua fría, pégales —se quejó en cuanto Noelia lo abrazó con cariño y protección.

— ¡No hicimos nada malo! —dijeron sus hijas al unisón, haciendo todo aún más sospechoso. Emilio las miró con una sonrisa irónica y sus ojos lo decían todo. 

—Tienes monstruos por hijas —le dijo a su mamá mientras se acercaba a darle un beso en su frente. Ella asintió y miró a sus niñas indignarse y empezar a hablar al mismo tiempo.

La abuela Marcos ya había sentado a Joaquín con cuidado en la mesa del desayuno, al lado de Ofelia, y le había servido un buen plato de hot cakes y té con leche. Emilio se sentó al lado de su prometido, aceptando el plato que su abuela le ofreció pero con café de diferencia. Su abuelo no estaba, ni su tía Florencia, solo su mamá, la abuela, su tío Augusto y sus hermanas estaban en la cocina.

— ¿Y el abuelo y la tía Flor? —preguntó a su abuela.

—Flor fue por las últimas decoraciones con tu tía Alicia para empezar a preparar el patio, y tu abuelo estaba en una reunión importante por Zoom con unos inversionistas para llevar el vino Maraville a Europa del Norte y puede que hasta los países bajos.

—Si todo sale como está planeado, para el próximo año nuestro vino se podría presentar a la feria de otoño en Francia —se emocionó Ofelia, Noelia le sonrió cariñosa y Joaquín tomó un sorbo de su té mientras intercambiaba una mirada con el tío Augusto. 

—Bueno, y a todo esto, ¿por qué trajeron tan temprano a los chicos? Ni siquiera son las 12 del día —reclamó Noelia, viendo a sus hijas con un ceño fingido.

Ellas se miraron entre sí para luego sonreírles como niñas pequeñas a su mamá, aunque su hermano y cuñado las miraron como si fueran el mismo diablo.

—Ah, es que pensamos que podrían llegar tarde y pues queríamos ir a asegurarnos que todo estuviera bien —se excusó Cristina en nombre de las tres.

El Secreto de las FloresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora