Capítulo 109

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CIENTO NUEVE

CIENTO NUEVE

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Al día siguiente, unas horas de la tarde, Harry y Ron salieron a regañadientes de la soleada sala común y se encaminaron hacia el aula de Defensa Contra las Artes Oscuras, situada cuatro pisos más abajo. Encontraron a Hannah y a Hermione haciendo cola delante de la puerta, cargadas de pesados libros y con cara de víctima.

—¡En Runas nos han puesto demasiados deberes! —se quejó, Hannah angustiada, cuando se le unieron sus amigos

— ¡Una redacción de cuarenta centímetros y dos traducciones, y yo tengo que leerme todos estos libros para el miércoles! — dijo Hermione contando los libros que tenía Hannah en mano

— ¿Esos también los vas a leer? — preguntó Harry mirando todos lo libros.

— Este año tengo que destacarme si quiero pasar a Hannah — los hermanos se miraron sin decir nada.

— Pero... Hannah está muy tranquila, no la veo histérica como tu.

—¡Qué palo! —murmuró Ron.

—Es porque hago todo antes de dormir — aseguró Hannah tranquilamente.

—Pues espera y verás —replicó Hermione—. Snape también nos pondrá un montón de trabajo que harás estresada.

En ese momento se abrió la puerta del aula y Snape salió al pasillo. Como siempre, dos cortinas de grasiento cabello negro enmarcaban el amarillento rostro del profesor. De inmediato se produjo silencio en la cola, Hannah pudo sentir la mirada de Snape en ella como si la conociera de toda la vida.

—Adentro —ordenó sin mas.

Hannah miró alrededor mientras entraba con sus compañeros en el aula evitando la mirada de Snape pero choca con mirada de Draco, quien la miraba fijamente desde atrás, sin importarle que los demás miraran. La estancia ya se hallaba impregnada de la personalidad de Snape: pese a que había velas encendidas, tenía un aspecto más sombrío que de costumbre porque las cortinas estaban corridas. De las paredes colgaban unos cuadros nuevos, la mayoría de los cuales representaban sujetos que sufrían y exhibían tremendas heridas o partes del cuerpo extrañamente deformadas. Los alumnos se sentaron en silencio, contemplando aquellos misteriosos y  truculentos cuadros.

—No les he dicho que saquen sus libros —dijo Snape al tiempo que cerraba la puerta y se colocaba detrás de su mesa, de cara a los alumnos; Hermione dejó caer rápidamente su ejemplar de Enfrentarse a lo indefinible en la mochila y metió ésta debajo de la silla—. Quiero hablar con ustedes y quiero que me presten la mayor atención.

Recorrió con sus negros ojos las caras de los alumnos pasando lentamente por los ojos de Hannah, los cuales eran frios y se detuvo en la de Harry una milésima de segundo más que en las demás.

Mi patronus ¿Una Potter? Parte I -Draco MalfoyWhere stories live. Discover now