Duodécimo capítulo

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[Viejo amigo.]

Escuche unos ruidos al fondo de mi cabeza, y eso hizo que yo gruñera un poco. Abrí mis ojos con lentitud, y me senté mientras me tallaba los ojos. Las voces se hacían más claras, y cuando por fin tuve la vista más limpia, empecé ha buscar a los causantes de esos murmullos, y pude ver a Ashido con los demás.

— Malditos... —hable, mientras me levantaba del sofá con mi cara adormilada— me despertaron —Ashido se acercó a mi, y rio un poco.

— Sabes, de la única manera en que podemos ver tu rostro relajado es cuando estas dormida —ella sonreía, mientras tallaba un poco mi espalda— ¿quieres comer algo? —negué con la cabeza.

— Creo que voy a salir —dije, y mire a los chicos por fin con claridad.

Bakugo no está.

—Los chicos parecían tener curiosidad— No quiero ser entrometida, pero, ¿adonde iras? —preguntó, Ashido.

—Me quedé callada por un momento— Intentare hablar con mi madre... —odiaba ceder ante ella, pero ya no quería seguir en este lugar.

Ashido solo asintió, y los chicos se quedaron callados.

— ¿Donde está el rubio? —pregunte, mirando a Kirishima esta vez.

—Kirishima suspiró— Se fue temprano. Fue a hacer algunas cosas junto a Camie —apreté mis labios al escuchar el nombre de la chica que vino ayer a la casa.

Yo no dije nada, y camine hacia la habitación de Bakugo. Empecé a recoger mis cosas, y me puse los zapatos para irme de ahí lo más rápido posible. Cuando salí de la habitación, fui a donde los chicos para despedirme de manera rápida.

— Adiós, nos vemos en la academia —dije, y sin esperar respuesta camine hacia la salida.

Abrí la puerta, y salí, cerrando el objeto al final. Encendí mi teléfono, y busque en contactos a mi madre, dándole al botón de llamar. Los tonos sonaban, y sonaban, y sonaban. Pero ella no respondía.

La persona que está llamando no puede responder en estos momentos, dejé un mensaje cuando escuche el pitido —al oír la voz robótica, colgué gruñendo con fuerza.

¿Y ahora que mierda hago?

Me detuve en la acera, y pensé por un momento que hacer. Mamá no atiende el teléfono, y no quiero seguir quedándome con la manada de Bakugo. Takeda no es una opción, a penas lo conozco.

No puedo creer que estoy a punto de llamar a esa persona.

Solté una bocanada de aire, y volví a entrar a mis contactos para poder llamar a esa persona. Me recargue encima de una pared que estaba por la acera, y espere a que él respondiera.

Un tono.

Dos tonos.

Tres tonos.

Hasta que al fin en el cuarto tono, respondió.

Vaya, vaya. Pensé que ya no querías saber nada de mi —fue lo primero que dijo.

—Bufé por lo que él dijo— Sino fuera por que necesito un techo, no te llamaría —fui sincera con él.

—Escuche un suspiro de su parte— Directa como siempre —respondió— ya sabes en donde encontrarme, no tienes que llamarme cuando necesites venir a mi casa —eso me tomó por sorpresa.

[Alfas] - Bakugo y tú Where stories live. Discover now