Capítulo 91

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NOVENTA Y UNO

NOVENTA Y UNO

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Narra Hannah.

El día del primer partido de quidditch de la temporada se acercaba, Gryffindor contra Slytherin, las reuniones del ED quedaron suspendidas porque Angelina se empeñó en hacer entrenamientos casi diarios. Dado que hacía mucho tiempo que no se celebraba la Copa de quidditch, el inminente encuentro había producido grandes expectativas y emoción. Como era lógico, los de Ravenclaw y los de Hufflepuff demostraban un vivo interés por el resultado del partido, pues ellos jugarían contra ambos equipos en el curso del año. Los jefes de las casas de cada uno de los dos equipos enfrentados, pese a que intentaban disimularlo bajo un considerable alarde de espíritu deportivo, estaban ansiosos por ver ganar a los suyos. Dónde comprendí hasta qué punto le importaba a la profesora McGonagall que Gryffindor venciera a Slytherin cuando la semana previa al partido decidió abstenerse de ponernos deberes.

- Creo que ya tienen suficiente trabajo de momento - con altivez. Nadie dio crédito a lo que acababa de oír hasta que la profesora McGonagall miró directamente a Harry, a Ron y a mi; y añadió con gravedad-: Ya me he acostumbrado a ver la Copa de quidditch en mi despacho, muchachos, y no tengo ningunas ganas de entregársela al profesor Snape, así que empleen el tiempo libre para entrenar, ¿entendido?

Snape tampoco disimulaba que defendía los intereses de su equipo. Había reservado tantas veces el campo de quidditch para los entrenamientos de Slytherin, haciendo que Gryffindor tuviera dificultades para utilizarlo. También hacía oídos sordos a los continuos informes sobre los intentos de los de Slytherin de hacer maleficios a los jugadores de Gryffindor en los pasillos del colegio. El día que Alicia Spinnet se presentó en la enfermería con las cejas tan crecidas que le impedían ver y le tapaban la boca, Snape insistió en que debía de haber probado por su cuenta un encantamiento crecepelo y no quiso escuchar a los catorce testigos que aseguraban haber visto cómo el guardián de Slytherin, Miles Bletchley, le lanzaba un embrujo por la espalda mientras ella estaba estudiando en la biblioteca.

Harry era optimista en cuanto a las posibilidades que Gryffindor

tenía de ganar, más aun que ya le habían quitado la venda del brazo; al fin y al cabo nunca habían perdido contra el equipo de Draco. También había que admitir que Ron todavía no había alcanzado el nivel de rendimiento que Wood habría aprobado, pero se estaba esforzando muchísimo para mejorar. Su punto débil era la tendencia a perder la confianza en sí mismo después de meter la pata; cuando le marcaban un tanto, se aturullaba mucho y entonces era probable que le marcaran más goles. Por otra par te, Habíamos visto a Ron hacer algunas paradas francamente espectaculares cuando estaba inspirado; en uno de los entrenamientos más memorables, Ron se había quedado colgado de la escoba, cogido con una sola mano, y le había dado una patada tan fuerte a la quaffle para alejarla del aro de gol que la pelota recorrió todo el terreno de juego y se coló por el aro central del extremo opuesto. El resto del equipo comentó que aquella parada no tenía nada que envidiar a la que había hecho poco antes Barry Ryan, el guardián de la selección irlandesa, contra un lanzamiento del cazador estrella de Polonia, Ladislaw Zamojski. Hasta Fred había dicho que quizá Ron lograra que él y George se sintieran orgullosos de su hermano, y que estaban planteándose muy en serio reconocer que Ron tenía algún parentesco con ellos, lo cual le aseguraron que llevaban cuatro años cuestionándose.

Mi patronus ¿Una Potter? Parte I -Draco MalfoyWhere stories live. Discover now