Sexagésimo octavo capítulo

775 66 42
                                    

[Una vez más...]

Mi cuerpo duele.

Duele mucho.

Podía saborear la sangre dentro de mi boca. Mis labios estaban partidos, goteando ese líquido carmesí a montones. Tenía mucho dolor en mi brazo derecho y en mis costillas. Estaba segura de que alguna fractura tenía. Sentía mis ojos hinchados, no sabía si era por llorar o por los golpes en mi rostro. Me dolía solo el respirar. Tosía y escupía sangre al sentirme ahogada. Alguien se acercó a mí y agarró mi mentón para poder verme bien.

— Espléndido —dijo, Tomura con una gran sonrisa en su cara.

La sangre goteaba de mi rostro y eso a él le fascinaba, lo podía notar en sus ojos. Estaba maravillado, como si fuera una obra de arte.

Esta demente.

Se acercó a mi cara y pasó su lengua por donde goteaba la sangre, probando de ella. Cerré mis ojos asqueada, pero no me moví, no tenía la fuerza para hacerlo. Tomura notó mi expresión y su sonrisa creció. Alejó mi rostro para poder verme mejor y luego volvió a acercarlo para volver a pasar su lengua en mí, y pensé que sería en el mismo lugar, pero no. Jadeé y mi alfa chilló al él pasar su lengua por mis labios ensangrentados. Por puro instinto traté de alejarme y Tomura apretó mi mentón en advertencia de que no lo hiciera.

— Dabi —lo llamó, aún sosteniendo mi rostro.

Oí como Dabi gruñó en señal de que le estaba prestando atención.

— Quiero que busques lo que necesito —ordenó— sabes muy bien a lo que me refiero —agregó agravando su voz.

Por un momento Dabi se quedó quieto, pero luego pude escuchar como sus pasos se alejaron. Tomura me dio una última mirada, esta vez llena de desprecio y sin ningún tipo de burla, y me soltó con brusquedad.

— Quiero que todos salgan —mandó serio.

Todos esos hombres que me habían golpeado se fueron, excepto sus dos cómplices más fieles. Los cuales se habían quedado desde que llegaron solo como espectadores. Tomura empezó a caminar alrededor de mí hasta que se detuvo quedando cara a cara, pero con unos centímetros de por medio que nos separaban.

— Te voy a contar una historia —dijo— el porqué nació mi odio hacia los alfas que quieren estar con otros alfas —puso sus manos atrás de su espalda.

Tenía una postura firme, mirándome desde arriba, estando consciente de que ya me tenía sometida ante él. Y yo me dejaba llevar por ese rol, sabía que no podía hacer nada, cualquier cosa que hiciera significaría...

Mi muerte.

Tal vez sería lo mejor, pero...

"— Bakugo... yo... —estaba dispuesta a decirle lo que tenía guardado, pero las palabras no salían por más que lo intentaba— mierda... —murmuré.

T/n, ¿que pasa?preguntó.

Quiero decirte solo una maldita palabra, pero... no sale, aún no puedo... —boté aire por la boca.

No sé que es lo que quieres decirme, pero sea lo que sea, dilo cuando estés listasuavizó mi frustración."

Aún...

Tengo que decirte gracias por todo.

Pero esta vez, un "gracias" de verdad, con cada detalle, cada emoción y gratitud. Espero que no sea demasiado tarde, porque quiero que sepas Bakugo...

[Alfas] - Bakugo y tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora