Posibilidad.

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Las fiestas navideñas llegaron más pronto de lo que pensó Emilio. Y su agenda se llenó de una forma ridícula que casi lo hizo llorar por el estrés del trabajo que tenían Eric y él. Tuvieron que contratar a dos personas más que les ayudaran en la florería mientras ellos estaban en los eventos que los habían contratado. 

Joaquín iba a ayudarles de vez en cuando, al igual que Ren, Regina, Daniela y Cristina. El trabajo era tan intenso que Joaco y él apenas habían podido tener una o dos citas a solas aunque siempre cenaban juntos y dormían juntos, pero no habían podido tener nada de sexo porque o Joaco estaba ocupado o Emilio estaba agotado.

Así que habían acabado varias veces durmiéndose a mitad de las caricias y besos, con medio pijama o ropa fuera del cuerpo. Era divertido cómo terminaban encima del otro y recordaban en qué habían estado al día siguiente.

Y aún así, Joaquín olía aún más a maracuyá como cuando estaba en su orgasmo o a punto de llegar a él. 

— ¿Estás seguro? —preguntó Joaquín cuando Emilio se lo dijo una noche que estaban bañándose juntos, y ahora solo se bañaban.

—Pareciera que estás cerca de tu Celo otra vez —le dijo Emilio mientras acariciaba sus hombros y besaba su cuello, cerca de su Marca.

—Te aseguro que ya no tengo Celo próximamente. Tal vez en otros dos meses más, pero como volví al control adecuado de supresores entonces no lo sentirás.

—Ay, qué triste, me gustó tu Celo —Emilio hizo un puchero. Joaquín le lanzó agua y le picó las costillas con su codo, haciéndolo reír.

—Mamoncito me saliste.

Emilio le besó su Marca con suavidad, sintiendo agradable el estremecimiento del Omega.

—Pero me sigue sorprendiendo que te llegara tan de repente el Celo —siguió diciendo Emilio, abrazando al Omega y dejando sus manos sobre su vientre, acariciándolo con suavidad.

—Olvidé uno o dos días tomar los supresores, pero no recuerdo cuáles días —gimió el Omega, pasando una mano hacia la nuca para acariciar los rizos mojados y la otra mano encima de sus manos—. Creo que fue por la época en que me estaba preparando para el viaje y las juntas. El estrés me estaba volviendo loco.

—Por favor, ten más cuidado, beloved. La última vez tuvimos suerte en que no estábamos lejos el uno del otro.

—Lo sé. Además que los Celos siguen siendo incómodos... Aunque —se mordió el labio mientras volteaba un poco la cabeza y miraba a su compañero—, fue divertido pasarlo contigo. Jamás había pasado un Celo con nadie.

Emilio lo atrajo más hacia su cuerpo, acariciando la piel cercana, con una sonrisa pícara en sus labios.

—Mi Celo debe pasar en unos meses, cuatro a lo máximo... ¿Te gustaría acompañarme en él?

—Dios, sí, por favor.

Emilio se rió con fuerza ante la emoción del Omega, lo volvió a atraer en un beso suave y profundo, moviéndolo para que quedara a horcajadas sobre él, moviendo las caderas lentamente sobre su ingle en círculo.

—Mmm, ¿y si empezamos a practicar desde ahora? —jadeó el Alfa.

—Maravillosa idea, sí —Joaquín profundizó el beso mientras se movía más sobre su novio pero entonces cuando Emilio bajó la mano hacia el trasero del Omega, su celular sonó. 

O más bien el celular que tenía predispuesto para atender y hacer citas previa de eventos.

—Me lleva la madre —soltó Emilio con un gemido. Joaquín gruñó y se alejó de él con una mueca enojada.

El Secreto de las FloresWhere stories live. Discover now