Capítulo 97

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NOVENTA Y SIETE

NOVENTA Y SIETE

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Los Potter estaban un poco nerviosos por las clase con Snape, intentaban distraerse con los demás pero se les hacia muy difícil no contarle a todos. Lo que sí hicieron fue contarles a Ron y a Hermione, en voz baja, que iban a recibir clases particulares de Oclumancia con Snape.

-Dumbledore quiere que dejen de soñar con Voldemort -opinó Hermione de inmediato-. Supongo que se alegrarán de no tener más sueños de ésos, ¿verdad?

-¿Clases particulares con Snape? -repitió Ron, horrorizado-. ¡Yo preferiría tener las pesadillas!

Debían volver a Hogwarts en el autobús noctámbulo al día siguiente, escoltados una vez más por Tonks y Lupin, a quienes Hannah, Harry, Ron y Hermione encontraron desayunando en la cocina al bajar de sus dormitorios por la mañana. Los adultos estaban conversando en voz baja cuando Hannah abrió la puerta; al oír llegar a los niños, giraron la cabeza, sobresaltados, y guardaron silencio. Tras un desayuno rápido, todos se pusieron chaquetas y bufandas para protegerse del frío de aquella mañana gris del mes de enero. Harry notaba una desagradable opresión en el pecho; no quería despedirse de Sirius. Aquella separación le producía un profundo desasosiego porque no sabía cuándo volverían a verse, y tenía la sensación de que le correspondía decirle algo a su padrino para impedir que hiciera alguna tontería.  Antes de que pudiera pensar qué podía decirle, Sirius le hizo señas para que se acercara.

-Quiero que te lleves esto -dijo con voz queda, y le puso en las manos un paquete mal envuelto del tamaño de un libro de bolsillo.

-¿Qué es? -preguntó Hannah llegando a ellos

-No te metas, Hannah - dijo Harry burlón. Hannah le puso las gafas dobladas. Sirius río y continuó 

-Es una forma de que yo sepa si Snape se los hace pasar mal. ¡No, no lo abras aquí! -añadió Sirius mirando, cauteloso, a la señora Weasley, que intentaba convencer a los gemelos de que se pusieran unos mitones tejidos a mano-. Dudo mucho que Molly lo aprobara... Pero quiero que lo utilicen si me necesitan, ¿de acuerdo?

-Vale -dijeron ambos, Harry guardándose el paquete en el bolsillo interior de la chaqueta, aunque sabía que nunca utilizaría aquello, fuera lo que fuese. No iba a ser él quien hiciera salir a su padrino de Grimmauld Place, donde estaba seguro, por muy mal que lo tratara Snape en las futuras clases de Oclumancia.

-Vamos, pues -dijo Sirius, y sonriendo forzadamente le dio una palmada en el hombro a su ahijado. Antes de que éste pudiera decir nada más, ya habían subido la escalera y se habían detenido ante la puerta de la calle, cerrada con candados y cerrojos, rodeados de los miembros de la familia Weasley.

-Adiós, chicos, cuídense mucho -se despidió la señora Weasley, y los abrazó.

-Hasta pronto, chicos ¡y vigilen por si me ataca otra serpiente! - exclamó el señor Weasley cordialmente estrechándoles las manos.

Mi patronus ¿Una Potter? Parte I -Draco MalfoyWhere stories live. Discover now