Nacimiento.

2.3K 306 530
                                    

Cuando Joaquín le dijo a su hermana y cuñada que no iba a tardarse tanto, pensó que en serio no lo iba a hacer.

Pero cuando dieron las 4 de la tarde y por fin acabó, se dio cuenta que casi estuvo ocho horas en el proceso de identificación del cuadro, para que resultara ser una copia bastante bien hecha por cierto, pero copia al fin y al cabo.

Mayra se sentía sumamente culpable porque Joaquín no había comido ni descansado bien en mucho tiempo, pero el Omega le dijo que no había problema, que era bueno para él sentirse productivo a ser como una carga.

—Mmm, Emilio me matará si se entera que te puse a trabajar una jornada entera sin descanso —le dijo sollozante. Pero Joaco sonrió pícaro.

— ¿Y quién le va a decir? Por que yo no.

Mayra lo miró sorprendida y se echó a reír.

—Dios, te amo. Pero venga, te invito a comer una hamburguesa con papas y una malteada, ¿jalas?

—Por eso eres mi cuñada favorita —el Omega dijo casi llorando, lanzándole un beso a la Alfa.

— ¡Lo sabía! —Mayra hizo una señal de victoria con sus brazos hacia arriba y movió las caderas—. Regina y Cristina me la pelan.

Joaquín se rió con fuerza. Salieron de su despacho, donde fueron a dejar sus instrumentos y entrelazaron sus brazos.

—Es curioso, ¿sabes? —empezó Mayra pensativa.

— ¿Qué cosa?

—Técnicamente llevamos 3 años conociéndonos, todos mis hermanos han venido a las diferentes exposiciones que doy y tú siempre estabas al frente y al pendiente de ellas. Pero jamás se conocieron tú y Emilio hasta hace un año, y ve todo lo que ha pasado.

Joaquín sonrió misterioso pero asintió hacia la Alfa, sus ojos brillando mientras pasaba una mano por su vientre hinchado.

—A decir verdad, a mí también me da entre curiosidad y risa. Tuvimos mucho tiempo para conocernos por conexiones familiares pero lo hicimos por las flores...

Mayra dejó escapar una risa que sonó a bufido, su rostro estaba sonrojado y sus ojos también brillaban. Se detuvo cuando llegaron a la salida de las salas del museo, quedándose en el lobby. Mayra se puso enfrente del Omega y lo tomó de las manos, apretándolas con suavidad.

—Lo digo siempre pero de verdad, Joaquín, gracias por llegar a la vida de mi hermano. Le regalaste una felicidad que pensé jamás iba a conocer. Lo ayudaste a crecer y ser una mejor versión de él mismo, y has hecho tantas cosas buenas por él... Gracias por amarlo.

Fue inevitable para Joaquín soltar unas cuantas lágrimas y hacer un puchero emocionado, abrazó a su cuñada con dificultad pero calidez.

—Emilio también me ha dado más de lo que podía creer o imaginar. Hizo mi vida mejor y nos ha dado una nueva familia a Ren y a mí. Gracias a ustedes por aceptarnos en su familia.

— ¡Ay, cariño, ¿cómo no aceptarlos si son adorables y hacen sumamente feliz a Milio?! Los amamos muchísimo, cariño.

Ambos se quedaron así un momento más antes de separarse y limpiarse las lágrimas traicioneras por las hormonas.

—Bueno —carraspeó la Alfa—, vamos por hamburguesas.

— ¡Yeih!

Mayra abrió la boca pero su celular empezó a sonar.

—Oh, espera —le pidió a Joaquín, mientras miraba la pantalla—. Mmmm, son los inversionistas de la exposición de Van Gogh. Me tardaré un poco, ¿me vas esperando en el coche?

El Secreto de las FloresWhere stories live. Discover now