[Alfas] - Bakugo y tú

Quincuagésimo capítulo

[Todo este tiempo.]

Mi cuerpo temblaba, provocado por los escalofríos que sentía. Estaba frente al inodoro vomitando, tratando de hacer el menos ruido posible para que Bakugo no despertara. Tenía una de mis manos puesta en mi abdomen por el dolor que sentía por la fuerza que estaba ejerciendo al vomitar y con la otra agarraba mi cabello en una coleta despeinada. Estaba pasando ese ciclo de abstinencia aún, aunque se supone que ya lo hubiese pasado, pero he estado tan sumergida en que quería las pastillas, que ni siquiera había intentado mejorar.

Toda la gelatina que había comido estaba saliendo expulsada, quedándome sin nada en el estómago. Cuando terminé, baje la cadena y me eche a un lado en el suelo. Mi respirar era pesado, me costaba por el esfuerzo que había hecho. Escuche unos pasos acercarse al baño.

— ¿Por qué no me levantaste? —preguntó, Bakugo, al llegar y parándose en la entrada.

Bote una bocanada de aire y no lo mire. Él echó agua en sus manos y luego las pasó por mi rostro.

— Estas pálida —seguía enjuagándome el rostro.

Me ayudo a levantarme del suelo y sostuvo mi cara con sus manos. Sus ojos rojos me inspeccionaban y sus pulgares acariciaban mis mejillas. Me quedé mirando sus orbes rubíes, últimamente siempre que los veía parecían dolidos, pero trataba de disimularlo. Y sabía que eso...

Era por mi culpa.

— Vamos a la cama y avísame si te vuelves a sentir mal —agarro una de mis manos para ayudarme a caminar.

Lo frené de forma débil y él volvió a poner sus ojos en mí.

— ¿Estas molesto porque rompí el trato de no consumir? —pregunte.

Bakugo pareció pensar que decir.

— Eso ya no importa —respondió.

— Sí importa —discutí.

Bakugo me apego a él y me abrazo por la cintura con suavidad, casi como si tuviera miedo a lastimarme.

— Ya no importa, problemática... —murmuró— ¿de que sirve pensar en eso? Ahora estamos aquí y espero que intentes salir de esa mierda por fin —dio un paso hacia atrás para sacarnos del baño.

Mi nariz se arrugo de manera involuntaria y apreté mis labios. Una pequeña sonrisa de lado se formó en sus labios al ver mi mueca.

— Suéltalo, como quiera terminarás diciéndolo —decía, burlón.

Gruñí bajo al notar que él ya leía algunas de mis expresiones a la perfección.

— Quiero aprovechar el poco tiempo que tenemos y quiero que seamos honestos con nosotros... creo que ya es hora —me sostuve de sus hombros, sintiéndome débil.

Jadee cuando Bakugo me cargo al no esperármelo y camino hasta la cama. Me dejó con mucho cuidado sobre el colchón y luego se acostó a mi lado. Me acomode hacia un lado para ver a Bakugo y él hizo lo mismo para poder mirarme.

— Me moleste y mucho —comenzó, respondiendo por fin la pregunta que le había hecho— pero luego, solo fue... dolor... —casi susurró lo último.

— Creo que la palabra que quieres usar es decepción —trate de reír, pero se notó la amargura.

Él negó.