Septuagésimo noveno capítulo

1K 61 85
                                    

[Como si compartiéramos el mismo secreto.]

Había llegado a casa y sorprendentemente me encontraba ayudando a mamá a hacer galletas con chispas de chocolate. Justo ahora las acabábamos de meter al horno y el delicioso olor ya se estaba esparciendo por la cocina.

— No creo que esto sea necesario, pero te ayudaré las veces que lo necesites —dije.

— Quiero mostrar respeto hacia ellos en nombre de Diana, por eso lo hago —explicó— ella siempre tiene que ir a la estación de policía luego de hacer su servicio comunitario para firmar su asistencia, así que aprovecharé cada vez que pueda para entregarles un postre a todos los oficiales —se lavó las manos con tranquilidad.

No refuté, si ella lo quería hacer, yo no iba a detenerla. Mamá era así, dulce y aunque no tuviera culpa de lo que nosotras hiciéramos buscaba la manera de compensarlo. Ponía todo el peso sobre sus hombros. No me gustaba, pero... no podía hacer nada al respecto. Antes de que Diana y ella se fueran cenamos. Mamá y yo hablábamos de mis clases de batería, y Diana estaba callada, igual que siempre. Nosotras ya no hacíamos el intento de sacarle las palabras, sabíamos que no serviría de nada y que provocaríamos más enojo en ella, así que la dejábamos ser como quisiera. Obviamente me preocupaba su actitud, pero ya había intentado muchas veces hablar con ella y nada había funcionado, decidí mejor darle su espacio.

Pero mantenía siempre mi atención en ella, me fijaba en cada cambio físico y aunque mamá y yo no lo habíamos conversado, Diana se veía más delgada y desgastada. Unas ojeras estaban creciendo bajo sus ojos y parecía que no dormía bien, y sus labios estaban resecos. Estaba segura de que mamá se había dado cuenta de todo esto, pero no sabía la manera en la que podía comenzar una charla tranquila con Diana en donde ella se abriera a nosotras. Ambas estábamos en alerta, pero lo ocultábamos. Además, entendía que mamá estaba ocupada, así que prefería no darle más responsabilidades, yo me encargaría de lo demás que correspondiera a Diana. Buscaría la manera de ayudarla, aún no sabía cómo...

Pero lo haría.

Diana fue la primera en levantarse de la mesa y luego de unos minutos mamá y yo hicimos lo mismo. Ella sacó las galletas del horno y las echó en una canasta. Se veían muy bien, mamá tenía el toque para esto. Diana y mamá se pusieron sus zapatos para salir, y después de que mamá se despidiera las dos salieron de casa. Subí a mi habitación y decidí seguir en busca de que género de música me gustaba más para tocar la batería. De todo lo que había escuchado me gustaban las las canciones de pop en inglés, pero aun así sentía que les faltaba algo. Estaba acostada en mi cama con los audífonos en mis oídos y con la vista en el techo. Me sentía relajada, la música era una buena manera de distraerte del mundo.

Una manera sana de hacerlo.

A pesar de estar oyendo música también estaba al pendiente de si Bakugo me enviaba algún mensaje. Estaba preocupada, sé que no la pasa nada bien con su madre. Pero no me había escrito y no sabía si tomar yo la iniciativa. Eran las siete de la noche, así que decidí esperar más tiempo para ver si él me escribía, si no lo hacía entonces lo haría yo. Seguí buscando canciones y recordé que Shinso me había enseñado una cantante que cantaba muy bien, pero no me acordaba de su nombre. Sin quitar la música entré a mis mensajes con él y le escribí.

Shinso

Oye, ¿cómo se llamaba la
cantante que me enseñaste
aquella noche?

¿Aquella noche?

La noche que follamos jsjs.

[Alfas] - Bakugo y tú Where stories live. Discover now