Quincuagésimo primero capítulo

1.3K 125 29
                                    

[Los haremos caer.]

Mamá se había ido, pero Bakugo seguía conmigo en la habitación. Estábamos en la cama acostados y teníamos de alguna manera nuestras piernas entrelazadas. Nuestros cuerpos estaban muy cercas, pero no nos abrazábamos, creo que era algo que sentíamos muy íntimo, ya que ninguno de los dos hacía el movimiento.

— ¿Que cosas le dijiste a mamá? —pregunte.

Tenía que saber para no soltar nada que no pudiera frente a ella.

— Solo lo de tu recaída, no hablé de Kirishima ni sobre qué de nuevo esa manada ha vuelto —respondió, mirándome.

Asentí.

— ¿Como reaccionó? —indague.

Bakugo se quedó callado mientras sus ojos rojos estaban sobre mí con un brillo de calma en ellos.

— Se le escaparon algunas lágrimas, pero supo aguantarlas. Ella es muy fuerte, lo primero que me pregunto fue que como te encontrabas ahora y en donde estabas —contaba— de verdad, ella estaba muy preocupada —afirmó.

Desvíe la mirada, suspirando con pesadez. Bakugo acomodó un mechón de cabello que caía por mi rostro atrás de mi oreja y eso llamó mi atención. Volví a mirar esos rubíes que en estas últimas semanas me ponían tan nerviosa y parecía hipnotizada por todo lo que él hacía.

— Ella te quiere mucho... —dijo, bajo.

Sabía que era cierto y también sabía porque Bakugo quería tanto que yo notara eso.

Él no tenía la misma suerte que yo con su madre.

— Lo sé... —dude en decirlo, pero lo termine haciendo de una manera lenta.

Bakugo puso una de sus manos sobre mi cintura y me acercó a él. Coloqué mis manos en su pecho cubierto y sentí como mi respiración se volvió pesada. Hace mucho no lo tenía tan cerca de mí, el calor corporal de su cuerpo hacía cálido al mío que estaba tan frío. Una de mis piernas quedaron por medio de las suyas y la otra abajo, entrelazándonos mucho más.

— ¿Como está Kirishima? —pregunte.

— Está bien, mejorando —respondió, de forma corta.

Asentí con lentitud, las pocas veces que lo había visto no se veía mal, así que confiaba en la palabra de Bakugo. Él acercó su rostro al mío y rozó nuestras narices. Yo cerré mis ojos por inercia, disfrutando el contacto. Él trataba de hacerme sentir bien siempre que me visitaba y eso significaba mucho para mí, aunque no pensaba decírselo, al menos no por ahora. Yo me acerqué más, provocando que nuestros labios se tocaran como una caricia. Una pequeña sonrisa se escapó de mis labios mientras seguía ese pequeño jugueteo que teníamos. Volví a acercar mis labios a los de él, otra vez alejándolos antes de que pudiéramos besarnos.

Bakugo mostró sus colmillos en una sonrisa retadora, disfrutando también el juego. Repetí el movimiento y cuando estuve a punto de alejarme, Bakugo fue más rápido e impactó sus labios con los míos, mordiéndolos casi al instante. Jadee al sentir el tacto tan húmedo, en verdad lo extrañaba. Con una de sus manos agarro mi nuca para hacer más necesitado y demandante el acto y yo me dejé llevar. Nuestros cuerpos se unieron más sin darnos cuenta por dejarnos llevar por los besos que nos dábamos, rozando nuestras pieles, sintiéndolas levemente calientes.

Las piernas de ambos se movieron para acomodarnos mejor, pero por accidente una de las rodillas de Bakugo rozaron mi intimidad tapada. Gemí, al estar tan sensible por no haberlo hecho durante bastante tiempo y chupé el labio inferior de él. Apretó mi cintura con la mano que la agarraba y se frotó con suavidad contra mí. Nos separamos del beso y un gran chasquido se escuchó en toda la habitación, demostrando lo húmedo que estaba siendo. Bakugo clavó sus ojos en los míos con tanta intensidad que casi me hace temblar. Vi como mordía con levedad el interior de su mejilla y como alejaba su rodilla de mi intimidad. Soltó un suspiro pesado, cerrando sus ojos por un momento.

[Alfas] - Bakugo y tú Where stories live. Discover now