Sexagésimo quinto capítulo

929 68 40
                                    

[Todas las barreras ya estaban cayendo.]

Un golpe seco resonó en la cocina al yo poner con mi mano temblorosa lo que tenía enrollado en una camisa aún no lavada en la barra.

— ¡¿Que mierda se supone que es esto?! —grité.

Los chicos me miraron sorprendidos y dejando claro con sus expresiones que los había tomado desprevenidos. Mi mano seguía temblando y solté lo que agarraba, para poder pegar el dorso de ella en mi frente. Empecé a respirar de manera acelerada, no entendía nada. Bakugo se levantó de la silla e intentó acercarse a mí, pero di un paso hacia atrás.

— ¿Que...? ¿Por qué tienen eso aquí? —volví a preguntar, mi voz se entrecortaba por tratar de tomar respiraciones cortas que sirvieran para calmarme.

Todos se mantuvieron en silencio, mirándose entre ellos para ver quien iba a tomar la palabra y enfrentarme de una vez. Y claro que fue Bakugo.

— Es por protección —respondió, dando un pequeño paso hacia al frente, queriendo llegar a mí.

— ¿Por protección? —mi nariz se arrugó y apunté la cosa que estaba en la barra de la cocina— ¡¿una maldita arma?! ¡¿Están locos?! ¡¿Que mierda les pasa?! —mi cuerpo temblaba.

Había encontrado esa cosa en el garaje, iba a lavar mi ropa y vi una caja. Pensé que era mercancía al principio, pero luego recordé que los chicos ya no guardaban esas cosas en el garaje, ya que no querían que yo tuviera acceso fácil a ellas. Así que, decidí por curiosidad ver lo que tenía dentro. Me paralicé y en ese momento el disparo que le habían dado a Yo y a Kirishima llegó a mi mente. Lo único que pude hacer fue agarrarla con ayuda de una de mis camisas sucias para no dejar mis huellas en esa mierda. Aún no entendía porque las tenían. ¿Por protección? ¿De que mierda estaba hablando?

Todo esto se está saliendo de control.

Bakugo logró acercarse a mí y abrazarme con algo de fuerza, queriendo que no me diera ningún ataque de ansiedad o de pánico.

Esto se está saliendo de control...

Tomaba aire por mi boca, pero no funcionaba, parecía como si no respirara en absoluto.

— Ey... —susurró— respira conmigo... —pidió.

¿Que les pasaba?

¡¿Que mierda les pasaba?!

Jadeé y sentí como mi tráquea se cerraba.

— T/n, respira, tienes que tranquilizarte —Mina parecía nerviosa al verme así.

Que ella me dijera eso solo empeoró todo.

¿Que yo necesitaba calmarme?

— No hablen —ordenó, Bakugo.

Nadie más se atrevió a decir nada y nos dieron espacio para que yo no me sintiera tan asfixiada, aunque eso para mí no funcionaba.

— Recuerda... como la otra vez —el tono de voz de Bakugo bajó al hablarme.

Apreté mi mandíbula con fuerza por la frustración, miedo y el enojo. Me aferré a sus hombros y estampé mi rostro en su pecho.

[Alfas] - Bakugo y tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora