Vigésimo séptimo capítulo

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[Si sigues huyendo.]

Nos habíamos detenido en el paseo en donde habíamos estado antes, y ella estaba sentada en una banca, mientras yo la miraba con los brazos cruzados y mis cejas fruncidas.

— ¿No vas a decir nada? —pregunte, con el tono de mi voz bastante grave.

—Ella apretó los puños encima de sus rodillas, con la cabeza agachada— ¿Que quieres que te diga? —respondió con otra pregunta, de manera baja.

— ¿Como es que estas en la calle a las 11:00 de la noche? —ella no dijo nada— mamá jamás te dejaría a estas horas salir, y menos sola —añadí.

—Tomó fuerzas para poder mirarme— De la misma manera en que lo hacías tú, escapándome —apreté mi mandíbula.

Hubo un silencio en donde sentí ojos encima de mi, y yo solo pensaba en cómo responderle.

— Tú no eres yo, no tienes que hacer todo lo que hago —empecé— no lo vuelvas a hacer, si algo te pasa nadie va a saber en donde estas —la regañe, seria.

—Rio, y eso provocó que mi enojo incrementara— Claro, tú lo haces y no pasa nada, pero yo lo hago y estoy mal —me desafiaba con sus ojos clavados en los míos.

— Diana —dije su nombre en advertencia.

—Se levantó de la banca, planteándome frente— Tú siempre puedes hacer todo, y nunca tienes consecuencias —mi rostro estaba serio, pero en mi interior ese comentario me había dolido como una punzada en el pecho— sales a fiestas, te vas de la casa, y ni siquiera te dignas en llamar o dejar algún mensaje para saber si estás bien —su expresión estaba llena de enojo.

— Yo no me fui de la casa, mamá me echo, estabas cuando eso pasó —recriminé— y para que sepas, si llame a mamá, pero ella no respondió —la sorpresa se hizo visible en su rostro— ¿y que no tengo consecuencias por mis acciones? —pregunte con sarcasmo— deja de hablar de mi vida como si supieras algo, por que no sabes nada —ella no flaqueaba al mirarme.

— ¡¿Que es lo que no sé?! —gritó— dime, quiero saber para poder entenderte, ¡para entender por que tanto cambio de la noche a la mañana! —estaba borracha y sus palabras salían sin ningún filtro— ¡¿por que mierda te alejaste de todos de repente?! ¡¿Por que parezco ser yo la única que no sabe la razón en casa?! —se acercó más a mi.

Necesito parar esta conversación.

— Deja de desviar el tema, esto se trata de ti, no de mi —resoplo, molesta.

— Eres una cobarde —mis cejas se fruncieron más al oír eso.

— ¿Que? —pregunte a pesar de que lo había escuchado con claridad.

—Levantó su mentón, ya que ella es más bajita que yo— Que eres una cobarde —gruñí, y eso puso en alerta a todos, menos a ella.

Supongo que el alcohol le provoca eso.

— Siempre huyes, cada maldita vez que hablan de algo que te aterra, corres con miedo evitando a toda costa afrontar lo que te pasa —apuntó su dedo índice hacia mi— así eres tu —toco mi pecho— prefieres escapar por toda la vida, antes de ver tus demonios interiores a la cara y pelear contra ellos —rio de nuevo con burla— toda mi vida viví idolatrándote, pensaba que eras la mejor, la mejor hermana mayor, la mejor amiga, la mejor luchadora —cada palabra dolía mas— pero, cuando no regresaste a la casa, me di cuenta de la realidad, y las pequeñas conversaciones que mamá y tú tenían cobraban un poco de sentido en mi —sus ojos canelas tenían rabia inyectados en ellos.

[Alfas] - Bakugo y tú حيث تعيش القصص. اكتشف الآن