CAP 3 ENAMORADA

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"Si los latidos del corazón tuvieran nombre, los míos tendrían el tuyo".

-Demonios, aún no puedo creer que esa bruja te haya lanzado esa copa de vino encima. Estoy segura que lo hizo con toda la intención de molestarte.

Hacia más de 15 minutos que Liz venía berreando en la parte trasera del Taxi. Las chicas habían decidido que no tenía caso quedarse por más tiempo en la fiesta y menos al ver como había quedado el vestido de Natalia. Además tanto su bombón asesino como el Sr. Rogers parecieron esfumarse de la fiesta junto a la compañía del Sr. Anthony Rogers. Padre y fundador de la empresa Rogers Business Assiociation. Parecía que esos hombres solo vivían para trabajar.

Por otro lado, Taylor había sacado a bailar a la rubia con la que Henry había llegado a la fiesta, lo cual fue muy extraño para Liz, pero aún así lo agradeció. Estaba segura de que el muy chismoso le tendría información jugosa para el lunes que regresaran al trabajo. Tessa, mientras tanto, se había anclado en la barra para pedir toda clase de cócteles, se le veía muy animada y más de una vez mandó al diablo a los chicos que intentaron coquetear con ella. La morena era todo un casito.

-Pero esto no se va quedar así, Nat, encontraremos la forma de regresarse la. -Liz le aseguró mientras Nat venía pensativa en su asiento, repasando una y otra vez el breve encuentro que había tenido con su perfecto y hermoso jefe.

-Tú no harás nada, Liz. No dejaremos que su amargura y envidia hacía nosotras nos afecte. Debe ser una chica muy infeliz como para estar pensando en fastidiarle la existencia a otras personas. Ni siquiera nos conoce como para decir que nos odia y mucho menos hemos sido groseras o malas con ella. En fin... Me da tristeza que sea una mujer mal intencionada y con tan feos sentimientos.

Nat arrugó el ceño y frunció los labios. Era tan triste y agotador toparse en la vida con gente mal vibrosa así que lo mejor que podían hacer ahora era mantener su distancia y excluirla por completo de su círculo social.

-Pues yo no pienso olvidarlo, ya encontraré el momento indicado para regresarse la. La guerra ya fue declarada, bebé.

Liz sonrió como el gato risón para después frotar sus manos como el Sr. Burns. Pudiese que Nat fuese muy pacifista y dejada cuando se trataba de una pelea, pero ella era todo lo opuesto a eso y si una guerra era declarada en sus narices ella no sería la cobarde que izara la bandera blanca primero. Claro que no.

-Ya, deja de estar ideando planes para vengarte, ya no estamos en el colegio. -Nat le dio una palmadita en la frente para traerla de regreso, Liz se quejó y la miró mal por un instante para después reír y abrazarse a su costado.

-Descuida, hormiguita, siempre estaré aquí para patear el trasero de quién ose molestarte. Y eso incluye a nuestro jefecito, si algo llegará a pasar en un futuro, si él llegase a lastimarte, no dudes que estaré ahí para cortarles las bolas y hacer que se las coma. -Liz la miró con mucha seriedad provocando que Nat riera y negara con la cabeza.

-No sé porque te creo que así será, pero veraz que no será necesario. -Nat le respondió, pero ambas fueron interrumpidas.

-Llegamos señoritas.

El taxista les anunció y ambas bajaron del vehículo. Habían llegado a la modesta, pero acogedora casita de la tía Rachel ubicada en el corazón de Brooklyn. El barrio era decente, colorido y muy bien cuidado por las personas que habitaban en esa calle, todos los vecinos las adoraban. Y bueno... Pudiese que la familia de Nat no fuese adinerada, pero nunca les falto techo ni comida en su mesa. Además la tía Rachel era lo mejor que les pudo haber pasado a ambas. Era como una madre para Nat y como una tía muy loca para Liz.

Lღcɑʍєитє Eиɑʍღʀɑdɑ 💕Where stories live. Discover now