Capítulo 30

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TREINTA

A la mañana siguiente, era Domingo por la mañana, la señora Pomfrey le dijo a Hannah que se quedaría en la enfermería hasta el Lunes

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A la mañana siguiente, era Domingo por la mañana, la señora Pomfrey le dijo a Hannah que se quedaría en la enfermería hasta el Lunes. La visitó gente sin parar; todos con la intención de infundir ánimos. Hagrid le envió unas flores llenas de tijeretas y que parecían coles amarillas, y Fred Weasley, sonrojado, apareció con una caja llena de dulces.

El equipo de Gryffindor volvió a visitarla ese mismo día, esta vez con Wood, que aseguró a Hannah con voz de ultratumba que no la culpaba en absoluto. Harry, Ron y Hermione no se iban hasta que llegaba la noche. Pero nada de cuanto dijera o hiciese nadie podía aliviar a Hannah, porque los demás sólo conocían la mitad de lo que le preocupaba.

No había dicho nada a nadie acerca del Grim, ni siquiera a Harry, Ron y a Hermione, porque sabía que Ron se asustaría y Hermione se burlaría y decidió decirle a Harry cuando estuvieran solos. El hecho era, sin embargo, que el Grim se le habían aparecido dos veces a ambos y en las dos ocasiones había habido accidentes casi fatales. La primera casi los había atropellado el autobús noctámbulo. La segunda Hannah había caído de veinte metros de altura. ¿Iba a acosarlos el Grim hasta la muerte? ¿Iban a pasar ellos el resto de sus vidas esperando las apariciones del animal?

Y luego estaban los dementores. Hannah y Harry se sentían muy humillados cada vez que pensaban en ellos. Todo el mundo decía que los dementores eran espantosos, pero nadie se desmayaba al verlos... Nadie más oía en su cabeza el eco de los gritos de sus padres antes de morir. Después de que Hermione y Ron se fueran, Hannah le contó todo a Harry, lo que vio en el cielo, al Grim, luego contó lo que escuchó cuando los dementores la tumbaron.

Porque Hannah sabía ya de quién era aquella voz que gritaba. En la enfermería, desvelada durante la noche, contemplando las rayas que la luz de la luna dibujaba en el techo, oía sus palabras una y otra vez. Cuando se le acercaban los dementores, oía los últimos gritos de su madre, su afán por protegerlos de lord Voldemort, y las carcajadas de lord Voldemort antes de matarla... Hannah dormía irregularmente, sumergiéndose en sueños plagados de manos corruptas y viscosas y de gritos de terror, y se despertaba sobresaltada para volver a oír los gritos de su madre.

—¿Crees que si vuelvo a ver al Grim en carne y hueso, yo...?—supone Hannah, asustada.

—¡No! Hannah ¡Claro que no! —exclama su hermano, tomando asiento en la cama junto a ella—. No digas eso...

—¿Pero y si llega a pasar? — pregunta Hannah acomodándose entre las sabanas —. Lo que le pasó al tío de Ron.

—No dejaré que pase. Estaré contigo todo el tiempo —dijo Harry para luego tomar su mano —Lo detendremos.

Harry se apegó más a Hannah para abrazarla.

—Siento que arruiné los sueños de Wood de ganar la copa de Quidditch —dijo Hannah apenada.

Mi patronus ¿Una Potter? Parte I -Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora