CAP 34 DESPERTANDO

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"Tu perfume huele delicioso, algo así como al amor de mi vida".

-¡Ahhh, Sr. Rogers! ¡Qué hace!

Natalia comenzó a reír con algo de nerviosismo después de haber sido aprisionada por un par de brazos musculosos. Steve había tirado de su mano una vez que estuvo sentado en la seguridad de su cama, la atrajo contra su pecho y la abrazó como si llevase mucho tiempo necesitándolo.

-Hmmm... Hueles muy rico...

Rogers ronroneó como todo un cachorrito mientras sus brazos rodeaban toda su cintura y su cabeza se recostaba contra el bulto esponjoso que formaba la redondez de sus pechos. Nat elevó las manos para no tacarlo y se quedó un poco rígida al sentir su contacto tan cercano, era la primera vez que veía a un hombre tan bueno, atractivo, fornido y muy lindo andar por ahí sin camisa o sin pantalón. Y quizá nadie le creería, pero jamás había imaginado cosas pecaminosas con su jefe, bueno no tan pecaminosas, ahora estaba segura de que nada de lo que hubiese imaginado se compararía con la realidad que estaba golpeándola justo ahora.

El hombre tenía músculos bien definidos por todas partes y una capita de vellito muy masculina sobre sus pectorales.

Si... El Sr. Rogers, su jefe gruñón, estaba sentado, y semi encuerado sobre su propia cama.

-¿A que huelo?

Nat preguntó bajito y entre risitas, pasó saliva y trató de relajarse mientras bajaba sus brazos con cuidado y apoyaba sus manos sobre los hombros desnudos de Steve para apoyarse. Éste soltó un profundo suspiro, provocando que la pelirroja diera un gracioso respingo cuando él frotó sus mejillas contra sus senos.

-Hmmm postres deliciosos...

Rogers respondió con torpeza, robándole una sonrisa divertida mientras sus manos curiosas comenzaban a jugar con el borde de su camisita de pijama, sumergiéndolas inapropiadamente por debajo de su prenda para sentir la calidez de su piel bajo sus manos.

-¡Steve! ¿Qué haces?

Nat se sobre saltó al sentir como sus dedos frió se escurrían como mantequilla por la curva de su espina dorsal, atrayéndola aún más contra su torso mientras su nariz la olfateaba, subiendo sin prisas hasta el hueco tibio de su cuello, lugar en donde le causó muchas cosquillas al frotar su barba crecida contra su piel nivea.

-Dios...

La pelirroja arqueó su espalda mientras un arremetedor escalofrío le erizaba los vellitos de sus brazos.

-Quiero comerte, preciosa...

Steve declaró con descaro mientras sus manos iban de regreso por toda su espalda hasta llegar a su cintura y continuar un poco más. Más abajo.

-¿Qué? ¡Ahhhh, Steve!

Nat pegó un gritito de verdadera sorpresa cuando el muy atrevido colocó las dos palmas de sus manos sobre los dos bultos redondeados de su pequeño trasero pelirrojo, masajeándolos suavemente mientras sus labios comenzaban a besar los lunares de su cuello. La respiración de Natalia se atoró en su pecho y a pesar de que tuvo la intención de detenerlo y reprenderlo por su atrevimiento, terminó derritiéndose entre sus brazos mientras él palmeaba con cariño sus glúteos.

-Ahhh.... Steve...

Natalia jadeó en un intento por reprocharle, pero echó su cabeza hacia atrás cuando sintió su lengua recorrer su cuello hasta su oreja, dejándose llevar por aquel instante en el que su corazón bombeó como una locomotora descarriada mientras su sangre se calentaba. Rogers gruñó algo incomprensible para después invitarla a montarse sobre su regazo.

Lღcɑʍєитє Eиɑʍღʀɑdɑ 💕Where stories live. Discover now