Epílogo.

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Dos años después.

24 de diciembre.

Joaquín deseó que sus hijas jamás hubieran descubierto la magia del chocolate con menta.

Ellas y María, la hija más pequeña de Cristina, llevaban dos horas saltando y corriendo a través del jardín de la hacienda, con los primos mayores cuidándolas de no caer a la alberca.

-Una sola mini taza les di hace tres horas. Una -lloró Renata mientras las veía correr como solo tres niñas de 3 y 4 años podían hacerlo.

Daniela la miró burlona y siguió sacándole fotos a sus sobrinas pequeñas, riéndose cuando su hermano menor intentó agarrarlas lanzándose a ellas y cayó en su vientre al jardín.

-Parecen tres borregos que acaban de dejar abierto el corral -dijo burlona Mayra, tomando de su chocolate caliente con total superioridad.

Ren la miró con un puchero y luego miró a Joaco, quien veía a sus hijas junto a Emilio con los brazos cruzados.

- ¿Es muy tarde para darlas en adopción? -preguntó Emilio a Joaquín.

-Lo estoy pensando diariamente pero ya gastamos un montón en pañales y ropa durante los 3 últimos años.

-Diablos.

Ren ahogó un suspiro.

-Dani, nueva misión. No me dejes sola con ellas de nuevo cuando hay dulces cerca.

- ¿Aunque lloren las niñas? -preguntó la Alfa seria.

-Aunque te pateen.

- ¿Aunque me muerdas tú?

- ¡Solo fue una vez y era una cuestión de vida o muerte! -gritó la Omega, haciendo que los demás se echaran a reír y las gemelas escucharan a sus papás.

- ¡Papi! ¡Papá!

Silene se aventó a los brazos de Emilio mientras que Joaco jaló a Alhelí para lanzarla al suelo y acabar acurrucándola en su pecho. María se aventó a Ren y ella la subió como si fuera un avión.

-Renunciamos -los tres chicos que las estaban cuidando llegaron con ellos también.

Joel, el menor de los hermanos de Dani; Jorge, el de en medio y Ulises, en mayor de Regina, los veían exhaustos, las niñas solo se rieron y Silene les mandó un beso a los tres. Inmediatamente los chicos sonrieron mientras hacían ruidos de ternura.

Las gemelas y María eran las más pequeñas de los hermanos de Emilio, evidentemente eran las más mimadas y cuidadas, los primos mayores se habían autoproclamado sus guardianes y las cuidaban mejor que sus propios padres a veces.

Emilio y Joaquín llevaban casados ya 2 años y seguían aprendiendo muchas cosas de sí mismos.

Conforme fueron pasando las semanas, el dolor de la muerte de su papá disminuyó, y tanto Ren como él decidieron que sería bueno que sus padres descansaran juntos, pero sabían que nunca les gustó la idea de estar en una lápida por el resto del tiempo. No sabían dónde o cómo pero querían que sus papás ya fueran libres y descansaran como merecen.

- ¿Por qué no los ponen en las raíces de un árbol para que ayuden a que crezcan? -ofreció Emilio mientras seguían acostados en el sillón, las niñas jugando con Dani en el suelo frente a ellos. Habían dejado de lado la mesita de café baja para que las gemelas tuvieran más espacio de moverse.

Joaquín miró a su esposo con las cejas alzadas. Realmente sonaba muy bien esa idea.

-Me gusta la idea, pero ¿cómo se hace eso?

El Secreto de las FloresWhere stories live. Discover now