Capítulo 46

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CUATENTA Y SEIS

CUATENTA Y SEIS

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Hannah se levanto temprano a la mañana siguiente con los ánimos hasta los cielos. Se vistió a la pálida luz del alba, salió del dormitorio sin despertar a Hermione y bajó a la sala común, en donde se encontró a Harry escribiendo en un pergamino.

-Harry - llamó la chica a su hermano, quien volteo rápidamente. 

-Hannah, buenos días- dijo con una media sonrisa.

-¿Escribes una carta? 

-A Sirius, ayer me respondió y creo que cometí un error - dijo en voz baja.

-¿Te molesta si...? - dijo viendo la carta.

-Em, no, no es nada. Es solo que le escribí porque una vez me dolió la cicatriz y temo que con lo que le dije, hiciera que el viniera. ¿Me acompañas a la lechuceria?

-Claro.

Ambos salieron por el hueco del retrato, bajaron por la escalera del castillo, que estaba sumido en el silencio (sólo los retrasó Peeves, que intentó vaciar un jarrón grande encima de ellos). Salieron por el puente y caminaron unos metros hasta llegar a una pequeña torre donde se encontraban muchas lechuzas.

La lechucería era un habitáculo circular con muros de piedra, bastante frío y con muchas corrientes de aire, puesto que ninguna de las ventanas tenía cristales. El suelo estaba completamente cubierto de paja, excrementos de lechuza y huesos regurgitados de ratones y campañoles. Sobre las perchas, fijadas a largos palos que llegaban hasta el techo de la torre, descansaban cientos y cientos de lechuzas de todas las razas imaginables, casi todas dormidas, aunque Hannah y Harry podían distinguir aquí y allá algún ojo ambarino fijo en ellos. Vieron a Hedwig acurrucada entre una lechuza común y un cárabo, y se fueron aprisa hacia ella, Hannah casi resbalaba un poco en los excrementos esparcidos por el suelo.

-Hedwig - dijo Hannah y la lechuza ululó apenas la vio, Hannah se acercó a ella y le dio un bocadillo mientras la acariciaba.

-¿Cómo es que siempre traes bocadillo? - preguntó Harry con la carta aun en mano.

-Tengo un hurón, vivo con bocadillos.

Harry no dijo nada y se acercó a Hedwig. Le costó bastante rato persuadirla de que abriera los ojos y, luego, de que los dirigiera hacia él en vez de caminar de un lado a otro de la percha arrastrando las garras y dándole la espalda. Evidentemente, seguía dolida por la falta de gratitud mostrada por Harry la noche anterior. Al final, Harry sugirió en voz alta que tal vez estuviera demasiado cansada y que sería mejor pedirle a Ron que le prestara a Pigwidgeon, y fue entonces cuando Hedwig levantó la pata para que le atara la carta.

-Tienes que encontrarlo, ¿vale? -le dijo Harry, acariciándole la espalda mientras la llevaba posada en su brazo hasta uno de los agujeros del muro-.Tienes que encontrarlo antes que los dementores.

Mi patronus ¿Una Potter? Parte I -Draco MalfoyWhere stories live. Discover now