Capítulo 115

1.4K 150 33
                                    

CIENTO QUINCE

CIENTO QUINCE

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


Narrador.

Al día siguiente, Hermione le ocmentó a Hannah lo sucedido con Ron; hasta hubo ataques de canarios hacia el chico. Hannah también le comentó a Hermione lo que pasó con Draco, lo único que dijo fue que dijo esas cosas para alejarla, lo cual fue muy tonto.

Una vez más, la nieve formaba remolinos tras las heladas ventanas; se acercaba la Navidad. Como todos los años y sin ayuda alguna, Hagrid ya había llevado los doce árboles navideños al Gran Comedor; había guirnaldas de acebo y espumillones enroscados en  los pasamanos de las escaleras; dentro de los cascos de las armaduras ardían velas perennes, y del techo de los pasillos colgaban a intervalos regulares grandes ramos de muérdago, bajo los cuales se apiñaban las niñas y niños cada vez que Harry pasaba por allí junto con Hannah. Eso provocaba atascos en los pasillos, pero, afortunadamente, en sus frecuentes paseos nocturnos por el castillo Harry y Hannah habían descubiertos diversos pasadizos secretos, de modo que no le costaban tomar rutas sin adornos de muérdago para ir de un aula a otra.

Ron, que en otras circunstancias se habría puesto celoso, se desternillaba de risa cada vez que Harry tenía que tomar uno de esos atajos para esquivar a sus admiradoras. Sin embargo, a pesar de que Hannah prefería mil veces a ese nuevo Ron, risueño y bromista, antes que al malhumorado y agresivo compañero que había soportado las últimas semanas, no todo eran ventajas. En primer lugar, Harry o Hannah tenían que aguantar con frecuencia la presencia de Lavender Brown, quien opinaba que cualquier momento en que no estuviera besándose con Ron era tiempo desperdiciado; y además, se hallaba otra vez en la difícil situación de ser la mejor amiga de dos personas que no parecían dispuestas a volver a dirigirse la palabra. Ron, que todavía tenía arañazos y cortes en las manos y los antebrazos provocados por los belicosos canarios de Hermione, adoptaba una postura defensiva y resentida.

—No tiene derecho a quejarse, porque ella se besaba con Krum —le dijo a Hannah—. Y ahora se ha enterado de que alguien quiere besarse conmigo. Pues mira, éste es un país libre. Yo no he hecho nada malo.

Hannah fingió estar enfrascado en el libro cuya lectura tenían que terminar antes de la clase de Encantamientos de la mañana siguiente (La búsqueda de la quintaesencia). Como estaba decidido a seguir siendo amigo de los dos, no tenía más remedio que morderse la lengua cada tanto.

—Yo nunca le prometí nada a Hermione —farfulló Ron—. Hombre, sí, iba a ir con ella a la fiesta de Navidad de Slughorn, pero nunca me dijo... Sólo como amigos... Yo no he firmado nada...

Hannah, consciente de que su amigo le estaba mirando, volvió una página de La búsqueda de la quintaesencia. La voz de Ron fue reduciéndose a un murmullo apenas audible a causa del chisporroteo del fuego, aunque a Hannah le pareció distinguir otra vez las palabras «Krum» y «que no se queje».

Mi patronus ¿Una Potter? Parte I -Draco MalfoyWhere stories live. Discover now