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-Tu, Tenemos una misión en Ishigaki, volveremos en un mes.- Su madre le decía a su pequeña hija de apenas cuatro años.

-Ya sabes que hacer.- Su padre amenazaba.

La niña de pelo bicolor y mirada apagada simplemente asintió mientras despedía a sus padres desde el recibidor.

Una vez cerrada la puerta era bajo candado por fuera, estaba privada de su libertad en un pequeño departamento. Si es que se le podía llamar así, eran apenas unos cuantos metros cuadrados.

Para ella eso era normal, tenía comida de sobra en la nevera. Muchos colores y cuadernos, juguetes y demás para entretenerse. Una minúscula televisión que parecía ser del siglo pasado en el cual apenas se podian ver tres canales y el cual irónicamente estaba forzado a apagarse despues de una hora de uso continúo.

Sin contacto con el exterior, como si no existiera.

Ella ni siquiera sabía su nombre.

Ellos jamás se lo dijeron porque no era necesario.

A corta edad, ya era autosuficiente. Si bien lo poco que podía hacer lo hacía mal, al menos lo hacía mejor que muchos adultos. Aprendió a cocinar cuando se fastidio del ramen instantáneo, le costo muchas quemaduras pero al menos su quirk era agua.

Sus "baños" eran solo meterse al agua a jugar, hasta que a los dos años viendo la tele descubrió que podía usar jabón.

No sabía que las casas se limpiaban, pero disfrutaba hacer dibujos con el polvo en el suelo.

Esa era su vida.

Si es que se le podía decir vida.

Hasta que te conocí...

Aquel día lo recuerdo bien, eran mis ultimos cinco minutos en la tele. Lo sabía porque aunque no había un reloj que me permitiera tener una noción del tiempo, había descubierto que se apagaba cuando el cielo estaba a punto de cambiar de color, de amarillo a naranja.

Era la caricatura de un niño y su perrito que hablaba, ellos discutían y el perrito, enojado, se salía por la ventana.

¡Se va a caer! Recuerdo que pensé porque vivían en un cuarto como el mío y la ventana estaba muy elevada. El perrito agarró una cortina que ato y así salió sin problemas.

Ese día en cuanto se apagó la televisión recuerdo que fui al balcón. Las puertas estaban completamente adheridas, pensaron en todo a pesar de que era una niña.

Tome una silla y apile muchos libros hasta que alcanzaba a ver el suelo. Eran cuatro pisos de altura.

Desde ese día pasé tres meses viendo ese ventanal. No podía romper el vidrio así como así, era pequeña pero no idiota. Hasta que por fin un día logre tocar lo que mantenía pegado el vemtanal. Era algo parecido a un pegamento industrial, probablemente con algo de fuerza bruta hubiera salido ain problemas pero a los cuatro años ni de broma.

Me relajé, observaba una vez más el material, y con mi dedo índice derecho toque por curiosidad.

Sin querer active mi quirk de lava muy débilmente pero fue mas que suficiente para deshacer el pegamento. La emoción que sentí aquel día era inogualable.

Lamentablemente, no pude abrirla por completo ese día. Necesitaba algo para volverla a pegar sin problemas.

Pase una semana viendo a detalle la televisión en busca de alguna respuesta, busque en cada rincon de esas paredes.

Mi otra mitad (TodorokixReader)Where stories live. Discover now