Quincuagésimo quinto capítulo

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[Mucho menos de ella misma.]

La noche había llegado y por ahora todo estaba bajo control, aunque sabía muy bien la razón de eso...

Diana no había salido de su habitación.

En el momento en el que eso sucediera, ahí empezaría todo, estaba segura. Así que disfrutaba el tiempo de tranquilidad ayudando a mi madre en la cocina. Estábamos cocinando o mas bien, yo trataba de ayudarla a ella con lo poco que sabía sobre cocinar. El arroz ya estaba listo, solo faltaban la carne y los vegetales. Mamá me hablaba de diferentes cosas, buscando que yo no me mantuviera callada durante el tiempo que me quedara en la casa.

— ¿Y cómo está Keigo? —preguntó, moviendo los vegetales.

Tarde en responder, aún seguía muy molesta con él.

— Bien... —contesté.

Mamá puso sus ojos en mí y pareció pensar en si decir lo que estaba pensando.

— ¿Está todo bien con él? —indagó.

— Sí —le eche un vistazo a la carne— creo que ya está lista —le avisé, cambiando de tema.

Mamá empezó a voltear la carne para ver si estaba cocida de manera correcta.

— Busca los platos, vamos a comer —pidió.

Asentí, haciendo lo que ella me había dicho. Coloque los platos en la mesa y luego busque tres vasos para poder echarnos agua en ellos. Los cubiertos los puse a un lado de los platos y ayudé a mamá a poner la comida en la mesa.

— Voy a buscar a Diana —avisó.

Se dio la vuelta y subió por las escaleras para ir a la habitación de mi hermana. Suspiré y me preparé mentalmente para cuando ella bajará. Me eché un poco de agua en el vaso y bebí de ella, esperando a que mamá y Diana bajaran. Mi teléfono vibro, estando en el bolsillo trasero de mi pantalón y yo lo saqué para poder ver quien me había enviado mensaje.

Bakugo

¿Todo bien?

Una casi invisible sonrisa apareció en mis labios.

Sí, justo ahora vamos
a cenar.

No dudes en escribirme
si sucede algo con tu hermana, aunque no esté allá no tienes
que guardarte nada, t/n.

Bien...
Hablamos luego.

Adiós, come bien, llevas
bastante tiempo sin hacerlo.

Como digas, mamá.

Reí bajo al escribir eso y guardé mi celular de nuevo en el bolsillo. Puse mis ojos en la entrada del comedor al escuchar pasos acercándose y esperé a que mamá y Diana se hicieran presentes. Diana fue la primera en pasar y su mirada chocó con la mía con una frialdad que no podría ni explicar. Dolía como la mierda que me mirara así, ella siempre me había tratado tan bien, con admiración y respeto. Ahora solo me mira como si fuera una extraña o...

Su enemigo.

Se sentó en la silla con desgano y comenzó a echarse comida en su plato. Mamá compartió mirada conmigo y yo solo suspiré. Tome asiento también y me serví de la comida, no mucho, pero sí lo necesario para llenarme y saciar mis ganas de comer algo más que gelatinas. Todo estaba en silencio, uno que me hacía sentir fuera de lugar. Mi pierna izquierda tenía un leve tic, mostrando mi incomodidad. De vez en cuando miraba a Diana y como ella prestaba atención a su teléfono cada que un mensaje nuevo le llegaba. Era algo que me irritaba, pero preferí quedarme callada para no provocar una discusión. Me dediqué a saborear la comida, el arroz igual que todo lo demás sabía delicioso. Una pequeña risa salió de Diana y mis cejas se fruncieron. Ella miraba la pantalla de su celular y sonreía por algo que le había hecho gracia.

[Alfas] - Bakugo y tú Where stories live. Discover now