Septuagésimo segundo capítulo

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[Era momento de soltar.]

Mamá se encontraba conmigo en la habitación mientras escuchábamos lo que el doctor decía. Habían pasado dos días más y al parecer no había ningún peligro de que mis moretones pudieran ser alguna hemorragia interna, así que fuera de que tenía mi brazo derecho fracturado y una costilla rota en recuperación, estaba bastante bien después de descansar. Los chicos estaban afuera de la habitación esperando y cuando el doctor se fue ellos entraron.

— ¿Que les dijo? —preguntó, Mina.

Mamá sonrió y acarició mi cabello.

— La darán de alta hoy, tengo que ir a firmar unos pápales para que por fin esté libre —respondió— así que vuelvo en un momento —avisó.

Todos asentimos y vimos como mamá salió de la habitación. Mina y Kaminari sonrieron muy felices y se acercaron a mí casi brincando de la emoción. Me abrazaron sin ser demasiado bruscos o al menos lo intentaron.

— ¡Vas a salir por fin de aquí! —celebró, Mina.

— ¡Sí! —se unió, Kaminari.

Reí suave, igual que Sero y Kirishima que se mantenían cerca de nosotros, pero no tanto como para que yo me sintiera asfixiada. Kirishima y yo nos miramos y sonreímos, no hacía falta hablar para expresar nuestra felicidad. Volteé mi mirada a un lado, buscando a Bakugo que aún no se había acercado y lo encontré en la puerta escribiendo algo en su celular. Fruncí mis cejas y entrecerré mis ojos.

¿Con quien habla?

Con rapidez me regañé a mi misma, era estúpido estar sintiendo celos, él estaba aquí conmigo y eso era lo que importaba. Había estado pendiente de mí todos estos días y solo por escribir unos segundos con alguien no podía molestarme. Solo tuve que esperar unos segundos para que él fuera adonde nosotros y sonriera de lado al verme.

— ¿Como te sientes? —preguntó.

Sonreí con levedad.

— Bien... estoy contenta de poder salir de aquí, odio el olor a hospital —respondí.

Mina frotó mi hombro izquierdo con cariño y pegó su cabeza a la mía.

— Pues hoy al fin regresarás a casa, te extrañamos demasiado —confesó.

Eso logró calentar mi pecho y miré a los demás buscando una afirmación a lo que ella había dicho. Ellos asintieron mientras sonreían y yo me sonrojé sin poder evitarlo.

— Me han visto todos los días, no sean dramáticos... —dije bajo.

— ¿Y? —contradijo, Kaminari— no es lo mismo a que estés con nosotros, sentíamos que algo faltaba cuando íbamos a comer —agregó.

— Y también cuando no oíamos tus comentarios sarcásticos —aceptó, Sero.

Reí y negué.

— Yo extraño hablar contigo —dijo, Mina.

— Yo igual —admitió, Kirishima.

Me quedé en silencio y sonreí de una manera más notable, no sabía que les podía hacer tanta falta. No consideraba que había sido la mejor amiga de todas, pero parecía que a ellos...

No les importaba.

Mina tomó espacio y se alejó de mí para darle paso a otra persona a que se acercara. Esa persona dejó un beso en mi cabeza y yo lo miré. Cuando nuestros ojos se encontraron, Bakugo sonrió suave y yo recosté mi cabeza en su pecho, amaba sentirlo cerca de mí. No dijo nada, pero sabía que era porque iba a esperar a que estuviésemos solos para así tener privacidad. Los chicos siguieron hablando, haciendo pequeñas bromas para que yo me alegrara más hasta que después de unos minutos mamá volvió a la habitación. Ella sonrió muy feliz y nos miró a todos.

[Alfas] - Bakugo y tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora