El único compromiso.

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Un día antes de la boda, Joaquín despertó con el cuerpo de Emilio enredado entre el suyo, con su calor envolviéndolo y besos como suspiros por su nuca y espalda.

—Mmm, buenos días, beloved —musitó entre gemidos cuando sintió la mano de su prometido ir bajando por su vientre hasta sus muslos.

—Buenos días, prometido mío —le susurró su Alfa con voz ronca en su oído. Joaquín sonrió más grande.

— ¿Tan temprano y con hambre?

—Yo siempre.

Joaquín se rió. Emilio siguió besando su nuca y hombros, intentando abrirse en el cuerpo de su prometido. Joaquín alzó una pierna y gimió por la anticipación.

Pero entonces el timbre sonó violentamente y ambos saltaron, rompiéndose la atmósfera lujuriosa y pesada.

—Mierda —gruñó Joaquín mientras ambos se separaban y se ponían ropa rápido. El llanto de las niñas los apresuró más, al igual que el sonido de la puerta.

— ¿Qué chingados está pasando? —dijo alterado Emilio. Corrieron al cuarto de sus hijas y cada uno alzó a una bebé, calmándolas con sus feromonas.

El timbre siguió sonando con violencia.

—Dios, voy a matar a alguien —se quejó Joaquín. Emilio le entregó a Silene ya calmada y lo ayudó a sentarse en la mecedora.

—Espera, iré a ver quién es. No salgas de aquí.

Joaquín asintió nervioso y vio salir a su prometido del cuarto, las niñas seguían llorando un poco y las terminó de calmar bien, besando sus cabecitas suaves y dulces, aspirando el delicioso aroma de bebé y relajándose de inmediato.

Escuchó a su prometido abrir la puerta principal y luego la del zaguán, pero en menos de cinco segundos su casa se volvió a llenar de diversas voces y sus cuñadas entraron corriendo al cuarto de las bebés. Apenas supo qué había pasado antes de que Regina le arrebatara a Silene de sus brazos y Cristina a Alhelí, Emilio entró poco después con Mayra rodeando sus hombros con un brazo.

— ¡Es hora de la boda, hora de la boda! —dijo jubilosa Mayra, las niñas imitaron su tono y empezaron a reírse también, alzando sus brazos y brincando en los brazos de sus tías.

Joaquín seguía sentado aturdido en su silla, viendo a sus cuñadas con las cejas alzadas.

—Eh, mañana es la boda, Mayra —le dijo en un tono conciliador. Pero la Alfa negó con la cabeza.

—No, no, no, me refiero a que hoy nos iremos a la hacienda que alquilaron para la fiesta porque les tenemos una despedida de solteros.

—Pero decidimos no hacer despedida de solteros, chicas —les dijo Emilio con cansancio.

—No ese tipo de despedida, tarados —dijo Regina mientras besaba las manos de Silene, haciéndola reír—. Es algo más de nosotros. Joaquín se quedará con Renata y sus amigos en el ala oeste de la hacienda, mientras que Emilio se quedará con nosotros y sus amigos en e la este. Tendremos una pijamada especial.

Joaquín miró a su prometido con una sonrisa insegura. Emilio lo miró como si estuviera sufriendo mucho.

Esa pijamada sonaba a miedo.

.

Lo cuál sí fue, pero solo porque sus amigos querían hablarle sobre sexo con su hermana presente y las maneras en que podía complacer a su Alfa.

Joaquín les gritó que se callaran porque iban a traumar a su hermana, pero entonces Renata empezó a decirle maneras de cómo moverse y hasta qué posiciones probar.

El Secreto de las FloresWhere stories live. Discover now