Capítulo 123

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CIENTO VEINTITRES

CIENTO VEINTITRES

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—Harry... Harry — Hannah se levantó con esfuerzo entre la maraña de cuero y metal que la rodeaba; al intentar ponerse en pie, sus manos se hundieron varios centímetros en el agua fangosa. No entendía adónde había ido Voldemort y temía verlo aparecer en la oscuridad en cualquier momento. Notando un líquido caliente que le goteaba de la barbilla y la frente, salió arrastrándose de la ciénaga y fue tambaleante hasta un pequeño bulto a unos metros de ella. Era Harry inconciente— ¡Harry!

Hannah tomó a su hermano entre sus brazos mientras le daba pequeño golpes en la mejilla para que este despertara, a los pocos segundos Harry abrió los ojos y pegó un brinco lleno de adrenalina, asustado y aterrado.

—¿Dónde está? — gritó con su varita en mano mientras se ponía de pie debilmente para luego volver a desplomarse en el fango.

— Harry, nos estrellamos. El se fue — fue lo ultimo que dijo Hannah al ver un voluminoso bulto oscuro que había en el suelo. Era Hagrid. —¡Hagrid! — Hannah corrió hacía el com podía— ¡Dime algo, Hagrid!

Pero el bulto no se movió.

—¿Quién está ahí? ¿Son los Potter? ¿Son Hannah y Harry Potter?

Hannah no reconoció aquella voz de hombre. Entonces una mujer gritó:

—¡Se han estrellado, Ted! ¡Se han estrellado en el jardín!

A Hannah le daba vueltas la cabeza.

—Hagrid... —repitió como atontada y debil, y se le doblaron las rodillas. Cuando volvió en sí, estaba tumbado boca arriba sobre algo que parecían cojines, con la frente y barbilla sangrando, las costillas y un brazo doloridos —Hagrid... Harry—murmuró.

Abrió por fin los ojos y comprobó que se hallaba tendida en un sofá, en un salón que no conocía, iluminado por una lámpara. Su mochila estaba en el suelo, a escasa distancia, mojada y manchada de barro, y un individuo rubio y barrigudo lo observaba con preocupación.

—Hagrid y Harry se encuentran bien, hijo —dijo el desconocido—; mi mujer está con ellos. ¿Cómo te encuentras? ¿Te has roto algo más? Te he arreglado las costillas, el diente y el brazo. ¡Ah, por cierto, soy Ted! Ted Tonks, el padre de Dora.

Como Hannah se incorporó demasiado deprisa, vio un montón de estrellitas y se mareó.

—Voldemort...

—Tranquila, muchacha, tranquila —susurró Ted Tonks. Le puso una mano en el hombro y la empujó suavemente para que se recostara en los cojines—. Ha sido una caída brutal. Pero ¿qué ha pasado? ¿Un fallo de la motocicleta? Arthur Weasley ha vuelto a pasarse de la raya, seguro. ¡Él y sus cacharros muggles!

—No, no... —dijo Hannah, y la abeza le latió como una herida abierta—. Mortífagos, montones de mortífagos... Nos perseguían...

—¿Mortífagos, dices? —se extrañó Ted—. ¿Cómo que mortífagos? Tenía entendido que no sabían que íbamos a trasladarlos esta noche; creía que...

Mi patronus ¿Una Potter? Parte I -Draco MalfoyTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon