Cuadragésimo octavo capítulo

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[Sobrevivir.]

Pov Bakugo

Dos días habían pasado y todavía Kirishima no despertaba. Todos nos dividíamos las horas para estar pendiente de él y ya había tocado mi tiempo de "descanso", pero yo no iba a descansar. Acababa de llegar al centro en donde había dejado a t/n para ver cómo iba todo. Una campana se oyó en el lugar cuando abrí la puerta y di un paso hacia adentro. Camine hasta la recepción, encontrándome con Kayama. Al darse cuenta de que yo estaba ahí me miro y suspiro.

— ¿Como está? —pregunte.

Ella puso una de sus manos en mi hombro y me incitó a caminar por el pasillo que llevaba al cuarto de t/n.

— Ella... está agotada. Después de que te fuiste lloro por un largo rato y luego vi un síntoma de ansiedad, empezó a apretar sus manos entre sí y su respiración estaba acelerada. No pasaron muchos minutos después de eso que ella comenzó a vomitar —explicaba— su cuerpo temblaba demasiado, al parecer ya esta entrando en ese ciclo de abstinencia —nos detuvimos al estar frente a la habitación de t/n.

La cama estaba vacía y parecía que la habitación también.

— Está en el baño —aviso, Kayama.

Asentí con lentitud, mirando adentro de ese cuarto. Pasaron unos minutos hasta que t/n apareció en nuestro campo de visión. Estaba jadeando y podía ver el temblor en su cuerpo. Cerré mis palmas en puños con fuerza, sintiendo impotencia. Se veía fatal, casi como si se fuera a romper...

Se veía frágil.

— No ha querido comer —habló, Kayama a mi lado.

Fruncí mis cejas y suspire.

— Trae la comida —ordene.

Ella hizo caso y en unos minutos ya tenía la bandeja de comida en mano. Me paso la bandeja y después de dar una larga respiración di un paso al frente hacia la pared de cristal. Un golpe seco se escuchó al yo dejar la bandeja encima del espacio que había en el vidrio con un tipo de mesilla. Sus ojos cayeron en mí al oír el ruido y gruñó.

— ¿Que haces aquí? —preguntó, con su voz ronca.

Ignoré el malestar que sentí en el pecho al escucharla así.

— Come —demande.

Gruñó de nuevo con más fuerza, pero sonó un poco distorsionado.

— No —respondió.

— Come, ahora —use mi voz de alfa y vi como su cuerpo tembló.

Con debilidad camino hasta el vidrio y agarro la bandeja con comida. Me miro molesta, casi como si me quisiera matar, pero lo ignoré.

Todo es por tu bien.

Se sentó en la cama y comió una cucharada de la gelatina roja que había en la bandeja. Me tomé el tiempo de verla con atención. Sus ojeras estaban más marcadas y se veía más demacrada que hace dos días atrás. Cerré los ojos unos segundos, sin poder soportar en la condición que estaba ahora mismo.

— ¿Ya sabes algo de Kirishima? —preguntó, sin mirarme.

Tarde en responder.

— No... aún no... —conteste, bajo.

Se quedó en silencio, metiendo otra cucharada de gelatina a su boca.

[Alfas] - Bakugo y tú Where stories live. Discover now